La última película de Netflix, La Red Avispa, cuenta la historia de lxs agentes cubanxs que en la década del 90 se infiltraron en Miami para desarticular las acciones de grupos de extrema derecha contra Cuba. Una historia silenciada por los medios masivos, y que con la película rompe, al menos en parte, con el cerco mediático.
Por Omar Olazábal Rodríguez*
NETFLIX, esa poderosa plataforma de “streaming”, que tiene más de 150 millones de usuarios registrados en el mundo, acaba de estrenar la película del realizador francés Olivier Assayas , que, bajo el título de “La Red Avispa”, trata de contar con una alta dosis de ficción, la historia de los agentes de la inteligencia cubana que en los años 90s del pasado siglo intentaban evitar que nuestro pueblo sufriera agresiones y atentados desde las organizaciones extremistas de la Florida. Toma como base el libro del brasileño Fernando Morais “Los últimos soldados de la Guerra Fría”, y narra fundamentalmente los hechos alrededor de las figuras de René González, uno de nuestros Cinco Héroes y su esposa Olga Salanueva.
En la medida en que se va contando la trama, se agregan otras historias relacionadas directa o indirectamente con los protagonistas. Con una duración de más de dos horas, y a la manera de un “thriller” a los que nos tiene acostumbrados el cine occidental, vamos conociendo poco a poco lo que intenta contarnos el realizador. Para ello se nutrió de una constelación de estrellas internacionales, encabezadas por la española Penélope Cruz y el venezolano Edgar Ramírez, a quienes acompañan el brasileño Wagner Moura, el mexicano Gael García Bernal y la mundialmente reconocida actriz cubana Ana de Armas.
No soy crítico de cine, no me corresponde analizar públicamente las características dramatúrgicas del filme ni sus resultados artísticos. Lo que sí está claro es que la intención del director fue llamar la atención y provocar polémica. Si ya Wikipedia califica la película como “propaganda del régimen cubano”, o críticos de libelos que pululan en el ciberespacio se atreven a afirmar, sin comprobar, que el filme fue grabado totalmente en Cuba, lo que es incierto, realmente es porque “La Red Avispa” ha tocado fibras muy sensibles a ambos lados del Estrecho de la Florida y en otros lares. Cualquier obra cinematográfica que logre captar la atención por el tema y el elenco es un punto a favor de la producción. Con eso jugó inteligentemente Assayas y lo logró al ser comprada la película por Netflix.
De la misma manera, los que sí luchamos por la libertad de los Cinco y nos adentramos en los abusos cometidos contra ellos, podemos estar insatisfechos con la superficialidad con la que se trata su historia, la que, dicho sea de paso, solo llega hasta el momento en que son llevados a los tribunales. O sea, nada de las vicisitudes de un proceso plagado de arbitrariedades y llevado de la mano por la prensa miamense, así como los largos años de un movimiento internacional por la liberación de los injustamente encarcelados René, Fernando, Gerardo, Ramón y Antonio. Y aquí surge la pregunta que debemos hacernos todos los que , como yo, nos alegramos con su retorno: ¿Es realmente Olivier Assayas quien debe narrar toda la historia?
Por supuesto que no. En el quehacer audiovisual de nuestros tiempos tenemos varios pendientes que aún esperan por una feliz concreción. Hay temas que se han tocado tangencialmente, pero que no lograr llegar a contar toda la dimensión del hecho histórico. Uno de ellos, por ejemplo, es la epopeya de todo un pueblo en los años 90s, lo que se llamó el Período Especial. ¡Cuántas historias de vida, de sufrimiento y de heroísmo marcan esos duros años! De la misma manera, nuestros Cinco merecen toda una serie de televisión. Que podría, incluso, tener varias temporadas. Hecha por nosotrxs, para nosotrxs. Porque detrás de cada uno de ellos, hay toda una historia humana y familiar.
“La Red Avispa” nunca tuvo como objetivo llenar todos los vacíos alrededor del tema. Como tampoco lo tuvo “13 días”, aquella película que sobre la Crisis de Octubre realizara Kevin Costner, quien personalmente viajó a La Habana a presentarla. O la tan criticada serie “Chernobyl”, que HBO produjera con su lenguaje y visión unilateral de la historia. Y es que narrar un hecho histórico desde la ficción puede ser tan difícil y con versiones tan variopintas, que es posible que nadie salga satisfecho.
Yo, por mi parte, la agradezco. Porque, sin ser la película fiel a la verdadera historia, nos dice:
1.Hay organizaciones terroristas en Estados Unidos actuando libremente contra Cuba.
2. Luis Posada Carriles reconoció públicamente sus acciones contra ciudadanos civiles cubanos
3. Los atentados en los hoteles cubanos en el año 1997 provocaron la muerte de un inocente ciudadano italiano, el joven Fabio Di Celmo
4. El clima de hostilidad en algunos sectores de la comunidad cubana en Miami siempre ha existido y seguirá existiendo.
Nos puede decir muchas otras cosas. Y el simple hecho de que ahora millones de personas puedan saber, aunque sea un pedacito, de lo que ha tenido que soportar nuestro país por más de 60 años, me parece un éxito. Que los que se sientan aludidos intenten hacer una campañita para que Netflix retire la película señala que les dolió ser desenmascarados, aunque sea un poquito. Por lo que no nos sintamos desilusionados. Puedo decir que pocas veces el tema cubano, sin ofensas para nuestro pueblo, ha logrado llegar a las audiencias masivas. Para ello hay todo un bloqueo, tal vez no escrito ni legislado, pero que funciona como un férreo cinturón para que nuestro cine no llegue al público internacional.
Por lo tanto, yo agradezco a Olivier Assayas que se haya atrevido a hacer su película. Porque también, y sobre todo en estos tiempos, hay mucho de cobardía a la hora de asumir retos. Temor de ser censurados por las grandes cadenas de distribución o vilipendiados por los chillones adalides de algunas redes sociales. Por lo pronto, veamos “La Red Avispa” para entretenernos un rato. Ya está en la lista de los 10 más buscados en Netflix esta semana. Lo que falta por decir lo tendremos que hacer nosotrxs.
*Originamente publicada en cubadebate.cu