Por Mariano Bruno
El Frente Renovador, liderado por el hasta ahora candidato a presidente Sergio Massa, cada día sufre una nueva baja en sus filas y su participación en las PASO de agosto está cada vez más en jaque.
Mientras que desde su círculo íntimo niegan cualquier tipo de baja o alientan un acuerdo con el PRO, Sergio Massa pierde cada vez más fuerza en la provincia de Buenos Aires. Según los últimos sondeos, al fundador del Frente Renovador le queda el 22 por ciento de los votos, alrededor de la mitad de lo que cosechó en octubre de 2013. Caudal interesante para negociar -es un poco más de lo que mide María Eugenia Vidal-, pero demasiado bajo para continuar con sus aspiraciones presidenciales.
Luego de que estos días Mauricio Macri rechazara nuevamente un acuerdo, el intendente de Tigre adelantó que hablará hoy donde dará importantes anuncios. Mientras que hombres de confianza de Massa como el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, asegura que van a seguir adelante con la precandidatura presidencial, otros integrantes del Frente Renovador como Gabriel Katopodis (San Martín) o Luis Acuña (Hurlingham) -que pueden ser las nuevas bajas del espacio- antes que irse al FPV, ven con buenos ojos una alianza con el PRO y de este modo bajar a Massa a la provincia de Buenos Aires para someterse a una interna con Vidal.
Una hemorragia que no se detiene
Las fichas del massismo caen en un efecto en cadena sin retorno. El Frente Renovador sangra y el FPV reincorpora fuerzas del aparato peronista cada día. A la importante baja del intendente de Merlo, Raúl Othacehé, el sexto en el último medio año, se le sumó la de José Eseverri, alcalde de Olavarría y fundador del FR. La partida del olavarrense pegó fuerte y deja una herida grande en el espacio conducido por Sergio Massa, que ahora apostará al lobby empresarial en busca de fondos, ya que sus principales auspiciantes le anunciaron que no hay más dinero en la campaña, un factor fundamental en épocas electorales.
De esta manera las posibilidades del tigrense se acotan. De mantenerse en su posición actual y resistirse a declinar su candidatura a pesar de la salida de varios intendentes, Sergio Massa podría arriesgar plenamente su futuro político en esta elección. Otra de las posibilidades del intendente es bajarse de toda candidatura, mantener su banca, e intentar rearmar su imagen para el 2017 o 2019. Por último, otra salida es hacerle caso a algunos de sus intendentes y jugar con el espacio de Mauricio Macri como candidato a gobernador bonaerense. Trás la última negativa del líder del PRO de ir a una interna entre ellos dos y De La Sota, ésta parece ser la única posibilidad de un acuerdo.
Hasta hoy es una incógnita cuál de los caminos seguirá el intendente de Tigre. Lo cierto es que lejos quedaron los casi cuatro millones de votos que Sergio Massa obtuvo en las elecciones de medio término celebradas en 2013. Lejos quedó el posicionamiento como una apuesta renovadora que parecía ser el rumbo de una nueva era política; del kirchnerismo residual desencantado con las políticas de la presidenta Cristina Fernández, pero con la fuerza del aparato peronista bonaerense y los sectores que buscaban ese cambio. Remoto quedó el sueño del sillón de Rivadavia. Y mientras que Sergio Massa le da vueltas a sus posibilidades junto a su círculo íntimo de fieles conformado por Daniel Vila, Manzano y su suegro Fernando Galmarini, entre otros, el FR no deja de gotear. Y frente al inminente ocaso de su líder, sus hombres de confianza no paran de abandonar el barco.