Por Camila Parodi // Foto: Nadia Sur
El próximo 3 de junio será una oportunidad para que los colectivos de mujeres que están organizados desde hace tiempo se encuentren a la calle. Se denuncia la hipocresía y el machismo de las instituciones estatales que impiden que se cumplan las leyes. Así lo entendió la Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las Mujeres en esta entrevista para Marcha.
Convencidas de que su papel “no es el de derrotadas, ni resignadas”, mujeres de distintas organizaciones del campo popular que cotidianamente batallaban contra el patriarcado nuestro de cada día se nuclearon en la Campaña Nacional Contra las Violencias hacia las Mujeres por entender que únicamente organizadas podrán conquistar sus derechos. En vísperas de la concentración del 3 de junio “Ni una menos”, Marcha dialogó con sus integrantes.
Para las militantes organizadas de la Campaña, el carácter patriarcal del Estado, las instituciones y las empresas que no permiten la aplicación o aprobación de leyes que contemplen las situaciones de violencias hacia las mujeres – muchas veces siquiera son problematizadas en la sociedad- y, a su vez, la fragmentación del campo popular, dan cuenta por qué “las leyes no se implementen correctamente, y que los derechos de las mujeres sean escritos y enunciados más que practicados, garantizados y respetados”, explica el colectivo desde sus comienzos. Por ello, reafirman que es necesaria una lucha organizada, unificada y desde abajo para que se efectivicen las leyes por un lado, pero también para destruir el sentido común dominante que encarna como propio y natural al capitalismo y al patriarcado.
Ante la reciente convocatoria “Ni una menos”, que concentra amplios sectores de la sociedad y distintos intereses, Marcha entrevista a colectivos del feminismo popular y organizado que con sus prácticas concretas interpelan y disputan sentidos en el cotidiano de sus construcciones.
-¿Qué es para ustedes el feminismo popular?
-Para nosotras feminismo popular es el de todos los días. Feminismo en las casas, en las plazas, en las calles, en las camas. Es el feminismo que construimos en el trabajo de cada una de las organizaciones, movimientos sociales, estudiantiles, colectivos diversos, profesionales, espacios culturales que integramos la Campaña Contra las Violencias hacia las Mujeres. Feminismo popular es el que puede anclar su práctica en las mujeres de los barrios, de la clase trabajadora y los sectores más postergados del pueblo. El que construimos en los lugares de estudio, de trabajo, en los espacios de mujeres, las asambleas de mujeres, espacios feministas. El que problematiza nuestro lugar como mujeres, en una búsqueda por defender nuestros derechos e identidades disidentes. Desde la educación popular buscamos transformar nuestras prácticas. Vamos generando el fortalecimiento de la cultura contra-hegemónica, formándonos, debatiendo, dialogando entre nosotras y junto a muchas otras y otros.
-¿Y a través de qué prácticas que llevan a cabo construyen y abonan a ese feminismo?
-Nuestro feminismo popular necesariamente se construye y reconstruye en las calles manifestándonos, interviniendo el espacio público, interpelando desde la cotidianidad a cada persona. Feminismo popular es el que habla de patriarcado y da contexto a los femicidios como una violencia estructural. El que gritamos juntas en las calles “que el femicida no es un enfermo, es el hijo sano del patriarcado” con nuestras compañeras de los sectores populares que son las más fuertemente afectadas por el sistema patriarcal. A la vez, la lucha del feminismo que queremos se inscribe en una lucha más integral por una transformación social profunda, en nuestras relaciones, en nuestros vínculos. Consideramos que actualmente la lucha contra las violencias hacia las mujeres tiene carácter de urgente. Los últimos datos estadísticos aportados por la Casa del Encuentro dan cuenta de la gravedad de la situación: una mujer cada 30 horas muere a manos de un femicida en la gran mayoría de los casos es su pareja o ex pareja. Durante 2014, ocurrieron 277 femicidios y 29 femicidios “vinculados” de mujeres y niñas.
-En relación a la reciente convocatoria “Ni una menos” convocada por amplios sectores de la sociedad, ¿cuál encuentran como valor simbólico o pragamático de la actividad?
-La puesta en escena de esta consigna y lo que ella denuncia es algo que las feministas sostenemos hace tiempo en un contexto de responsabilidades que pone en evidencia una problemática muy urgente para las mujeres de nuestro país. Que los femicidios sean reconocidos como tales es una pelea histórica que dio el movimiento de mujeres, el feminismo y las organizaciones populares y de izquierda. Pero los femicidios no son casos aislados, son el “punto de llegada” de todo un proceso violento, que no puede escindirse de la responsabilidad del Estado patriarcal, los medios cómplices, las iglesias, la Justicia y las demás instituciones machistas.
-¿Cual consideran que fue (y es) el aportes del feminismo organizado para que hoy esta problemática se ponga en agenda?
-La organización nos dio la fortaleza para ver que la violencia no es un tema privado sino una problemática social, que nos pasa a todas por ser mujeres. Y también pararnos frente a eso sin mostrarnos como víctimas, ni derrotadas, ni resignadas sino empoderadas. El aporte del feminismo en esto fue clave. La resistencia, la lucha, el cuestionamiento en materia de violencia fue central. La consigna histórica “lo personal es político” motoriza nuestras prácticas cotidianas.
–A grandes rasgos esta concentración es por lo que falta en materia de violencia machista. Pero para ustedes, ¿qué falta?
-Fundamentalmente, falta el efectivo cumplimiento de lo que ya existe. Fruto de la organización, la movilización y la lucha, en las últimas décadas conquistamos la aprobación de un conjunto de leyes que reconocen nuestros derechos, aunque está pendiente, y no es casualidad, la legalización del aborto. Contamos con leyes que reconocen el derecho a una vida libre de violencias como la Ley 26.485, a la salud sexual y reproductiva (25.673, a la atención sin discriminación por identidad de género (26.743), a la educación sexual integral (26.150), entre muchas otras. Entonces, ¿cómo es que las hermanas Jara terminaron presas por defenderse de un abusador? ¿Por qué fue asesinada la Pepa Gaitán? ¿Qué le pasó a Romina Tejerina? ¿Qué falló el Tribunal en el juicio por Marita Verón? ¿Por qué sigue impune el crimen de Sandra Cabrera? O, para pensarlo en primera persona: ¿cuántas veces al denunciar la violencia de tu pareja en la comisaría te tratan como si vos tuvieras la culpa?
-¿Cuál es la respuesta desde la Campaña a todas esas preguntas?
-Que las leyes cambiaron, pero no el carácter patriarcal del Estado, las prácticas machistas de sus instituciones, los intereses políticos y económicos que necesitan nuestros cuerpos dóciles para servirles, como víctimas de trata y como cuidadoras gratis en cada familia. Todo esto lleva a que la implementación de las leyes sea insuficiente, recortada y malinterpretada por quienes tienen la responsabilidad de aplicarlas
-Los diversos movimientos y colectivos de mujeres del campo popular decidieron participar de esta convocatoria, ¿cómo fue esa resolución?
-La complicidad de la sociedad y las diferentes responsabilidades es lo que vamos a denunciar también este 3 de junio. Poner las consignas de los carteles. Decidimos marchar juntas las organizaciones del campo popular que nos venimos encontrando en la calle, en la construcción cotidiana, en las formaciones, entre otras. Estamos organizadas hace tiempo para salir juntas a las calles los 8 de marzo y 25 de noviembre. ¡Esta organización tiene tiempo y mucha proyección!