El terror se basa en la desinformación. Aquí, una guía práctica de consejos para evitar subirse a la ola de pánico del Coronavirus.
Por Darío Cavacini | Foto de Pau Barrena/AFP
Desde la perspectiva de la salud mental, una pandemia es una perturbación psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada, ya que irrumpe de un modo impensado y repentino, aumentando el estrés, la angustia y la ansiedad. Por lo general, también se sobrecargan los recursos locales y quedan amenazados la seguridad y el funcionamiento normal de las comunidades.
Se considera que toda la población sufre tensiones y angustias en mayor o menor medida ante situaciones inéditas como la que se está viviendo actualmente ante la propagación del brote del Coronavirus COVID-19. Es necesario destacar que no todos los problemas psicológicos y sociales que se presentan deben ser calificados como enfermedades; la mayoría son reacciones normales ante una situación anormal.
Para evitar el agravamiento de estos estados, el Departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud desarrolló una serie de recomendaciones como apoyo al bienestar psicológico de las comunidades durante el brote del COVID-19. Las mismas tienen como objetivo reducir los efectos que estas perturbaciones puedan llegar a causar en las comunidades, o al menos evitar que éstas se prolonguen en tiempo y espacio, perjudicando la salud psicofísica de las personas.
Para la población en general:
– No adjudicar la enfermedad a ninguna etnia o nacionalidad específica. Ser empático/a con los afectados/as, en y desde cualquier país, las personas con la enfermedad no han hecho nada malo.
– No referirse a las personas con la enfermedad como “casos de COVID-19”, “víctimas”, “familias de COVID-19” o el/la “enferma”. Son “personas que tienen COVID-19”, “personas que están siendo tratadas por COVID-19 “, “personas que se están recuperando del COVID-19 “y después de recuperarse de COVID-19 su vida continuará con sus trabajos, familias y seres queridos.
– Evitar mirar, leer o escuchar noticias que causen ansiedad o angustia; buscar información principalmente para tomar medidas prácticas para preparar los planes y protegerse a usted y a sus seres queridos. Buscar actualizaciones de información en momentos específicos una o dos veces por día. El flujo repentino y casi constante de noticias sobre un brote puede hacer que cualquier persona se sienta preocupada.
– Informarse a través del sitio web del Ministerio de Salud de la Nación, donde está la información oficial actualizada diariamente. Esto puede ayudar a distinguir los hechos de los rumores y disminuir la ansiedad.
– Buscar historias e imágenes positivas de personas locales que han experimentado el nuevo coronavirus (COVID-19) y se han recuperado o han apoyado a un ser querido a través de la recuperación y están dispuestos a compartir su experiencia.
– Apoyar a los/las cuidadores y trabajadores/as de la salud que apoyan a las personas afectadas con COVID-19 en su comunidad. Es necesario entender el papel que juegan para salvar vidas y mantener seguros a sus seres queridos.
Para cuidadores/as de niños/as
– Ayudar a los niños/as a encontrar formas positivas de expresar sentimientos perturbadores como el miedo y la tristeza. Cada niño/a tiene su propia forma de expresar emociones. A veces participar en una actividad creativa, como jugar y dibujar, pueden facilitar este proceso. Los niños/as se sienten aliviados si pueden expresar y comunicar sus sentimientos perturbadores en un ambiente seguro y de apoyo.
– Mantener a los niños/as cerca de sus madres/padres y familiares si se considera seguro para el niño/a, y evitar separarlos de sus cuidadores tanto como sea posible. Si un niño/a necesita ser separado/a de su cuidador principal, asegurarse de que la atención alternativa sea adecuada o equivalente y hacer un seguimiento regular del estado emocional del niño/a.
– Asegurarse que, durante períodos de separación, se mantenga un contacto regular con las madres/padres y cuidadores, como llamadas telefónicas o de video programadas dos veces al día u otra comunicación apropiada para su edad (por ejemplo, redes sociales según la edad del niño/a).
– Mantener rutinas familiares en la vida diaria tanto como sea posible, especialmente si los niños/as están confinados en la casa. Proporcionar actividades atractivas apropiadas para la edad de los niños/as. Cuanto más se pueda, animarlos a seguir jugando y socializando con otros/as, incluso si es solo dentro de la familia (en caso que se aconseje restringir el contacto social).
– Durante tiempos de estrés y crisis, es común que los niños/as busquen más apego y sean
más exigentes con las madres/padres. Discuta el COVID-19 con sus hijos/as con honestidad e información apropiada a su edad. Si a los niños/as les preocupa, abordarlos juntos puede facilitar la tramitación de su ansiedad. Ellos/as observarán los comportamientos y emociones de los adultos en busca de pistas sobre cómo manejar sus propias emociones en tiempos difíciles.
Para cuidadores/as de adultos mayores
– Los adultos mayores, especialmente en aislamiento y aquellos con deterioro cognitivo/demencia, pueden estar más ansiosos, enojados, estresados, agitados y retraídos durante el brote o mientras están en cuarentena. Brinde apoyo práctico y emocional a través de redes informales, familias y profesionales de la salud.
– Compartir hechos simples sobre lo que está sucediendo y brindar información clara sobre cómo reducir el riesgo de infección en palabras que las personas mayores con / sin deterioro cognitivo puedan entender. Repetir la información cuantas veces sea necesario. Las instrucciones deben comunicarse en un forma clara, concisa, respetuosa y paciente. También puede ser útil que la información sea exhibida en escritura o imágenes.
Personas en aislamiento
– Mantenerse conectado/a con sus seres queridos. Incluso en situaciones de aislamiento intentar, tanto como sea posible, mantener sus rutinas diarias personales. Si las autoridades sanitarias recomiendan limitar su contacto social físico para contener el brote, puede quedarse conectado por correo electrónico, redes sociales, videoconferencia o teléfono.
– Durante los momentos de estrés, prestar atención a sus propias necesidades y sentimientos. Es saludable participar de actividades que disfruta y encuentra relajantes. Haga ejercicio regularmente, mantenga rutinas de sueño regulares y coma comida sana. Mantener las cosas en perspectiva, agencias de salud pública y expertos/as en todos los países están trabajando en el brote para garantizar la disponibilidad de la mejor atención para aquellos afectados/as.
– Una corriente casi constante de noticias sobre un brote puede hacer que cualquier persona se sienta ansiosa o angustiada. Buscar actualizaciones de información y orientación práctica en momentos específicos durante el día proveniente de profesionales de la salud y del sitio web del Ministerio de Salud de la Nación y evitar escuchar o seguir rumores que le hacen sentir incomodo/a o angustiado/a.
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