Por Francisco Longa y Edgar Juncker. Las novedades en la carrera electoral hacia el 2015 no cesan y siguen caracterizadas por la ‘liquidez’ de los espacios políticos. Los pases entre dirigentes de una fuerza a otra; El PRO, el Frente Renovador y el FpV en negociaciones y acuerdos que sobrepasan el tiempo mínimo de la gestión pública.
Hacia finales del siglo XX, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman acuñó el concepto de la “modernidad líquida” para dar cuenta de la fragilidad de las identidades en las sociedades contemporáneas. El presente repaso por el escenario político argentino y los “pases” entre dirigentes de los diferentes partidos políticos nos resalta la fugacidad de los acuerdos y la inestabilidad de la política en Argentina.
El universo oficialista puro
En estos días desde el oficialismo la concentración está enfocada en las negociaciones con los fondos buitres para evitar un posible default técnico en una semana clave. No obstante, los principales candidatos continúan su marcha. En ese plano, el que viene jugando fuerte, y con necesidad de restar puntos de diferencia a su principal competidor, es Florencio Randazzo. El ministro de Interior y Transporte viene ejerciendo fuertes críticas a la gestión de Daniel Scioli, instándolo a discutir sobre diversos temas como seguridad, educación, salud, entre otros, en lo que parece ser una estrategia agresiva para diferenciarse y polarizar una posible interna del espacio kirchnerista.
En lo que refiere a la posición de las organizaciones “de base” ligadas al oficialismo, con La Cámpora y el Movimiento Evita como referentes, cabe destacar que los distintos homenajes a Evita en el aniversario número 62 de su muerte fueron la excusa para solapar cierto distanciamiento entre esas agrupaciones. Mientras que Unidos y Organizados convocó en Córdoba a un encuentro de debate y homenaje que tuvo como único orador al Secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el Movimiento Evita realizó una Asamblea ampliada simultáneamente en la Universidad de Lanús, con la asistencia de funcionarios y referentes como Jorge Taiana, Emilio Pérsico y el “Chino” Navarro.
Mientras que en ambos actos se manifestó la “necesidad de profundizar el modelo” y la fidelidad al programa se mantiene, la diferencia pasa fundamentalmente en que mientras el armado que conducen Máximo Kirchner y el Cuervo Larroque no se ha manifestado a favor de ningún candidato, a esperas de una clara señal de Cristina, en el Evita parecen más preocupados en motorizar el debate interno entre sus militantes, a la vez que buscan salir a instalar con fuerza la figura de Taiana como presidenciable.
Las aventuras de la provincia de Buenos Aires
La política electoral del distrito más grande del país tiene a dos grandes protagonistas: el sciolismo y el massismo. Mientras que al macrismo y a los kirchneristas puros les quedan solamente lugares de reparto en la novela.
Del lado del gobernador, la estrategia parece tener dos brazos: por un lado la agresiva campaña publicitaria de la “ola naranja” que busca instalar una imagen “activa” de la gestión, principalmente en materia de seguridad. Por el otro, la puesta en marcha de un complejo andamiaje de acuerdos políticos con intendentes y referentes de organizaciones sociales y políticas en general.
Así, en estos días Scioli dejó de lado los eufemismos habituales en las últimas horas para declarar finalmente su candidatura a la presidencia, atento al crecimiento en las encuestas de Sergio Massa, quién se ubica por arriba, pero fundamentalmente de Mauricio Macri, con quién se encuentra en un virtual empate.
Durante el fin de semana, el ex motonauta se mostró con el caudillo tucumano José Alperovich, buscando apoyos en el interior del país. Allí afirmó que su vicepresidente saldría del interior y que la “federalización es una cuenta pendiente”. Eligió como su principal competidor al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al cual identifica como el exponente opuesto en una polarización entre “dos visiones o proyectos de país”. Este recurso es utilizado por el oficialismo en general, lo cual también puede ser un factor a la hora de explicar el crecimiento de Macri en la intención de voto en los últimos meses.
A su vez, Scioli declaró que convocaría para trabajar en conjunto al titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien no obstante rechazó la invitación y declaró sentirse más próximo al espacio de Sergio Massa.
Los otros dos ex-segundos en las listas de 2013, que ilustran los tironeos entre Scioli y Massa, son Martín Insaurralde y Darío Giustozzi. Sucede que en la provincia de Buenos Aires se da la particularidad de que el candidato que mejor mide no tiene definido a qué espacio representará. Es que Martín Insaurralde viene jugando a tres puntas, o más bien, a cualquiera que lidere el amplio espectro peronista.
En primer lugar se pensó como el socio perfecto para disputar la provincia junto a Daniel Scioli; luego eligió sacarse una foto con Randazzo, que no cayó nada bien en las filas del bonaerense y, para terminar, se sumó el eterno coqueteo con el Frente Renovador. Lo que algunos analistas postulan es que la estrategia de Insaurralde es estar en el candelero, que se hable de él, y seguir reforzando su imagen para una carrera que todavía es larga. Este coqueteo con el massismo, salpica la interna del espacio del FR, siendo que, a propósito del posible desembarco, dos que se postulan como precandidatos para la gobernación de Buenos Aires, Giustozzi y Solá, se diferenciaron en cuanto a sus intenciones: mientras el primero dijo que si llegaba Insaurralde no iría a la contienda, Solá manifestó que “no se bajaba” se presentara quién se presentara, luego de tirarle un palito a Giustozzi por ventilar las diferencias con Massa públicamente. Massa no se pronuncia públicamente sobre el caso, pero tal vez busque hablar a través de sus dirigidos, como en el caso del diputado massista Alberto Roberti que expresó esta misma semana: “le doy la bienvenida a Insaurralde, y al que no le gusta que se vaya”.
Lo cierto, aunque pareciera irreal, es que los rumores sugieren que en caso que Insaurralde defina su paso al massismo, el ex intendente de Almirante Brown reactivaría su diálogo con Randazzo para buscar un nuevo espacio que lo apadrine: el kirchnerismo, al que tanto combatió en su reciente campaña electoral.
Pero la agitación política en el seno del Frente Renovador no solo atañe a los posibles candidatos a gobernador de Buenos Aires. Luego del enfrentamiento con Lilita Carrió y el FA-Unen a raíz de un video en el que, al son de una canción de Karina, la acusan de “gordita mentirosa”, Sergio Massa siguió su gira buscando apoyos. Primero volvió a Córdoba, donde se reunió nuevamente con De la Sota para luego recalar en Neuquén y sumar definitivamente a un nuevo aliado como al “Pechi” Quiroga, intendente (ex UCR) de Neuquén.
Además, el diputado tigrense estará inaugurando en estos días una serie de pantallas digitales que mostrarán un conteo numérico del tipo “cuenta regresiva” al día del término del mandato kirchnerista, buscando reforzar el slogan y la estrategia de mostrarse como un cambio en la dirección de la política nacional, tratando de contraponerse así a los opositores que le remarcan su paso por la gestión oficialista.
Mauricio tiene un plan
La tercera pata del tridente puntero en las encuestas, Mauricio Macri, anduvo concentrado en estos días en una nueva estrategia de captación del voto argentino en el extranjero, los cuales llegarían al millón, sostienen.
Mientras tanto, en las segundas y terceras líneas sigue negociando alianzas diversas, principalmente para armados en varias provincias con el radicalismo. Según algunos analistas, el vínculo con la UCR le daría chances concretas a una posible alianza PRO-UNEN de alzarse con varias provincias. En palabras de los radicales, provincias como Mendoza, Córdoba -con Baldassi a la cabeza y con el radicalismo acompañando- o tambien Neuquén, Formosa, Entre Ríos y Catamarca, presentan posibilidades concretas de triunfo, mientras que una presentación por separado de las fuerzas minaría las chances de ambos. Esta situación sigue despertando polémicas interminables en la nueva alianza FA-Unen, ya que, mientras varios radicales vislumbran una alianza con el PRO como único acceso a gobernaciones provinciales perdidas en las últimas elecciones, una unión en otras provincias se vislumbra muy difícil, como en Santa Fe, Buenos Aires o CABA, donde ya han sido rechazadas por otras patas del Frente como Libres del Sur, Gen o Proyecto Sur. Pero la fórmula Macri-Sanz es un sueño que repica en ambas orillas.
La política “líquida”
Luego de este repaso por la plana mayor de la política electoral nacional, no hace falta demasiada capacidad analítica ni rigurosidad política para destacar el carácter fugaz y desprovisto de soportes ideológicos que caracteriza a los actuales armados políticos. Lo que sí llama la atención es la naturalización absoluta de este tipo de política.
Mientras en otras épocas la política estaba revestida de carga teórica, de identidad ideológica y de principios (y/o dogmas) partidarios, hoy en día no es más que un homogéneo tren electoral, donde los “pases” entre uno y otro vagón no respetan siquiera el tiempo mínimo del cumplimiento del cargo y a partir del espacio político por el que fueron elegido en la elección anterior.
La política del “pase” entre una fuerza y otra parece ya instalada y a quienes no participan en otro tipo de militancia política, les queda reservada una confortable butaca de espectadores, donde seguir contemplando pases, saltos y saltimbanquis, y adaptar su elección a la líquidez de la política actual.