En medio de un levantamiento popular, Argentina juega contra Perú en Lima, el principal foco de las protestas. Los clubes, los futbolistas y hasta la propia federación apoyaron las manifestaciones y denunciaron la violencia policial. Con Francisco Sagasti como nuevo presidente, el partido de hoy puede generar visibilidad a los reclamos del pueblo peruano.
Por Juan Stanisci * https://lastimaanadiemaestro.com
Miles de voces peruanas se unen en el mismo canto. “Sí se pudo”, cantan y celebran. Los gritos no tienen que ver con el partido que Perú jugará contra la selección Argentina el próximo martes en el Estadio Nacional de Lima. Tampoco con el clásico del Pácifico contra Chile, jugado dos días antes. Acaba de renunciar Manuel Merino, el presidente “usurpador” como lo señalaban en las calles, con un mensaje de cinco minutos y sin hacer referencia a los muertos, heridos y desaparecidos durante la represión policial en las protestas. Como la tormenta de Santa Rosa de Lima que hace siglos rechazó una invasión extranjera, el pueblo peruano explotó en contra de la corrupción política.
El lunes de la semana pasada, mientras los jugadores de la selección Peruana iban llegando a la concentración para preparar la tercera y cuarta fecha de eliminatorias, el Congreso destituía a Martín Vizcarra por “incapacidad moral”, con 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones. Vizcarra es el segundo presidente destituido en el mismo mandato.
En 2018 el presidente electo Pedro Kuczynski renunció antes de ser removido del cargo, también por “incapacidad moral”, debido a investigaciones que lo ligaban a sobornos de la constructora Odebretch. El cargo presidencial lo asumió Vizcarra, ahora destituido por el mismo motivo. El mismo día de la remoción, fue electo por el parlamento Manuel Merino. Tercer presidente en cuatro años. En las últimas tres décadas, siete presidentes peruanos renunciaron, fueron destituidos o terminaron encarcelados por casos de corrupción. Quizás el más emblemático sea Alan García quien se suicidó cuando la policía ingresaba a su domicilio para detenerlo.
El tiempo dirá que sucede con el nuevo presidente, Francisco Sagasti. Las protestas continúan, ya que los manifestantes ahora buscan la renuncia de los congresistas que llevaron a Perú a esta crisis. Por otro lado, todavía existe una chance de que Vizcarra vuelva a la presidencia a terminar el mandato.
La elección del Congreso el lunes 9 de noviembre fue bien recibida por la población peruana. Desde el martes las protestas se sucedieron frente al congreso, en distintos barrios de Lima y otras ciudades. Las manifestaciones no cesaron en toda la semana. Fueron creciendo en número de asistentes. Varias encuestas marcaban que 9 de cada 10 peruanos hubieran preferido que Vizcarra continúe en el cargo hasta las elecciones en abril. El martes y el miércoles la represión fue en aumento. Con un ojo en el clásico del Pacífico contra Chile y otro en el palacio Miraflores, la selección peruana se preparaba para la tercera fecha de las eliminatorias para Qatar 2022.
La FIFA prohíbe cualquier tipo de manifestación política por parte de las selecciones nacionales. El Estadio Nacional de Chile tenía la calma y el silencio que se vive en todas las canchas vacías por la pandemia del Covid-19. Conscientes de que cualquier exposición podía generar una sanción del máximo órgano del fútbol mundial, los futbolistas peruanos ingresaron al estadio. Al momento de cantar el himno, se tomaron de los brazos simbolizando la unión con su pueblo.
Parecen tiempos de cambio en el deporte de alto rendimiento. Posicionarse políticamente ya no está mal visto. Los y las deportistas adquieren un rol cada vez más importante a la hora visibilizar los reclamos de sus pueblos. LeBron James y Megan Rapinoe fueron banderas en contra de Trump en Estados Unidos. Gran parte del seleccionado chileno tomó partido por las protestas sociales, en contra de la represión de los carabineros y a favor del cambio constitucional. Ahora Paolo Guerrero, Renato Tapia, Pedro Gallese, Jeferson Farfán, Miguel Trauco, Christofer González, Edinson Flores, el ex futbolista Claudio Pizarro y hasta la propia Federación Peruana de Fútbol mostraron su apoyo a las protestas populares.
“Hemos decidido suspender algunas acciones de difusión por parte de nuestra Selección Mayor, por lo que no se realizarán conferencias ni entrevistas individuales. Hacemos un llamado a la unidad de todos los peruanos”, comunicó la FPF.
El sábado por la noche las protestas alcanzaron su punto más alto. Así también la represión policial. “Mamá, salí a defender la Patria, si no regreso me fui con ella”, se podía leer en un cartel entre la nube de gases lacrimógenos. A pocos metros, Inti Sotelo, de 24 años y Jack Pintado, de 22, fueron asesinados. Sotelo recibió un balazo en el pecho. Pintado murió después de recibir múltiples impactos de perdigones en la cara, el tórax y el cuello. Además un centenar personas resultaron heridas. Al momento de terminar esta nota cuarenta y cuatro manifestantes se encontraban desaparecidos y desaparecidas. La Coordinación Nacional de Derechos Humanos de Perú reclama el acceso a los cuarteles policiales.
“Lo logramos. Se dan cuenta lo que somos capaces de hacer? ahora, se viene lo más complicado, asumir el cargo alguien con los huevos suficientes para que esto cambie. Vamos Perú”, twiteó Renato Tapia el domingo por la tarde desde la concentración.
“Hoy sentimos todo este desorden político y lamentamos la pérdida de vidas humanas, personas desaparecidas y muchas personas heridas. ¿Quién es el responsable de esto? ¿Ahora quien pondrá la cara y decir que todo va estar bien? ¿Quién les va devolver la vida a estos valientes jóvenes? Todo lo que estos políticos han causado”, fueron algunas de las palabras de Paolo Guerrero, el histórico delantero hoy lesionado. “Merino no es mi presidente, este congreso no me representa”, se podía leer en el mismo posteo en su página de Instagram. La consigna es la misma que podía verse en las calles peruanas. Las manifestaciones no eran en defensa de Vizcarra sino de la democracia peruana y en contra de la corrupción. Los manifestantes sostienen que los casos de corrupción no solo están vinculados a ex presidentes, sino también a gran parte del Congreso.
Pedro Gallese arquero de la selección se pronunció en la misma dirección. “Lamento profundamente que jóvenes que solo querían una mejor patria hayan perdido la vida. Que todo esto no sea en vano y nos haga unirnos, levantarnos y sacar adelante a nuestro querido Perú. El cambio lo podemos generar todos desde donde estemos.”
“Basta de maltrato”, pidió Edinson Flores. “¡Basta de violencia”, fue el mensaje del lateral Luis Advíncula. “¡Basta de violencia! ¡Fuera los corruptos!”, reclamó el ex delantero Claudio Pizarro.
Los clubes peruanos y los futbolistas locales tampoco quedaron ajenos a las manifestaciones o la represión. Reimondo Manco de Club Atlético Grau dedicó su gol a “los dos guerreros que perdieron la vida por defender nuestros derechos.” Los futbolistas de los clubes Carlos Manucci y Sporting Cristal posaron la foto de los reporteros en forma de protesta. Los propios jugadores de Sporting Cristal enviaron una camiseta firmada a la familia de Inti Sotelo para que acompañe al féretro. “Por un corazón guerrero”, decía una de las firmas.
Hasta la renuncia de Merino el domingo por la tarde, el partido entre Perú y Argentina estaba en peligro. No estaban dadas las condiciones de seguridad debido a las protestas sociales. Las y los hinchas no querían la suspensión. No por las ganas de ver jugar a su selección sino por la posibilidad de exponer ante el mundo el maltrato y la represión que está sufriendo el pueblo. “No nos distraigamos por el fútbol, utilicemos el fútbol para hacer nuestra protesta aun más grande”, pide un video que se viralizó durante el fin de semana. “Como Gareca pensá. El martes somos locales contra Argentina en el Estadio Nacional de Lima. Nuestra queja tiene que llegar ahí”, el fútbol y el deporte en general, empiezan a ser vistos no como distracción sino como vehículo para amplificar protestas sociales.
Es la segunda vez en un año que la Confederación Sudamericana de Fútbol debe replantearse la sede de un partido importante. En octubre del año pasado la final de la Copa Libertadores de América tuvo que cambiar de ciudad, también por protestas sociales y manifestaciones. El partido debía jugarse en Santiago de Chile. Luego de varias idas y vueltas, de afirmaciones como “el partido no se mueve” o “está todo dado para que la sede se mantenga”, la CONMEBOL mudó la final. Justamente a Lima.
El Congreso designó como nuevo presidente previsional a Francisco Sagasti. Todavía se desconoce si cumplirá sus funciones hasta abril o si Martín Vizcarra volverá a la presidencia hasta las próximas elecciones. También está por verse la reacción de las y los manifestantes. De eso depende en gran parte el partido de mañana entre Perú y Argentina. Se sabe que la CONMEBOL suele sostener partidos hasta las últimas consecuencias. Veremos que sucede esta vez.
“Ah si en mi país no hubiera tanta polítca / ah si en mi país no hubiera gente paleolítica / ah si en mi país no hubiese militarismo / ni oligarquía / ni chauvinismo / ni burocracia / ni hipocresía / ni clerecía / ni antropofagia / ah si en mi país”, recitaba el poeta peruano Nicómedes Santa Cruz y sus versos son tan actuales como las muertes por represión. Asesinatos que duelen en toda América, pero que quizás algún día hayan servido para un futuro más justo. Y que como escribía el también poeta y peruano César Vallejo, “Entonces, todos los hombres de la tierra / le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; / incorporóse, lentamente / abrazó al primer hombre; echóse a andar.”