Cada Encuentro es único. Por la importancia de sus debates y las alternativas de poder popular que consolidan. El de La Plata llega a una semana de las elecciones nacionales y en un contexto regional de avanzada fascista. Cómo es hacer historia entre instantáneas.
Por Laura Salomé Canteros y Camila Parodi / Foto: Nadia Petrizzo (EPM Trelew)
Ecuador. Octubre de 2019. Una mujer joven arrodillada es retratada rodeada de efectivos de las fuerzas represivas del gobierno de Lenin Moreno que decretó el Estado de excepción y la suspensión de las garantías constitucionales. Parece formar parte de la insurrección indígena, campesina y ciudadana que salió a las calles contra el saqueo transnacional del FMI que se traduce en hambre y desigualdad. Lleva un pañuelo en su rostro. Es verde.
México. Agosto de 2019. Otra mujer joven es retratada, lleva un cartel que dice “nuestro brillo se convirtió en barricada” en rebelión a lxs funcionarixs que encubrieron a policías que secuestraron y violentaron sexualmente a una niña. Forma parte de una marcha que generó un antes y un después para el movimiento de liberación feminista en ese país, uno de los más violentos de la región. Lleva una cámara y un pañuelo en su rostro. También es verde.
Argentina. Agosto de 2018. Una piba parece gritar y ensordecer en la mítica vigilia del debate parlamentario y social de una Ley que salvará vidas desde su inmediata sanción. Está en la ciudad de Buenos Aires pero podría ser de cualquier otro lado. Es abrazada por otras dos ante la reacción conservadora que esta vez vino del Senado y que votó por la inseguridad y la criminalización del aborto. Llevan pañuelos en sus gargantas. Y sí, son verdes.
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Cada año, desde diferentes espacios de conservación del poder patriarcal y los privilegios de género y clase, se escuchan alaridos asustados ante la llegada a las ciudades de quienes protagonizan los Encuentros y visibilizan sus demandas. Es que estamos organizadas y llegamos para cambiarlo todo en todos lados. Entonces, desde afiches institucionales, como ocurrió en Rosario; pintadas macho- fascistas o nazis, como ocurrió en Mar del Plata; columnas de radio de seudos periodistas, como ocurrió en Posadas; o desde opiniones en medios comerciales como rumbo a La Plata; surgen las reacciones.
El domingo pasado, 1 de octubre de 2019, Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, publicó -como “pancho” por su casa- una columna de opinión en el diario La Nación. En ésta, intenta un tono conciliador entre la cúpula de la iglesia católica -que no admite mujeres- y el movimiento feminista. Lo hace asumiendo que hay debates que se traducen en diferencias alrededor del aborto “sí o no”, como si fuera una encuesta de Twitter. “¿Están todas de acuerdo acerca de las prioridades?”, escribió Fernández, “sé que algunas que participarán no están a favor del aborto y prefieren representar a las que son forzadas a abortar por sus patrones o por sus novios”. Intenta ser empático, pero la estrategia se desluce cuando comienza el paternalismo y las ansias por dominar(nos) políticamente.
Intenta ser todo lo que las iglesias dicen que son pero no. “Quienes no hemos sabido asumir como propios los legítimos reclamos de las mujeres simplemente tendremos que abrir el oído”, afirmó. Y como patrón millenial le habló a su audiencia “ruego a todos los católicos que eviten cualquier forma de agresión verbal y toda iniciativa que termine siendo provocativa”… “No caben en esos días acciones que, con la excusa de proteger iglesias, puedan interpretarse como una “resistencia” cristiana”. Y dejó algo claro, las iglesias y las fuerzas represivas, siempre juntas: “quienes cuiden las iglesias y otros lugares serán las estructuras dependientes del Estado que se organizan para preservar el orden público”.
Es que no necesitamos del sistema que nos violenta para validar las formas de expresión, empoderamiento y apoderamiento de todos los derechos que nos arrancaron. Estamos formando parte de una revolución que se da de forma pública y colectiva, activa, fuerte e insurrecta, y en pleno desarrollo de estrategias políticas de supervivencia y de cambio sociocultural que nos devuelva, inmediata o mediatamente, el control de las vidas. Porque las exigencias, las políticas, los cambios a los que ponemos el cuerpo son el verdadero sentido de lo irreversible. Un camino masivo y popular, feminista y subversivo, destituyente, y a la vez pacífico y violento. Es claro: “Nos tienen miedo porque somos poderosas”.
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El miedo ya cambió de lado: 4 mil policías mujeres en el operativo
Previendo la masividad del Encuentro, el gobierno de la provincia de Buenos Aires y el municipio de La Plata, planificaron un plan de acción para “acompañar y garantizar”, estimando que asistirán entre 150 y 200 mil personas. El #34Encuentro fue declarado de interés provincial y municipal y el gobierno a cargo de María Eugenia Vidal (Cambiemos), ordenó un operativo que contará con 4 mil mujeres policías y la incorporación de vallas en distintos puntos y la custodia de edificios públicos como el Ministerio de Seguridad bonaerense, la Casa de Gobierno de la Provincia, la Municipalidad de la Plata y la Catedral.
Según un comunicado oficial, pretenden realizar un abordaje integral e interministerial entre los ministerios provinciales de Seguridad, Asuntos Públicos y Salud; las secretarías General del Gobierno bonaerense, de Medios y de Derechos Humanos; la Dirección general de Cultura y Educación provincial; y el Municipio de La Plata. El Encuentro, que se realizará entre el 12 y 14 de octubre, tendrá actividades en el Estadio Único de La Plata, dispondrá de más de 100 talleres y 10 charlas en la Universidad Nacional de La Plata además de las más de 90 iniciativas culturales en las principales plazas y centros de la ciudad bonaerense.
Se pondrán a disposición un total de 490 escuelas estatales para que las mujeres y disidencias puedan alojarse de manera gratuita. En La Plata serán 400; en Berisso, 60; y en Ensenada, 30. A la vez, previendo la masividad y las temáticas, se reforzará la atención de la Línea de atención estatal en violencias 144 y entendiendo la necesidad de reforzar las opciones de movilidad, el municipio dispondrá de 50 colectivos gratuitos, sin paradas intermedias, que estarán identificados y recorrerán los trayectos Estadio Único (la parada estará en 19 y 32) y Plaza San Martín. Por otro lado, el Ministerio de Transporte de la Nación aumentará la frecuencia del Tren Roca durante todo el Encuentro incorporando servicios adicionales desde Constitución en horario matutino y desde La Plata por la tarde.
Un Encuentro a dos semanas de las elecciones
En la región nuestroamericana los sectores antiderechos tomaron la estrategia de alianza con la avanzada del capitalismo neoliberal y quienes resultan más afectadas sin dudas son quienes habitan la América Central. Atacan, desde sus privilegios de género y clase las conquistas de la agenda de liberación feminista, y lo hacen interviniendo en las instituciones y leyes de los Estados y sus deficientes democracias. Es entonces cuando la autonomía de los cuerpos- subjetividades y la soberanía sobre los territorios ancestrales se ven amenazadas. En este contexto, ¿no es válido que el feminismo se de estrategias sin fronteras para enfrentar y frenar la reacción conservadora en las casas y en los gobiernos? Debatir la “cuestión religiosa” se vuelve un terreno pantanoso en el que debemos intervenir. Sobre todo si los debates están viciados de fake news y publicidad para la desinformación.
En Argentina, en las últimas elecciones (PASO), realizadas en agosto, sorprendió (y no tanto) la performance de fórmulas fascistas. Juan Gómez Centurión, ex combatiente en Malvinas, es además candidato a presidente junto a una vieja enemiga del movimiento feminista en el Congreso, la antiderechos Cynthia Hotton, quien reivindica la última dictadura cívico- militar- eclesiástica. El sello de goma con el que ansían repetir la hazaña bolsonarista es el Frente NOS, cuyo spot principal rumbo a las elecciones del próximo 27 de octubre dice “si votas Fernández, votas aborto”, refiriéndose a la fórmula Alberto- Cristina Kirchner.
El fascismo social siempre existió y se traduce en representación electoral. Sin embargo, despejar de estereotipos el análisis es importante. Para Claudia Florentín Mayer, comunicadora y teóloga feminista, “no hay en Argentina tal cosa como “un voto evangélico””, yendo directo al debate. “El mundo evangélico es diverso y plural y por su misma esencia siempre se jactó de ser libre de influencias políticas hegemónicas y laico. Hasta hace unos años, casi ninguna iglesia evangélica toleraba que desde sus púlpitos se hablara de política partidaria y que un pastor pensara en cargos electivos era una rareza”, agregó, en diálogo con Marcha. “Son dos mundos separados: el espiritual y el terrenal”. Y agregó: “muchas Iglesias han ocupado sectores de atención social que debían ser ocupados por el Estado: comedores, trabajo con niñez y mujeres, en barrios postergados, etc.” y afirmó que puede ser por eso que se visibiliza en los sectores populares una “nueva ola de alianzas entre política y religión”.
“Pero Argentina no es Brasil”, dice Florentín, “allí el bloque evangélico se constituyó en fuerte brazo político. Las Iglesias que dieron génesis a eso no son las mismas que acá buscan ganar espacios electorales; tienen otra teología y otra historia”, agregó. “Creer que por ser evangélico alguien te va a votar aunque no hables de nada más que “no al aborto”, es menospreciar al pueblo evangélico, creerlo ingenuo y atado a la influencia de pastores y caudillos”, dijo. “Iglesias protestantes nos hemos manifestado a favor del derecho a decidir en tanto un derecho de las personas gestantes que nada tiene que ver con valores morales ni religiosos porque justamente siempre hemos abogado por Estados laicos. Quien decida un aborto debe poder recurrir a un derecho y hacerlo en condiciones seguras”, finalizó.
Zulema Palma de Mujeres al Oeste e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde sus inicios, hace un tiempo que plantea la necesidad de asumir la crítica sobre las instituciones eclesiales como próximo paso de este cambio de transformación radical. “Las feministas somos hoy en día las únicas que nos estamos atreviendo a discutir y cuestionar el poder religioso” afirmó para Marcha “una crítica sustantiva a las instituciones religiosas que trafican los con los miedos y las angustias humanas”. Y sostuvo “creemos que el mundo será mucho mejor si podemos concentrarnos y mejorar la vida sobre la tierra y no esperar las bendiciones debajo de la tierra”.
Desde esta perspectiva, Palma plantea que cada una puede tener su fe y su comunidad religiosa pero “eso tiene que ser una actividad privada no puede ser asumida ni protegida ni sostenida por los estados”. Y sobre el momento político y electoral, cuando la intervención eclesial es uno de los ejes de mayor impacto, manifestó “ante la derechización internacional y horrorosa fundamentalista en algunos países de Nuestra América, es necesaria la crítica de estas instituciones ya que no es solución el mantener en la oscuridad a los seres humanos con promesas falsas de un más allá. Las feministas en este momento somos las únicas en esta discusión, ya que hasta los partidos políticos se están asociando a los sectores más retrógrados de estas instituciones”. “Nuestra crítica es sustanciosa”, reflexiona Palma “porque nos estamos permitiendo pensar las estrategias de enfrentamiento con el poder eclesial sobretodo en Latinoamérica con el poder que tiene acá la iglesia católica, apostólica, romana y el que están adquiriendo las iglesias evangélicas de derecha que son la nueva teoría de seguridad del Estado, encarnado en estas iglesias traídas desde los Estados Unidos que se proponen sembrar la discriminación y el oscurantismo”. “Es el nuevo instrumento del imperialismo yanqui para penetrar en nuestra Abya Yala”.