Por Vivian Palmbaum @vivi_pal Foto: La Izquierda Diario
El pasado sábado 21 de julio se realizó en Zárate el encuentro del Movimiento Antinuclear de la República Argentina, MARA, que convocó a reunirse a las asambleas de vecinos, de diferentes territorios, afectadas por el plan nuclear.
El MARA se reunió en la Biblioteca José Ingenieros, Zarate, con una invitación abierta a sumarse y participar de la propuesta temática: el conflicto minero en La Rioja y la actual amenaza de la minería de uranio, minas de uranio no remediadas en Argentina, conflicto en Rio Negro por la implementación del reactor nuclear y la conquista de la ley antinuclear provincial, contaminación del basurero nuclear de Ezeiza, Chubut “la vaca muerta de uranio”.
El plan nuclear Argentino, desarrollado desde Zárate a través de las Atuchas, viene impactando en la salud y el medio ambiente de numerosas localidades de todo el país. Son varios los focos de resistencia en conflicto varias las provincias afectadas por el plan nuclear(La Rioja, Mendoza, Chubut, Córdoba, Bs. As., Rio Negro y Formosa entre otras. Desde la minería de uranio, pasando por la elaboración del combustible, hasta la implementación de reactores y la deposición de residuos nucleares, el ciclo del uranio genera riesgos problemas concretos que deben ser comprendidos para discutir sobre la energía nuclear. Tal fue el texto con el que se lanzó la convocatoria a reunir la problemática que pone en juego la vida, en distintos territorios, para sumar sus fuerzas.
Desde Marcha, entrevistamos a Agustín del Movimiento Antinuclear de Zárate-Campana, impulsores de la convocatoria, que aportó mayores precisiones.
¿Cuál es la necesidad a la que responde la conformación de un movimiento antinuclear a nivel nacional?
Básicamente la idea es armar un frente nacional para dar de baja el plan nuclear, visibilizar las consecuencias e invitar a toda la ciudadanía, desde el lugar que esté, para que forme parte de la toma de decisiones del plan nuclear. El MARA nace como una propuesta de las asambleas del sur de nuestro país, de Rio Negro y Chubut y es una invitación a las asambleas de los lugares donde están en conflicto por la cuestión nuclear. El MARA lo estamos integrando las asambleas en lucha de algunos de los territorios donde se da el ciclo nuclear. Hay asambleas de Rio Negro, Chubut, La Rioja, que expulsaron a muchas mineras, de San Rafael, donde está la mina de Uranio mas grande abandonada por la CNEA, de Embalse, Cordoba, donde está el reactor, Zarate, con la amenaza del reactor Carem y Formosa donde se quiere trasladar la planta de Dioxitec.
¿Qué expectativas tienen?
En Rio Negro hubo una gran movilización que en el 2017 cuando se intentó instalar el 5º reactor nuclear y consiguió frenar el plan provincial. Si bien consiguieron este resultado, creen que hay una amenaza que se sostiene, porque el gobernador está intentando vetar esa ley y entienden que necesitamos unir fuerzas. Zárate es hoy uno de los lugares principales desde donde se motoriza el plan nuclear. Hay muchos lugares, desde donde van a intentar hacer nuevos reactores o basureros nucleares, como en el caso de Chubut, o en el caso de las provincias mineras, que se ven amenazadas por la minería de Uranio.
La idea de presentar a Mara en Zarate es para hacer un llamado de conciencia no solo a las personas de Zarate, de toda la provincia de Buenos Aires y Capital Federal, que impulse la movilización. Lo que está ocurriendo en Zarate, que se presenta como una ciudad que tiene un proyecto con tecnología soberana, siempre quedó un poco indiferente a las demás personas de toda la provincia.
Nos parece importante visibilizar la extensión del plan nuclear argentino, que se inicia con la minería, hay muchas provincias que están en conflicto por la minería de uranio como La Rioja, Chubut: que hoy en día intentan convertirla en una provincia uranífera, Mendoza: que en San Rafael quieren reiniciar esta producción, y además mostrar la extensión que va desde las provincias mineras hasta la elaboración del combustible, en este caso sería Formosa, es decir, muchísimos kms.
También el quinto reactor necesitaba de un proceso que se iba a iniciar en Bariloche con el enriquecimiento de uranio. En Neuquén hay otra etapa que tiene que ver con los reactores de Atucha, que es la elaboración de agua pesada para los reactores de Embalse y Zarate. A esto hay que sumarle que hoy no exite un basurero nuclear, un depositorio definitivo. La mejor solución que encontraron fue, en la década del 80, postular a Gastre, en la provincia de Chubut. Son zonas que a largo plazo inevitablemente van a colapsar porque no hay una solución para los residuos radioactivos.
¿Para que MARA?
Queremos que sea un espacio en el cual las personas se puedan identificar con un problema, reconocer un riesgo muy grande, porque el riesgo de una central nuclear es a largo plazo y no tiene nada que ver que aún hoy en día no haya ocurrido una catástrofe, sino que es un riesgo a largo plazo. Con MARA pensamos un espacio para que puedan adherir y articular todas las organizaciones sociales, medioambientales, de derechos.
¿Cuál es el riesgo de la energía nuclear?
En este momento tenemos tres reactores: Embalse y dos de Atucha y si se continúa con los proyecto pueden venir dos reactores más que forman parte del preacuerdo con China. Lo que entienden las asambleas del resto del país es que esto va a ser una amenaza en la medida en que no desactivemos desde acá el proyecto nuclear.
Hay todo un relato de una tecnología soberana, de un proyecto energético soberano alrededor de las Atuchas, pero han traido muchos problemas en la zona. Zarate y Campana son dos polos industriales donde además hay reactores nucleares. En el caso de las Atuchas, una catástrofe eliminaría todo el ecosistema del Rio Paraná y aguas abajo donde están la mayor cantidad de población que se abastece de esa agua. Hay un boca a boca de muchas enfermedades ligadas al medio ambiente como cáncer y Parkinson, hay tasas muy elevadas si bien no hay datos oficiales y cuando las organizaciones piden estadísticas les son negadas, pero si se sabe que es una zona con una crisis sanitaria muy grave.
Entonces por un lado está el impacto ambiental que ya recibimos sumado al riesgo permanente de otra central nuclear y por el otro lado está la incoherencia y la irracionalidad de un proyecto de centrales nucleares que son cinco o seis veces más caras.
Nosotros lo que decimos es que hay alternativas de energías renovables, que no tienen el impacto de la energía nuclear, que arranca con la minería nuclear y termina con la basura radioactiva que no tienen solución. Es un proyecto carísimo, el mismo ministro Dujovne acaba de decir que el proyecto de energía nuclear es caro, pero lo que no dicen es que se les acaba de caer una línea de financiamiento que no pueden sostener, y que se da en paralelo al préstamo con el FMI, y es con los chinos. Además muestra que hay un negocio encubierto de la política con la obra pública. También las centrales son muy caras, se invirtieron miles de millones de dólares, en el caso de las Atuchas, para un proyecto que no tiene una autonomía. El preacuerdo con China tiene que ver con una tecnología que no maneja la Argentina. que es de segunda o tercera línea en el mercado internacional.
Historia nuclear
Agustín hizo una breve síntesis de la historia nuclear y la situación actual.
La energía nuclear nace en Argentina en plena dictadura, había una mirada militar sobre el tema, Castro Madero es quien impulsa las centrales y después de Malvinas se cae el proyecto y queda suspendido. En los 90 se abandonan las minas de uranio, porque había bajado su precio en el mercado, y ya no era negocio, y durante el kirchnerismo se relanza con el relato de la autonomía energética y de progreso tecnológico, que desde nuestro punto de vista es falaz porque ha conducido a la Argentina a un callejón sin salida, porque lo que decimos es “a lo nuclear se entra pero no se sale”. Tenemos Embalse y las Atuchas con la vida útil vencida, pero era más barato extender la vida útil de las centrales, lo cual conlleva un riesgo mucho más alto que cancelarlas, o sea postergaron la cancelación aumentando el riesgo de manera ilegal, donde no hubo audiencia pública, no hubo estudio de impacto ambiental, no hubo participación de la ciudadanía, como en cualquier lugar del mundo que si la requiere para este tipo de proyectos. El basurero de Ezeiza muy cerca del aeropuerto internacional, que tiene una situación única por estar en la cabecera de una pista de aterrizaje, que salta cualquier norma, y que tenia residuos de media y baja actividad que lamentablemente, se filtraron a las aguas subterráneas del rio Puelche, tal como indica una investigación inconclusa del año 2000, que si detectó la radiación en esas aguas subterráneas, que se desconoce el porcentaje pero que desde Zarate hasta Ezeiza, pasando por La Matanza, una superficie muy extendida en Buenos Aires.
Lo que tiene Atucha es que vierte sobre el Paraná una cantidad de residuos nucleares con los que no se sabe que hacer, el equivalente a la radioactividad que está en los residuos de veinte Chernobyl, tal como denunció el Dr. Montenegro. No existe una solución mágica, no existe una coyuntura política que nos garantice que va a estar el financiamiento para el desmonte de una central nuclear, no existe un lugar donde los residuos puedan ser contenidos, existirá como mucho una zona de sacrificio, donde puedan ser depositados los residuos que finalmente está destinada a colapsar y que se prolonga tal vez en cientos o miles de años en las que estas sociedades no van a existir. La tecnología nuclear amenaza los ecosistemas, más allá de nuestro presente, de nuestra cultura, de nuestra civilización, y lo que está en juego en el planeta es la posibilidad de la vida de nuevas sociedades y nuevas civilizaciones más allá de la nuestra.
“Hay que pensar en el riesgo en el presente y en la continuidad de la vida mas allá de nosotros”