Por Leticia Cappellotto. Una mirada sobre el comienzo del ciclo 2013 del programa televisivo Periodismo para todos, de Jorge Lanata.
En diciembre de 2011, Luis Majul editó la biografía de Jorge Lanata: Secretos y pecados de un periodista. En el adelanto para La Nación, el cronista de América señaló que Lanata le confesó que podría aceptar “una candidatura a presidente, en un caso extraordinario como la crisis del 2001”.
En noviembre de 2009, Majul había publicado El Dueño. La historia secreta de Néstor Kirchner, el hombre que maneja los negocios públicos y privados de la Argentina. Uno de sus capítulos -el séptimo- se llama “Lázaro” y está subdividido en otros dos: “El dueño de Santa Cruz” y “Lázaro es Néstor” (¿Les suena?). De aquí este fragmento, que da cuenta de los negociados de Lázaro Báez en Santa Cruz y cómo utilizó firmas ficticias para blanquear capitales con origen incierto: “El 16 de mayo de 2003, nueve días antes de la asunción de su amigo Néstor, Lázaro registró Austral Construcciones, la empresa madre de todo el grupo. A partir de ese momento Austral se transformó en la constructora más beneficiada por los contratos de la obra pública (…) A fines de 2005, Lázaro tomó control de su primera petrolera (…) en octubre de ese mismo año registró Epsur, otra petrolera (…) En diciembre de 2007, el gobierno de Santa Cruz le adjudicó siete de las quince áreas petroleras (…) ¿Por qué registra dos empresas distintas con un mismo objetivo? Solo se sabe que una de ellas es la que lo transformó en socio de Kirchner cuando todavía era presidente. Así lo reconoció el propio Néstor en una de sus declaraciones juradas.”
En su programa de Radio Mitre el 25 de marzo, Lanata contó una anécdota. Un oyente en la puerta de la radio le consultó: “El año pasado dijiste que había que perder el miedo; este año, ¿qué nos vas a decir?”. Si bien el periodista aduce no entender por qué la gente le pide “un mensaje”, por las dudas lo da: “Es un buen momento para decir lo que les quiero decir este año, más allá de que el 14 de abril lo diga en la tele. Yo les quiero decir que tenemos que cambiar. No podemos seguir así. Este país tiene que cambiar de una vez. No podemos sufrir así más. Y ojo, no estoy llamando ni a un golpe ni a una rebelión. Hay que lograr en las urnas que esta gente se vaya. Tenemos que sacar a esta gente votando a otra gente. Hay que cambiar, yo voy a hacer todo lo posible para que eso pase y les pido que hagan todo lo posible ustedes también”.
Dos domingos atrás el programa que conduce Lanata por Canal 13, Periodismo Para todos (PPT), alcanzó los índices de rating más altos de su historia desde que comenzara a emitirse en 2012 y además fue el programa más visto de todo el 2013, sin importar el canal. La explosión mediática por incluir en su informe central a personajes del mundo de la farándula viene a llenar un vacío en los programas denominados “telebasura” o “programas de chimentos”, creado sin duda por la ausencia de “El” coloso televisivo por antonomasia: Marcelo Tinelli. Es curioso que también el periodista de PPT se haya cruzado con este conductor durante el mes de febrero, calentando su regreso a la pantalla del 13. Como si fueran Mirtha y Susana, Tinelli y Lanata compiten por el podio del rating con una pequeña salvedad: este último declaró que podría ser presidente y el otro, no. Gracias a esto, el fenómeno televisivo “el programa de Lanata” pasa a ser un fenómeno cultural y político –en eso coincidimos con Martín Caparrós– y como tal vale la pena analizarlo un poco más allá de lo obvio. Sobre todo a sabiendas de que, como se explica más arriba, “la investigación” sobre lavado de dinero en la que basó sus dos primeros programas “Lázaro es Néstor” era por lo menos pública -aunque no vox populi- hace más de tres años.
El escándalo
Intrusos, Infama, Implacables, Dale! la tarde, Secretos verdaderos, Desayuno americano y Animales sueltos son algunos de los programas de chimentos que levantaron “el informe de Lanata” haciéndose eco de sus protagonistas: el esposo de la mediática Karina Jelinek, Leonardo Fariña, que-dijo-lo-que-dijo-pero-en-realidad-no-lo-dijo y Fabián Rossi, marido de Ileana Calabró. El día en el que Jorge Rial recibió en su estudio de Intrusos al supuesto testaferro de Lázaro Báez, el programa promedió 13,1 puntos, la marca más alta en su historia. Una win-win situation, que se vio reflejada en la distendidísima conversación que mantuvieron Lanata y Rial unos días después, donde no pararon de elogiarse mutuamente.
El humor
Cabe preguntarse por qué un programa político tiene una sección cómica. Por el tono jocoso de toda la emisión podemos pensar que el fundador de Página 12 intentaría emular a Tato Bores. Pero los programas de Tato eran esencialmente de humor con contenido político y no shows periodísticos con monólogos de humor. Tato en busca de la vereda del sol, por ejemplo, emitido por canal 9 durante 1990, fue galardonado con el premio Broadcasting a mejor show humorístico. En este sentido, el programa de Lanata tiene más que ver con el formato de Late night show norteamericano, que aquí quiso realizar Pettinato en varias oportunidades, sin éxito. En este sentido, se podría considerar que por esquema y franja horaria, el único programa de esas condiciones es Animales Sueltos, de Alejandro Fantino, en América, quien dicho sea de paso también se nutrió del “Fariña-Gate” desatado por Lanata durante estas dos semanas.
Pero entonces: ¿Para qué hace su monólogo Lanata? ¿Qué le suma al esquema periodístico que propone? Veamos: los monólogos de PPT están escritos por tres guionistas: Marcelo Birmajer, Esteban D’Aranno y Miguel Gruskoin. Con el primero tenemos material de sobra para entender por dónde viene la mano, pues se lo pudo escuchar atacando a las abuelas de Plaza de Mayo o discutiendo con una referente de la cultura independiente defendiendo los derechos de autor. También ha escrito una columna en Clarín donde define al Che Guevara como asesino. Finalmente, convocó a la marcha opositora del 18 de abril último. Y ustedes se preguntaban por qué sus chistes no causan gracia…
El Twitter
La revolución comunicacional que suponen las redes sociales no es novedad. Facebook y Twitter son cosa de todos los días, sobre todo en el mundo de las noticias. Según un estudio de la consultora ComScore publicado en diciembre, nuestro país está en el podio indiscutido de uso de redes sociales, liderado a nivel mundial por Latinoamérica. Pasamos 10 horas al mes involucrándonos con otros a través de canales que podrían denominarse como “no-tradicionales” desde el punto de vista de la comunicación política. Sin embargo, Twitter y la política tienen muchísimo que ver. Así lo demuestra el mensaje más retwitteado de la historia: el de Barack Obama festejando su reelección el año pasado. Y sin ir tan lejos, basta ver la convocatoria que se hizo en su momento por el 8N o el 18A. Atento a estos cambios en los paradigmas comunicacionales, Lanata dedicó todo un programa del año pasado a desmenuzar a los “Falsos twitteros k”, pero este año tomó el toro por las astas y se decidió a explotar su faceta 2.0. Si bien en su primera emisión el 14 de abril señaló que él no poseía Twitter, una cuenta con su nombre tiene más de 300 mil seguidores. Ya menos ingenuo, en la segunda emisión del programa explicó cuál sería el hashtag de la noche para que todos lo escriban bien (casualmente fue #LazaroEsNéstor como el capítulo del libro de Majul del 2009). El rebote en la red de microblogging fue analizado y contabilizado como una forma más de rating y llegó a más de 100 mil menciones en las dos horas que duró el programa.
Lanata dijo que aceptaría una candidatura a presidente. Lanata convoca a marchas opositoras. Lanata genera índices de adhesión dentro de una masa de población sin referencia política con los que cualquier dirigente soñaría. Lanata no es Tinelli. Lanata es #Lanata2015.