Fotos: gentileza Marisa Ramos/ ANRed.
Por Noelia Leiva. Unas 150 familias se quedaron sin lugar donde construir sus casas a partir del accionar de la fuerza, que disparó balas de goma para que despejen 28 hectáreas. Hubo heridos y tres detenidos, entre ellos una fotógrafa de En La Vuelta, que integra Marcha.
Para satisfacer la necesidad básica de contar con una vivienda digna unas 150 familias habían tomado un predio descampado, sin título de propiedad declarado, en la browniana Longchamps. Hacía cincuenta días que acampaban. Ayer, la Policía, amparada por una supuesta orden de la Justicia, no coincidió con el ejercicio de ese derecho fundamental de los vecinos y la emprendió contra ellos brutalmente. Hirió a, al menos, diez personas con balas de goma, mientras que otras tres fueron golpeadas y detenidas hasta la noche. Entre ellas, una fotógrafa de En La Vuelta, integrante del equipo de reporteros gráficos de Marcha.
Como indica el folklore de las tomas, los primeros residentes tuvieron que instalarse en las veredas -que empezaban a señalizarse- para que nadie pueda correrlos de ese espacio público. Luego, decidieron avanzar en el emplazamiento del vecindario. Pero alrededor de las 15 de ayer, unos diez patrulleros y cincuenta efectivos, entre miembros de la Bonaerense y la Infantería, desalojaron a fuerza de disparos ese predio ubicado en Espora y Ezeiza, al lado del barrio 14 de Febrero, que también se constituyó al calor de la organización popular. El proyecto de construcción se detuvo.
“No presentaron orden de desalojo. Cuando le preguntaron por ella empezaron a los tiros”, sintetizó ante este medio Mariana Morena de Souza, fotógrafa del colectivo En la Vuelta que estuvo detenida unas ocho horas en la Comisaría Cuarta de Longchamps. Le pegaron culetazos al ser apresada, como a Damián Córdoba y Ricardo Ariel Escobar, que intentaban asentarse en el predio y también estuvieron recluidos en la dependencia de Aviación 461 coordinada por el subcomisario Darío Luis Rodríguez. Escobar tuvo que recibir puntos de sutura en su cabeza como consecuencia la agresión.
A la reportera, además, los uniformados le secuestraron su cámara, que más tarde recuperó, y “rompieron el auto con el que había llegado al lugar para registrar los hechos” en las 28 hectáreas en litigio, según amplió un comunicado de la Red Nacional de Medios Alternativos.
La conocida violencia represiva, un dulce de la fuerza provincial en el Conurbano, llegó acompañada de las incertezas sobre la ‘legalidad’ del operativo. Los vecinos y las vecinas aseguran que las tierras “no tienen un propietario real”, lo que explicaría por qué la policía no exhibió los documentos judiciales que autorizaron el accionar. “Fue un desalojo de hecho, muy bien organizado”, denunció Damián, uno de los promotores de la organización territorial, en diálogo con FM La Tecno. Aunque sin actas que lo aseguren, el Juzgado 19 de Lomas de Zamora habría dado la orden de quitar las incipientes casas.
Las sospechas comienzan a propagarse en forma de pregunta: ¿por qué la Policía tiene libre albedrío en ese espacio? Hay quienes sostienen que es cómplice de intereses inmobiliarios. Otros aseguran que sí existe una dueña, María Rocca, que “no ve mal la negociación” para que se empleen parcelas con el fin de constituir viviendas, aseveró Nora Pereyra Rabolini, militante política que acompañó el proceso de formación del 14 de Febrero junto a la ONG Piuquén, en el que también colaboró el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL).
“Las tomas se desvirtúan cuando hay compra y venta de terrenos (porque la especulación se cuela entre el justo reclamo habitacional) y allí las hubo y las hay. Me consta que los primeros que tomaron tienen terrenos en el 14 y vendieron” los del predio lindero, entendió la dirigente. En el conflicto también tiene un rol el responsable de cuidar el campo, de apellido Moreno, acusado de acordar el usufructo con fines privados y, por lo tanto, de estar advertido del desalojo, aunque no informó a los pobladores.
Mientras los intereses se clasifican en el volumen de dinero que atraen, pocas casas llegaron a armarse. La dignidad de las familias espera esquivar las balas y alcanzar la justicia.