Por Luis Campos. El viernes 1º de junio los trabajadores de la industria del azúcar de las provincias de Jujuy y Salta llevaron adelante un paro por 24 horas en demanda de un salario mínimo de $5000.
La medida se realizó, también, en reclamo por otras condiciones de trabajo. Una nueva huelga está prevista para el próximo viernes 8 y podría extenderse al sábado 9.
Después de muchos años de haberse mantenido a la defensiva, los trabajadores azucareros han retomado la iniciativa y vuelven a impulsar luchas que tienen sus raíces en una distribución desigual de la riqueza y del poder en las provincias del norte argentino.
Si bien la mayor cantidad de trabajadores y producción azucarera se concentran en la provincia de Tucumán, los conflictos actuales están siendo encabezados por los sindicatos de los ingenios más grandes de Jujuy y de Salta, que a su vez son el primero y el tercero en importancia del país: el Ingenio Ledesma, propiedad de la familia Blaquier, y el ingenio San Martín de Tabacal, que durante décadas administró la familia Patrón Costas.
Estos ingenios son los más importantes dentro de una de las actividades económicas que concentra a una gran parte de los trabajadores de estas provincias. En Jujuy, los trabajadores de la industria de la alimentación (donde la producción azucarera es la más relevante) son casi 11 mil y representan el 80% de los trabajadores de la industria manufacturera de la provincia. En Salta son poco menos de 9 mil trabajadores, que abarcan casi el 60% de la industria manufacturera.
Esta presencia les otorga a los trabajadores azucareros una importancia estratégica en relación al resto de los trabajadores de estas provincias, ya que otros sectores que explican gran parte de la ocupación total están directamente relacionados con la suerte de este sector (entre ellos, los trabajadores de la construcción, del comercio y del transporte).
A pesar de esta importancia -y de la existencia de una historia muy rica en materia organizativa, con hitos durante la primera mitad de los años ’70-, desde el retorno de la democracia los sindicatos azucareros no habían ocupado un lugar central en la organización de los trabajadores de Jujuy y Salta.
Por detrás de esta ausencia se encontraban los recuerdos de la represión de la dictadura militar, que se ensañó particularmente contra los trabajadores azucareros; la crisis del sector durante los años ’90 y la existencia de conducciones sindicales que se mostraban llamativamente cercanas a la dirección de las empresas.
Sin embargo, en los últimos años nuevas camadas recuperaron las organizaciones sindicales y volvieron a plantear un pliego de reivindicaciones referidas a los niveles salariales y a las condiciones de trabajo.
Como consecuencia de este proceso, en el año 2010 los trabajadores de la industria del azúcar en Jujuy y Salta lograron equiparar sus niveles salariales con los vigentes en la provincia de Tucumán, conquistando así una reivindicación histórica.
Poco tiempo después, a comienzos del año 2011, la dirección del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma, tradicionalmente cercana a la dirección de la empresa, fue reemplazada por una nueva conducción. Esta promovió un plan de lucha que incluyó -por primera vez en más de 15 años- la realización de una asamblea, que contó con la presencia de más de 800 trabajadores. Luego de medidas de fuerza, en el mes de agosto se firmó un nuevo convenio colectivo de trabajo.
La actuación conjunta de los sindicatos azucareros de las provincias de Jujuy y Salta, entre ellos el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio Ledesma, el Sindicato de Trabajadores del Azúcar San Martín del Tabacal, el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del Ingenio La Esperanza y el Sindicato de Obreros y el Centro de Empleados del Azúcar del Ingenio Río Grande-La Mendieta, ha potenciado los reclamos de los trabajadores del sector, y ha tenido efectos colaterales no menores.
Por un lado, ha forzado a la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (FOTIA) a incrementar los reclamos salariales correspondientes a los trabajadores azucareros de Tucumán. Por el otro, ha impulsado la recuperación de la Federación Azucarera Regional (FAR), que históricamente había agrupado a todos los trabajadores del azúcar de Jujuy y Salta.