Por Leonardo Rossi. Cada vez más pueblos se suman a la lucha por la vida y los territorios contra el modelo extractivista en el país. En esta segunda parte cómo fue el proceso de la Ley de agricultura familiar.
Sonrisas y llantos campesinos
El fin de año llegó con una nueva norma a favor de las organizaciones campesinas. La denominada ley de agricultura familiar fue parte de un proceso de debate de “más de cuatro años”, explica Diego Montón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena-Vía Campesina. La discusión contó con aportes de organizaciones como el Frente Nacional Campesino, la Asamblea Campesino Indígena del Norte Argentino, el Movimiento Campesino de Liberación y el Foro de la Agricultura Familiar.
Montón destaca algunos aspectos de la nueva norma: “Incluye la suspensión por tres años de los desalojos, así como un proceso de regularización dominial para el sector; establece el interés público de la agricultura familiar campesina indígena”. La norma será de “aplicación en la totalidad del territorio de la Nación Argentina, invitándose a las provincias a adherir a la misma o adecuar su legislación, sancionando normas que tengan un objeto principal similar al de la presente ley”, aclara el artículo 8°. Habrá que tener en cuenta el rol de las provincias en la práctica de esta normativa.
Por otra parte, “se establece un Consejo Nacional de Agricultura Familiar en el ámbito de la Jefatura de Gabinete con participación de todos los ministerios para establecer políticas para el sector”, agrega el referente de la Coordinadora Latinoamericana de las Organizaciones del Campo-Vía Campesina. Y destaca, que luego de la polémica sanción en Diputados donde no se incluyó el financiamiento, hubo un compromiso del oficialismo a que “en la reglamentación se establezca un presupuesto mayor a 1500 millones de pesos para el 2015”.
En la parte negativa del balance, “hay una ley de agroquímicos aprobada por Diputados que es un verdadero retroceso”. “Hay que decir que (el kirchnerista formoseño Luis) Basterra, es quien impulsó esa ley” y también “hace lobby por la ley que quiere Monsanto para las semillas”, apunta Montón sobre las contradicciones en las líneas que impulsa el oficialismo. El MNCI, explica, ha establecido una “alianza estratégica” con el Movimiento Evita para “disputar poder institucional” dentro del Gobierno.
En esa línea de objetivos, “queda lograr la función social de la tierra y nuevas herramientas para permitir que las familias que fueron expulsadas del campo en estos 30 años puedan retornar a la tierra”. Sólo en los 90’, el MNCI calcula que dejaron el campo 300 mil productores. En la actualidad, hay al menos 857 situaciones conflictivas en todo el país, que afectan a más de 60.000 familias y una superficie de más de 9 millones de hectáreas, según un relevamiento parcial que lleva el sello del Ministerio de Agricultura. Montón resalta una realidad poco difundida en Argentina: “La lucha por la tierra la hemos dado en todo el país, con compañeros procesados, encarcelados y amenazados”.
Tal vez uno de los casos que simbolice de forma más cruda ese cuadro sea el asesinato de Cristian Ferreyra, del Movimiento Campesino de Santiago del Estero – Vía Campesina, ocurrido en el paraje San Antonio en 2011. Tras años de espera, finalmente hubo sentencia en diciembre pasado. Javier Juárez, el asesino material fue condenado a diez años de prisión, mientras que el empresario sojero Jorge Antonio Ciccioli, “autor intelectual”, según definió el Mocase, y “verdadero responsable de la violencia instrumentada contra los campesinos” fue absuelto de todo cargo.
Este hecho “permitió poner en la discusión nacional el problema de la tierra y la verdadera cara de los agronegocios, que son la expresión pura del capital financiero en el campo”. “Esta trama que involucra a fiscales, funcionarios provinciales y empresarios que contratan una banda y la proveen de armas, deja claro que el agronegocio es violencia y violación de derechos humanos. Y en este caso, asesino”, reflexiona Montón, que advierte que apelarán el fallo. Otra de las luchas que continuará.
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