Por Nadia Fink // Fotos: Amapola Fotografía
En el marco del ciclo “Santo Jueves”, que llevan adelante en el Centro Cultural Matienzo, se viene el último, siempre con artistas invitados del universo de la cumbia y la música popular.
Hay bandas que ingresan despacio a la escena musical, pero llegan para quedarse porque atraviesan eso que late en el ambiente, en el público y en sus propios corazones. Esa fiesta de cumbia y ritmos latinoamericanos que es la Orkesta Popular San Bomba sacude los cuerpos de quienes asisten a cada presentación.
Esta vez, optaron por jugar con ese jueves santo que proponen desde la religión católica para generar un “Santo jueves” durante todo septiembre, donde los rituales fueron otros: amigos y amigas en lugar de feligreses, alguna bebida espirituosa y mucho ritmo como comunión de los cuerpos que se arriman a bailar durante un buen rato.
Con dos discos editados –Sal de tu cuerpo y El Conjuro– y 21 músicos y músicas en escena, la San Bomba se define como una orquesta popular porque se nutrió desde sus orígenes de quienes venían con experiencia de bandas anteriores y también de músicos que daban sus primeros pasos. Además, de la fusión de músicas de nuestro continente: cumbia, salsa, la impronta rock que la acompaña (ejemplo de ello es el imperdible cover “Salando las heridas”, un clásico en vivo); también se suman los ritmos balcánicos de los primeros tiempos, música klezmer para levantar las patitas.
El ciclo que realizan en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249, Ciudad de Buenos Aires) contó con variados repertorios cada jueves, y este último les toca “Agua que quema”, donde la propuesta es “la música en estado líquido: géneros y estilos fluyen, se mezclan y emergen. San Bomba deviene, se transforma y muestra todas sus caras en un solo show para viejos y nuevos seguidores”.
Así llegamos unos atrás, a presenciar esa mezcla de violines, viola, cello, charango, vientos (trompeta, clarinete, trombón), los tres acordeones, la base rockera de batería, bajo y guitarra, una percusión a puros timbales y la voz de la cantante peruana Tilsa. Justo nos tocó el día en el que la cumbia predominó en el aire y en la pista, y donde el invitado de lujo fue el acordeonista mexicano Luis Ornelas. Canciones como “Chamorro”, “Carmela”, “El consejo” (con la poesía de Almafuerte como estribillo) o “Palestina libre”, sonaron mezcladas con enganchaditos que ya se escucharon por estas tierras de las manos de clásicos cumbieros como Los Palmeras (con “Voló la paloma” a la cabeza) y que nutren la escena porteña de las raíces más populares de la música de Nuestra América.
No hay secretos porque el ida y vuelta entre la Orkesta y su público es de alegría y fiesta: bailan ellos y ellas en el escenario, sonríen, se divierten… son también músicos y músicas que se animan a construir en forma colectiva y a recorrer el camino de la autogestión, y de ocuparse de varias funciones más además de componer y sonar cada vez de manera más armoniosa.
Dicen que “los años no vienen solos” y en el trabajo de la San Bomba se va notando el tiempo compartido. Con promesa de un nuevo EP va cerrando este ciclo, con la propuesta de siempre, según la Orkesta misma dice: “historias de ron, fuego y realismo mágico para que los cuerpos ardan sobre la pista de baile”.
A bailar se ha dicho entonces, aunque se acabe el mundo.