Para construir un sistema social revolucionario, Venezuela se plantea la transformación del modelo policial. Para ello creó una universidad de la seguridad.
Dar cuerpo a un proceso de reforma policial, no basta cuando de lo que se trata es de virar el modelo de seguridad y proyectarlo de la mano de un modelo de país. Tal es el caso del proceso que se vive en Venezuela: la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES) se propone la deconstrucción del modelo de seguridad y la comprensión del mismo como objeto para el diseño de políticas de seguridad ciudadana,
En el 2006 el estado venezolano se planteó la necesidad de crear una nueva fuerza policial que responda a las necesidades de la revolución bolivariana. Para realizar una elaboración conjunta convocó a organizaciones de derechos humanos, entre ellas a la Red de Apoyo para la Justicia y la Paz.
Así se dio nacimiento a la Comisión Nacional para la Reforma Policial (Conarepol) que luego daría lugar a la UNES. La Conarepol inició un proceso de revisión interna de la policía venezolana. Allí surgió el proyecto de la Universidad de la Seguridad, inédito en su propuesta, pretendiendo no solo reformar la policía sino también dibujar la posibilidad y concreción de pensar distinto el modelo de seguridad.
La currícula que ven los estudiantes comprende materias sobre derechos humanos y formación política dictada por militantes y activistas sociales formados en esos temas. Literalmente los mismos que eran reprimidos por las fuerzas de seguridad, son ahora sus docentes.
Los egresados de la UNES pasan a formar parte de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Este proyecto se encuentra en proceso de expansión en todo el territorio nacional, y se propone unificar los ejes de formación en materia de carrera policial, logrando así que las policías regionales y municipales respondan al encuadramiento y estandarización del Ministerio del Poder Popular para Interior y Justicia.
Actualmente cuenta con 2158 egresado e incorporados a las filas de la PNB y 11.290 aspirantes en proceso de formación.
Soraya El Achkar, miembro de Red de Apoyo para la Justicia y la Paz, es activista por los Derechos Humanos y tiene 20 años trabajando con familiares de víctimas de abuso policial. Actualmente se desempeña como rectora de la UNES y fue entrevistada por César Padilla y Carlos Acosta, del periódico venezolano De pana!!! y colaboradores de Marcha.
¿Cuál es la relación entre creación de poder popular y el nuevo concepto de seguridad?
La seguridad no se puede entender como acción policial. La seguridad se tiene que entender como la posibilidad de disminuir los niveles de riesgo y de vulnerabilidad de la población. Si eso es así, el poder popular tiene mucho que hacer, porque sólo la organización comunitaria puede contribuir a la disminución de todos los escenarios que constituyan amenaza y vulnerabilidad para nuestro pueblo. Tiene que ver con vivienda, tiene que ver con salud, tiene que ver con educación, tiene que ver con un montón de situaciones que constituyen amenazas y riesgos. No es un problema de la seguridad física nada más, sino es un problema de toda la seguridad, entendida como la posibilidad de que la gente viva mejor.
La seguridad no se puede alcanzar si no hay movilización popular y si no hay poder popular organizado que gire entorno a la idea de que la seguridad no es represión sino prevención.
¿Cuál es la relación entre el estado, la sociedad y la policía, en función de la seguridad?
Yo comparto el criterio expuesto en el Foro, la policía no está al servicio del Estado, ni está al servicio de sus autoridades. Está al servicio de la población, pero el Estado está también al servicio de la población y la policía –de alguna manera- debe prestar auxilio a sus autoridades. Si, por ejemplo, hay que hacer una detención que está ordenada por el Ministerio Público, la policía es el brazo ejecutor; entonces, la policía tiene que prestar auxilio al Estado y a las autoridades, de lo contrario, no funcionaría el Estado de Derecho. Entonces, aún que preste auxilio a sus autoridades, no está al servicio de sus autoridades. Está al servicio de su pueblo y de las necesidades más concretas de su pueblo, en temas de seguridad. Porque la policía tampoco es un trabajador social. Es decir, la policía no se puede convertir en el que resuelve el alumbrado, el tipo que resuelve el tema de la escuela, el tema de la salud… no.
El policía está para resolver conflictos, que pueden terminar en violaciones a la propia integridad y a la seguridad física de las personas. Y por eso el policía se convierte en mediador y en un resolutor de conflictos, para que no se escale el conflicto y podamos terminar en el delito más grave de la sociedad que es el homicidio.
Ahora, la sociedad –sin duda alguna- tiene una función de control sobre la policía. La policía que nosotros tenemos es la que es, porque es la que la sociedad ha querido de alguna manera tener. Y la sociedad ha permitido que nosotros tengamos ésta policía. El día que la comunidad diga “ya no más, ya no quiero más policías corruptos, ya no quiero más policías que maten a la gente, que desaparezcan, que repriman”, ese día nosotros vamos a tener una policía distinta. Por eso también apoyo la moción que se dijo aquí, de que marchemos en paralelo: hay que formar al decisor público en temas de seguridad y en temas policiales, hay que formar al propio policía y hay que formar a la sociedad, para que la sociedad asuma el control sobre su policía, asuma el ejercicio de la contraloría externa sobre la policía, sobre la actuación de la policía y se empiece a entender que la policía también es un actor más que puede servir como mediador en los conflictos comunitarios.
En el modelo de país, nosotros caminamos hacia la autorregulación. Caminamos hacia una idea de una sociedad autocontrolada, autorregulada. Pero mientras eso no suceda, pues necesitamos a la policía. Pero la policía no puede ser la que resuelva todos los problemas de la comunidad, tampoco puede ser la que llegue reprimiendo, es un mediador. Como dirían los indígenas, es la gente dedicada al palabreo, es un palabrero.