Por Mario Hernández. Lo sostuvo Claudio Katz, miembro de Economistas de Izquierda (EDI).Analiza lo que dejó la marcha del 18F, rescata el triunfo de Syriza en Grecia y ve un futuro promisorio para la izquierda amplia local.
El integrante de Economistas de Izquierda (EDI) Claudio Katz reflexionó, en diálogo con Marcha, sobre lo que dejó el 18F. La “novedad” de la convocatoria fue una derecha que salió a la calle para manifestar su odio social. “Es notable la gran hipocresía de la marcha sobre la base de reclamar que se deje actuar a la Justicia, cuando son quienes la convocaron los grandes garantes de la impunidad”, acusó. También analizó cómo juega el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) en el escenario político local y los cambios que se dieron en el plano internacional.
-Después de la muerte del fiscal Alberto Nisman escribiste un artículo, “Los turbulentos servicios del poder”, ¿podrías compartir los conceptos allí desarrollados?
-Pasó un mes de la muerte de Nisman y no se avanzó nada en la investigación. La derecha sigue sugiriendo que el Gobierno está detrás del asesinato y el gobierno oscila entre un suicidio y un crimen con influencia de Stiusso. La gran novedad es la marcha. La oposición derechista se está lanzando a las calles para sostener su acusación. Yo creo que lo que no lograron con los caceroleros lo están logrando ahora y por eso montaron esta absurda imputación de los últimos días contra la Presidenta, una acusación sin sostén jurídico que no se basa en ninguna prueba, que alude a dichos de segundas y terceras personas… es un mamarracho jurídico que busca potenciar la marcha. Es una jugada fuerte de un grupo de fiscales que recordemos que son encubridores denunciados por familiares de víctimas de la AMIA, gente que tiene vínculos con la dictadura, con el narco poder, ligada a Mauricio Macri, muy comprometida con la ex SIDE.
Primero está la gran hipocresía de la marcha sobre la base de reclamar que se deje actuar a la Justicia, cuando son ellos los grandes garantes de la impunidad. Creo que incluso tiene un objetivo que es bloquear el juicio que está en marcha contra Juan José Galeano (primer Juez de la causa AMIA), Rubén Beraja (ex titular de la DAIA), y toda la gente que encubrió el atentado de la AMIA. Están creando un clima turbio, quieren promover un tribunal internacional de Washington o de la OEA. Eso le daría más fuerza a la CIA y al Mossad para seguir encubriendo el caso AMIA. Lo que se busca es lo mismo que buscaba Nisman: que no se reabra una investigación en serio de la AMIA y que se continúe girando en torno de esta “pista iraní” en desmedro de los verdaderos rumbos de la investigación que era la “pista siria” y la conexión local.
Lo de la marcha es preocupante, pero tiene algo positivo: ninguna corriente de izquierda ni vocero progresista se unió. Podríamos tomarlo como natural, pero es la primera vez que ocurre en diez años. Las marchas tienen un contenido y un sentido, y acá la demanda no es justa, porque no solo se trata del encubrimiento de fiscales de la causa AMIA, sino que además homenajea a Nisman. ¿Por qué hay que homenajear a Nisman? Obviamente hay que investigar si se suicidó, si lo asesinaron y si es así castigar a los culpables, pero homenajearlo olvidándonos quién era y para quién trabajaba, cuando está completamente claro que era un hombre al servicio de la CIA, de la Embajada Norteamericana.
El ejemplo de Syriza
-En tu artículo sobre la situación en Grecia desarrollaste el tema de Syriza en comparación con nuestro 2001/02 a partir de una serie de diferencias ¿podrías desarrollarlas?
-Cuando empezó la crisis griega, era casi familiar hacer una comparación con 2001 y se mantuvo durante muchos años, pero Grecia está en un 2001 argentino desde hace seis años, y el nuestro duró dos años. Si vemos las cifras de la catástrofe que viene sufriendo ese país podemos ver que supera todo lo que nosotros conocimos. Además, hay cambios en el curso que tuvo el proceso, después del colapso económico argentino hubo una crisis de la deuda y la Argentina fue a negociar con un conjunto de acreedores privados, en cambio en Grecia han estatizado la deuda y la negociación es puramente política.
Grecia cambió el escenario político europeo, y eso hace que el establishment, los bancos, la troika y el FMI, por primera vez empiecen a tener una repetición del escenario latinoamericano en Europa. Esto abre una serie de incógnitas respecto de lo que va a ocurrir en los próximos meses. La comparación económica que solíamos hacer entre Grecia y la Argentina ya quedó atrás, el escenario político es de gran temor por parte de los grupos dominantes en Europa, a que haya muchos Syrizas más: están mirando el impacto sobre España, el crecimiento de Podemos ha sido espectacular y que hubo una celebración del triunfo de Syriza que marcó en Madrid el tono de cómo puede impactar el ascenso de la izquierda griega sobre el conjunto del escenario europeo. El panorama es muy interesante y esperanzador.
Cuando acá discutimos la solidaridad con Venezuela, o la necesidad de impugnar las marchas de la derecha en la Argentina, tendríamos que comenzar a incorporar el elemento de la solidaridad con Syriza en Grecia porque van a empezar a bombardear al gobierno. La Troika ya está buscando la manera de quitar la liquidez de los bancos y propiciar su expulsión del Euro, empujarla a un corralito bancario. Vamos a una lucha política que para nosotros que somos gente de izquierda es interesante porque se da en el escenario donde una corriente de izquierda ha ganado las elecciones en Grecia, y podemos analizar el problema desde otro lado, podemos hacerlo como lo hacemos con el proceso chavista, con el de Evo Morales, gobiernos populares que intentan hacer una transformación política y social en confrontación con las clases dominantes y el imperialismo. Es muy importante y muy aleccionador para la izquierda argentina.
-En ese contexto, hace unos días una serie de movimientos sociales vinculados a la denominada nueva izquierda suscribió un documento con la intención de promover un acuerdo político con el FIT.
-Sí, y es importante que lo hayamos hecho en el momento en que Syriza gana las elecciones. Si bien Bolivia y Venezuela son más cercanos a nosotros, Syriza es muy interesante también para la misma experiencia argentina. Ellos están demostrando que la izquierda puede llegar al gobierno a través de las elecciones y que es importante que la población empiece a ver en la izquierda una articulación política que quiere ganar el gobierno, que no se limita a la denuncia y a la resistencia. Syriza en muy pocos años pasó de una votación marginal, minoritaria, a una votación mayoritaria porque la población percibió que quieren gobernar, que conquistaban municipios, organizaban un programa, incorporaban intelectuales y se disponían a gobernar sabiendo que el gobierno es tan solo un momento de la larga batalla por el poder en la conquista del Estado y la hegemonía sobre la sociedad.
La lucha por el socialismo, por nuestros objetivos anticapitalistas que requiere construir poder popular, atraviesa en las condiciones contemporáneas, por el tránsito electoral como un momento muy importante, tenemos que aprender de quiénes están más avanzados en esa experiencia. Creo que estamos en un momento muy interesante en la Argentina, muy oportuno después de una década de experiencia con el kirchnerismo, para que la desilusión que ha generado en amplios sectores, no sea canalizado hacia la derecha sino que confluya hacia la izquierda, para eso necesitamos una izquierda que adopte un sentido popular, que deje atrás los resabios de sectarismo y que construya a partir del FIT un instrumento político electoral que dé resultados significativos en el próximo período.