Por Camila Amatriain
La alianza Cambiemos estará en el primer balotaje presidencial con su referente, Mauricio Macri. Quién es el PRO y cómo, después de diez años de kirchnerismo, llegaron hasta acá.
El bunker político que el PRO sostiene, desde que el 25 de octubre Mauricio Macri anunció entre las caras de sorpresa de sus propios militantes que la promesa del cambio era “hoy, acá y ahora”, tiene una mezcla de visión mística de su líder con la ambición acérrima del negocio por venir.
Fue recién ese día cuando a “Mauricio” se le notó en la cara las ganas de `poder´. Fue ese el primer día que se la creyó. Más que fanáticos de las encuestas, a los macristas les encantan los focus group. Sin embargo, en el último tramo (año y medio) fueron los encuentros mano a mano y los timbreos espontáneos, los recursos que ellos implementaron y que los llevó a la victoria de María Eugenia Vidal como gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
“Mariu”, recorrió los hogares del conurbano luego de un análisis exhaustivo de los elegidos a partir de sus perfiles en las redes sociales, luego se los contactaba y posteriormente se los visitaba con un asesor y una cámara. Nada más. Con la sonrisa de la Mona Lisa a cuestas, esta fiel expositora del macrismo desde los primeros días, apadrinada por Horacio Rodríguez Larreta, supo esperar paciente su momento dentro del PRO. Hoy, es la gobernadora de la segunda provincia más importante del país. La primera, la tiene su mentor, “Horace” como le llaman los amigos.
Por otro lado, la técnica de la entrevista grupal arrojó datos reveladores. Comúnmente utilizada para medir por ejemplo, qué recepción tendría la nueva versión del arroz Gallo entre los consumidores, el Focus Group les permitió a los macristas incorporar un dato a su campaña: las ventajas de la emoción. Todo indicaba que el electorado “amarillo” tenía ciertos valores como la esperanza, la alegría, disfrutar, la familia, los amigos, el baile y el espíritu festivo. La nueva emoción que tiene Macri, luego de deshacerse del traje de frialdad, mueca dura y frivolidad calculadora que envuelve a su clase social, lo hizo bailar en un escenario, llenarlo de globos, llevar al mago sin dientes y rodearse de personajes del espectáculo que venían con esta impronta. Pero cuando esto no le alcanzó, llamó al radicalismo que era una fuerza en muerte lenta, para una alianza política que terminara de rematar a los indecisos.
¿Una época de sueños?
El PRO supo construirse en las redes sociales y el 2.0 fue su amalgama perfecta para materializar tanta emoción, globos y sonrisas. Cuando Macri convenció a todo sus compañeros del colegio Newman que debían sumarse al gobierno porteño, dejar a un costado las finanzas y el campo, les dijo en una cena de fin de año en San Isidro que había una oportunidad de conducir al país. Cuando se convenció a sí mismo de que era posible ser presidente, los Newman Boys festejaron y se concretó el Newman´s Dream. El horizonte del rugbier después del rugby mostró que los límites no podían ser Nordelta, Punta del Este y en el exterior, el Miami elegido por excelencia. No. Aquéllos que integraron su gobierno por el 2007, Pablo Clusellas, José Torello, Mauricio Devoto, Francisco Irarrazábal y Nicolás Caputo, marcarían el puntapié para los egresados del colegio de San Isidro.
Poco a poco todos fueron aprendiendo qué era la gestión y la ambición de poder. Doce años después, el bunker del PRO celebraba la victoria de la gobernación de la provincia de Buenos Aires y haber alcanzado el balotaje presidencial. Ese día, Mauricio Macri se la creyó y su propio padre, Franco Macri, que hasta entonces lo había ninguneado públicamente, lo acompañó por primera vez en un acto político. Hoy el cuadro de los Newman Boys se complementa con los nuevos coequipers preferidos, como el ministro de gobierno porteño y armador nacional de la campaña de Mauricio Macri, Emilio Monzó, el actual Secretario General del gobierno porteño, Marcos Peña, el primo de Mauricio y reelegido intendente de Vicente López, Jorge Macri y el vice gobernador bonaerense, el radical que desentona, Daniel Salvador.
Todo vale
Las redes sociales tomaron el mando de la temperatura política. A las campañas presidenciales que ya las tenían como escenario privilegiado, se sumó la producción propia de hashtags, flyers, chistes, memes y debates más o menos serios sobre qué implica un balotaje presidencial como éste.
Comparativamente desde las PASO de agosto, Macri aumentó la proporción de menciones positivas, de 31 a 32% entre la primera vuelta y el corte prebalotaje, y en cambio redujo las negativas, de 33 al 30%. Desde el 25 de octubre se mantiene como el más mencionado de los dos candidatos presidenciales, aunque esto no indique necesariamente que sean positivas.
Las redes como Facebook y Twitter son las plataformas más usadas para hacer campaña, aunque otras como Instagram, Google+ y Linkedin, también llegan a millones de usuarios. Todas ellas juntas, representan una zona liberada previo a las elecciones del domingo 22, donde la veda electoral no rige.
En el canal de You Tube del PRO se puede ver el discurso que dio Macri en la primera vuelta. Un discurso que finaliza con una frase otrora vinculada a la lucha de las resistencias: hay que hacerlo “hoy, acá, ahora” asegura entonado.
La “revolución de la alegría” macrista impone algunas reflexiones que obligan a detenerse más que en la derechización de la política, de la sociedad argentina. Solo allí es posible abordar una explicación hacia la pregunta por qué hoy, acá, ahora, luego de doce años de kirchnerismo en el gobierno nacional.
El relato político del PRO con punto de apoyo en el coaching de campaña, se construye a partir de un recorrido que se refuerza en el uso de ciertos imaginarios sociales tales como “soñar”, “creer”, “emocionarse”, “lo posible y lo imposible”, “desafíos”, “resignación vs. esperanza”, “futuro”, “alegría”, “épica”, “conquista” y “despertar”, entre otros. Todo esto es parte del detrás de escena que equipos de media training y coaches especializados en oratoria, gestualidad, imagen y medios, llevaron adelante para la campaña de la alianza Cambiemos. También es el mismo equipo con Durán Barba a la cabeza y el thinkthank de la Fundación Pensar, los que estuvieron al frente de la preparación de Macri para el debate presidencial y los nuevos spots televisivos.
El día de las primarias, en el escenario preparado para hacer público el ingreso del PRO al balotaje, Mauricio Macri agradeció a todos quienes lo acompañaron durante esos años. “Veo varias caras que están desde la primera hora….Vos no, porque tenés 10 años”, sostiene señalando hacia abajo del escenario. “Me dice: Yo!”, Mauricio Macri hace señas de levantar la mano para explicarle a sus militantes la situación. Y continúa: “¿En la panza de tu mamá ya estabas desde la primera hora? Bueno…”, finaliza resignado. Quien pudiera ser el próximo presidente de los argentinos y las argentinas, que ningunea, desacredita y menosprecia a las generaciones que cara a cara dicen apoyarlo. ¿Será entonces que el propio Macri descree que esa porción de la población pueda acompañarlo? Entonces no hay futuro para los y las que serán receptores de sus decisiones políticas durante los próximos cuatros años, por ejemplo en materia de salud, educación, derechos de la infancia, entre otros.
En la serie de televisión que transmitió la ABC entre 1978 y 1984, la gente iba a cumplir un sueño. En la Isla de la fantasía, podían acceder a sus deseos sin importar su índole, previo pago de 50 mil dólares americanos. Y a condición, de que no revelarán nada acerca del lugar. Una vez cumplido el deseo, debían si o si, abandonar la isla. El 22 de noviembre se juega una identidad como sociedad, habrá que ver si se quiere vivir una fantasía que se pague muy cara para luego volver a la cruda realidad. O enfrentarse de una vez por todas como pueblo a la construcción de un futuro soberano de largo aliento. Ya se acumularon suficientes consecuencias de tener la ñata pegada contra el vidrio.