En medio de un gran apoyo expresado por los demás países latinoamericanos, Colombia sentó las bases para empezar en las próximas semanas el mentado proceso de paz. Los desafíos del nuevo paradigma.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció hoy la presentación de un Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, documento que “establece una hoja de ruta para llegar a un acuerdo final que termine de una vez por todas esta violencia entre hijos de una misma nación”. Luego del anuncio de hace pocos días, acerca del comienzo de una serie de negociaciones entre el gobierno de ese país y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Santos explicó en cadena nacional que “será un camino difícil, pero un camino que debe ser aprovechado por cualquier gobernante responsable, porque cientos de colombianos tienen un familiar que ha sido víctima de la violencia”.
Por su lado, el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como Timochenko, resaltó la importancia del acuerdo en un documento leído por sus compañeros desde La Habana. “Volvemos a una mesa reconocidos como adversarios y avalados por la comunidad internacional”, destacó Echeverri, quien subrayó el rol que han tenido los gobiernos de Cuba y Venezuela en el conseguimiento de este “noble objetivo que venimos buscando desde hace ya algún tiempo”.
En su mensaje, Timochenko instó a “Colombia entera” a ponerse de pie para impedir la ruptura de las negociaciones por la paz y aseguró que “otra Colombia es posible y entre todos podemos modelarla”, en un gesto que fue interpretado como la confirmación del comienzo del proceso de paz en el país cafetero.
Desde diferentes sectores de la política colombiana se ha resaltado la importancia de este proceso. Marcha Patriótica, movimiento de izquierda acusado por conservadores y derechistas -entre los que se cuentan muchos prosélitos del gobierno de Santos- de ser una suerte de ‘brazo político’ de las FARC, saludó el comienzo de las negociaciones. “Manifestamos nuestro decidido y pleno apoyo a este importante esfuerzo que, de prosperar, puede conducir a la sociedad colombiana por cauces distintos a los del despeñadero de la guerra que durante más de cinco décadas se le ha impuesto al pueblo colombiano por las clases dominantes”, señaló la organización a través de un comunicado oficial. Sin embargo apuntó que “cualquier esfuerzo serio de paz lo concebimos de la mano de la justicia social que, en las condiciones actuales, consiste en la definición de las vías y los mecanismos concretos para llevar a cabo las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que exige la sociedad colombiana”.
Por su parte, la segunda guerrilla en cantidad de militantes de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), expresó hoy su voluntad de sumarse a las negociaciones abiertas por las FARC y el gobierno. “Es indispensable que ahora todas las organizaciones populares y sociales, en su más variada composición, sean parte de este paso”, aseguraron en un comunicado. “Sólo con su participación activa será posible hacer de la paz un proceso real, estable, duradero y profundo, que supere las causas que originaron y alimentan el conflicto”.
El apoyo internacional
Frases de apoyo y solidaridad han llegado de todos los rincones del mundo, tras el anuncio de un proceso que podría terminar con más de 50 años de guerra en Colombia. Cuba fue uno de los primeros países en celebrar la medida, resaltando su trayectoria, “respondiendo siempre a una solicitud de las partes involucradas y sin influir en lo más mínimo en sus respectivas posiciones”. Tanto Santos como las FARC agradecieron por su papel de mediadores a los gobiernos de Cuba y Noruega, “pues este acuerdo no hubiese sido posible sin ellos. Ellos actuarán como anfitriones y garantes”, afirmó el mandatario colombiano. Y justamente Oslo será la sede de las primeras negociaciones entre las dos partes, anunciada para la primera quincena de octubre, para luego trasladarse a La Habana para la conclusión del proceso, “que se medirá en meses, no en años”, según el mismo Santos.
El presidente venezolano Hugo Chávez también señaló ayer su apoyo a este proceso. “Acompañemos a la hermana Colombia en sus esfuerzos por lograr la Paz! Ya lo dijo Simón Bolívar: “La paz es mi puerto, la paz es mi todo”, escribió al conocerse la noticia en su cuenta de twitter.
Chile ya designó a Milenko Skoknic, jefe de gabinete del Canciller, como embajador que acompañará el proceso de cerca con el fin de sellar “el genuino sentimiento de amistad y aprecio del pueblo de Chile por sus hermanos colombianos”, según expresaron en un comunicado. Hasta Barack Obama felicitó el comienzo de las negociaciones en Colombia. El presidente estadounidense, en plena campaña electoral, cuidará sin embargo los intereses de las doce bases militares que su país instaló en territorio colombiano, siendo, al fin y al cabo, un actor interesado en seguir el desarrollo del proceso.