Por A. S. A*. El sacerdote párroco de la Catedral de Posadas, Alberto Barros y el obispo de la misma diócesis, Juan Ruben Martínez, cuestionaron la presencia de las mujeres que marcharon durante el 27° ENM y las acusaron de “grupos militantes violentos que quedaron en evidencia”.
El obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, acusó a las mujeres que participaron del 27° Encuentro Nacional de Mujeres los días 6, 7 y 8 en dicha ciudad, de “profesionales de la provocación y la violencia” en relación a las pintadas de protesta sobre las paredes de la Catedral, entre otros puntos de la ciudad.
En una conferencia de prensa, el obispo afirmó que van “a dejar las pintadas por 48 horas para que se reflexione. La ciudad quedó enchastrada, sometida y violentada”, dijo en referencia a la recorrida de más de 20 mil mujeres por las calles de Posadas. El objetivo de dejar las pintadas, según el sacerdote Alberto Barros, es “para que la gente vea qué es lo que puede hacer la locura de la intolerancia”. Algunas de las pintadas fueron: “Saquen sus rosarios, de nuestros ovarios”, “Si el papa fuera mujer, el aborto sería legal”, “Yo aborté y mi novia también”, “Ayer las secuestraron, hoy te vas de putas” “Yo decido. Aborto legal”.
Sin embargo y por el contrario del impacto de tales menciones, la marcha que se realiza todos los años consta precisamente en visibilizar hacia toda la población –especialmente hacia las mujeres- los debates y discusiones que se dan hacia el interior de los Encuentros, con motivo de llamar a toda la sociedad a una reflexión profunda.
Los “escraches” a las instituciones –entre ellas la Iglesia Católica- que se realizaron el domingo durante la marcha, tienen como objetivo el repudio a los que reproducen todas las formas de violencia hacia las mujeres, tanto simbólicas como físicas, representando e impulsando el modelo patriarcal de institución familiar y social.
La Catedral que fue custodiada por militantes varones católicos con los brazos entrelazados a modo de valla, recibió a las mujeres de diferentes organizaciones como la FUBA, la COMPA y otras agrupaciones de izquierda, que expresaron ante las miradas al vacío y sus rosarios en la mano, el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en relación a la soberanía sobre los cuerpos y la ausencia de una postura ante la creciente situación de trata y violencia hacia la mujer.
Sin embargo, la respuesta de Martinez de una hipocresía nefasta, declaró que “alguien debe hacerse cargo de la violencia” que desataron las manifestantes y pidió a la “Justicia que actúe para establecer responsabilidades”. “La Iglesia eligió el camino de la paz”, agregó, “y de la no confrontación”.
El 27° ENM concluyó ayer en Posadas, luego de tres días de debate y reflexiones en el marco de talleres y paneles, en una declaración de “emergencia” ante el aumento de los casos de violencia de género y la trata de las mujeres.
Violencia es perseguir
La Iglesia Católica ha sido una de las instituciones de nuestro país en connivencia con los peores sistemas perversos de persecución y encubrimiento, y además es una de las instituciones de adoctrinamiento y control social de mayor envergadura.
Las declaraciones del obispo Martinez de Posadas, en sintonía con la historia de su propia institución, puso al descubierto la sentencia de lo que no debe quedar impune, exigiendo a la Justicia una solución, y utilizando a las fuerzas de seguridad de la provincia para ello. “Hay filmaciones para que esto no vuelva a ocurrir”, y agregó que la Iglesia “tenía conocimiento del Encuentro Nacional de Mujeres y de lo que suele ocurrir en ellos”.
Además explicó que solicitó a la policía que no instalara vallas de seguridad frente a la Catedral, sin embargo, el mismo día hubo incidentes frente a una de las escuelas en donde un grupo de patotas intimidaron a mujeres de diferentes agrupaciones estudiantiles que se alojaban allí y que participaron del “escrache” a la Catedral junto con otras organizaciones, incendiando gomas en la puerta y con presencia hostil en móviles civiles –se estima de las fuerzas de seguridad de la provincia- durante toda la madrugada.
Mientras tanto el sacerdote párroco de la Catedral de Posadas, Alberto Barros aseguró que el grupo de personas que se encontraba en las escalinatas frente a la Catedral con el objetivo de defenderla, “no es de Posadas”, sino que pertenece a una ONG Red Federal de Familias vinculada a otra diócesis, la de Oberá, San Rafael: “Yo traté de disuadirlos pero me insultaron a mí con los rosarios en la mano”, indicó en relación a los acontecimientos del domingo en el marco de la marcha del ENM.
Videos, intimidaciones y la llegada a la ciudad de varones de otras diócesis bajo el lema del llamado a la paz, son las acciones que la Iglesia llevó adelante en Posadas durante este último Encuentro. “Es un grupo de violentas que le hacen un flaco favor a lo que es la defensa de la dignidad de la mujer, solas han desacreditado su mensaje” declaró el párroco mientras las mujeres posadeñas desde los balcones y en las calles durante el recorrido de la marcha, aplaudieron, avivaron y cantaron junto a las manifestantes “Mujer que escucha, únete a la lucha”.
* Andrea Sosa Alfonzo