Acto de conmemoración en la Catedral de Buenos Aires.
Por Leandro Segado. ¿Cómo se configura el campo popular ante un nuevo aniversario del fallecimiento de José de San Martín? El acto conmemorativo que se realizó en la Catedral de Buenos Aires la semana pasada, afirmó la necesidad de “construir la segunda y definitiva independencia”.
José de San Martín es considerado junto a Simón Bolívar una de las figuras emblemáticas de la lucha independentista de América Latina. Actualmente, se han dado procesos transformadores que demuestran una vez más cuán valiosos siguen siendo sus preceptos en la lucha por la soberanía frente al colonialismo e imperialismo que hoy enfrentan diversos países de la región.
Con la misma obstinación del Libertador, el pasado sábado 17 de agosto se nuclearon en un acto frente a la Catedral de Buenos Aires diversas organizaciones, agrupaciones y frentes sociales con una matriz política que iba desde el nacionalismo revolucionario hasta la izquierda independiente.
La mañana era fresca y el sol que comenzaba a despejar la jornada promovía el agrupamiento paulatino. Marcha estuvo en el acto que conmemoró el fallecimiento del revolucionario latinoamericano, José de San Martín, donde reposa su cuerpo. Marcelo “el Gaucho” Yaquet de la Corriente Política 17 de agosto, nos contó sobre su visión y el legado de San Martín en la actual coyuntura.
– ¿Por qué hoy y acá este homenaje al revolucionario José de San Martín?
En primer lugar, el nombre de nuestra organización, CP 17 de Agosto, tiene que ver con el fallecimiento del gran Libertador José de San Martín, de modo de reafirmar nuestro compromiso militante del día a día y rendir honor a uno de los mejores hombres de nuestra historia. Un hombre que tiene una dimensión no sólo para nosotros a nivel nacional sino también una dimensión para el continente.
San Martín no es el de bronce, no es el San Martín frío, sino el San Martín lleno de calor, que peleó al lado de los indios, con los gauchos y los criollos. Fue un hombre integral en su conducta y en su austeridad. Un verdadero revolucionario y un verdadero patriota en estas tierras. Es por eso que todos los 17 de agosto venimos. En esta ocasión, convocamos a diferentes organizaciones populares y hermanas, de diferente extracción política, compañeros que abrazamos al nacionalismo revolucionario, compañeros que abrazan la izquierda, y compañeros que venimos de lecturas marxistas pero con acercamientos en la cuestión nacional. Entendemos que es necesario de a poco recuperar ese San Martín que no es de la clase dominante, sino un San Martin de nosotros, del pueblo.
– ¿Qué vigencia tiene el legado de San Martín hoy en Argentina y en América Latina en general?
El legado principal del Libertador está presente hoy más que nunca en nuestra realidad como nación y como región. Los procesos de los bloques regionales (ALBA, UNASUR, CELAC, MERCOSUR) ponen de relieve esa discusión de integración. Obviamente que hay diferentes niveles de integración en cada uno de los bloques. Pero nos parece que es un piso para avanzar en una verdadera integración a ese sueño frustrado que tuvo no solamente San Martín, sino también Simón Bolívar: el sueño frustrado de la patria grande. El legado tiene que ver esencialmente con la unidad regional y con la integración real. Esto es, poner todos los recursos en función de eso y disputarle al imperialismo y a los grupos económicos la renta al petróleo, la renta agraria y la renta minera. Construir una gran fuerza social, compuesta por aquellos mismos sectores que San Martín convocaba a su ejército.
– Con respecto a los bloques regionales que mencionabas, así como desde espacios de organización popular como el ALBA de los Movimientos Sociales, ¿qué procesos concretos te parece que reflejan esa impronta revolucionaria que tenía San Martín?
El proceso político que está más avanzado a nivel regional es el del pueblo venezolano con su gobierno. Nos parece que Chávez es el Libertador del Siglo XXI, así como San Martín y Bolívar lo fueron hace 200 años atrás. Conjuntamente con el pueblo de Bolivia y su presidente Evo Morales, también en Ecuador con Correa. Lo que implica el ALBA, sin olvidarnos lo que implica para todo este proceso la Revolución Cubana, que de alguna manera fue la luz en el marco del infierno neoliberal de los ’90. Fidel Castro y el pueblo cubano fueron parte de esa vanguardia a nivel continental. Los otros países están en constante disputa, y ahí está bien anclada la cuestión de la lucha por la independencia, con mucha fuerza del campo popular. Es por eso que abrazamos la consigna de pelear y avanzar por la segunda y definitiva independencia
– ¿Qué implica esa segunda y definitiva independencia hoy en Argentina?
Que hoy por hoy no estamos en una Argentina plenamente soberana, tenemos un territorio ocupado como son las Islas Malvinas. De alguna manera, la misma causa que tienen los palestinos, y todos aquellos donde las fuerzas imperialistas ocupan sus territorios. Naturalmente, los grupos económicos tienen una fuerte presencia en Argentina. Se sigue extrayendo y llevando recursos naturales. Por lo tanto, la lucha real por la independencia y la soberanía tiene que ver con esto: en manos de quien están los recursos naturales, cómo se construye una democracia del pueblo, cómo se avanza en mayores niveles de integración en América Latina, cómo reconstruir un proyecto nacional que tenga ese sentimiento sanmartiniano, ese germen de lo que implicó el Ejército de los Andes.
Todo eso implica reivindicar tanto a San Martín como a Belgrano, Güemes, Quiroga, Juana Azurduy y tantos otros hombres y mujeres de nuestra historia que dieron la vida y que intentaron construir un proyecto de lo más noble y puro. Y esto tiene que ver con toda nuestra historia, con el sindicalismo de 1900, con el yrigoyenismo, con el movimiento más grande de masas que es el peronismo. Tiene que ver con la resistencia peronista, con el general Valle peleando contra la dictadura de Aramburu-Rojas, con el Cordobazo, con las organizaciones revolucionarias de la década del ´70, con la generación que hicimos la resistencia en los ´90, con Santillán y Kosteki, con el Oso Cisneros.
Ahí está toda nuestra historia, desde el ejército de Los Andes hasta estas últimas luchas que implican la construcción y la pelea por una nueva soberanía. Consiste en reconocerse en todos esos procesos como organizaciones populares y tomar esa esencia revolucionaria por la dignidad de nuestro pueblo y por la soberanía de nuestra patria.