Por Pablo Maltz. El partido central de la fecha del fútbol argentino pasó a jugarse los domingos 21:30hs por decisión de la Asociación del Fútbol Argentino y la producción de Fútbol Para Todos, lo que pone al encuentro en simultáneo con el programa Periodismo Para Todos que conduce Jorge Lanata.
Si bien el horario de salida parece, a priori, no favorecer a los hinchas que quieren ir a la cancha, no se trata de un cambio radical si tenemos en cuenta los horarios de la Copa argentina y la Copa Libertadores, pero la disputa de fondo aquí es la del Grupo Clarín y el Gobierno Nacional.
Durante su programa, Lanata propuso como hashtag (etiqueta) en twitter #FutbolNoTapaTodo. A esa afirmación le faltaron caracteres para decir que su programa se va a reproducir por los cientos de medios gráficos, radiales y audiovisuales que tiene el grupo Clarín, con el seguimiento exhaustivo que se le da en toda la semana como cada tema tratado los domingos a la noche en canal 13.
Una de las versiones oficiales acerca de este cambio en la programación fue la de Gabriel Mariotto, quien afirmó a Radio La Red: “Cómo no vamos a ir a buscar el rating en un canal público cuando tenemos un muy buen producto. Me parece que es una pelea táctica de rating”. El argumento es como mínimo falaz, porque Fútbol Para Todos no es un producto con fines comerciales, ya que el acceso a eventos deportivos por medio de la televisión pública no tiene como objetivo medir más, por ende vender más, y no depende de la publicidad privada sino que se financia con la pauta oficial.
En este tire y afloje que se instaló en la agenda hegemónica de los últimos días, los voceros de ambos sectores reproducen la mirada prejuiciosa del estereotipo del hincha que se enceguece con la pasión, sin entender que los factores identitarios que entran en juego y las emociones que genera el fútbol no bloquean la capacidad crítica de los futboleros.
Tanto la declaración del Vicegobernador de Buenos Aires como la victimización de Lanata, comparten la idea de que los fenómenos culturales masivos pueden ser una vía de manipulación de sujetos expectantes y pasivos. Un enfoque que deja de lado las múltiples variables que constituyen las subjetividades, la heterogeneidad del público y muchas veces generan el efecto contrario al propuesto inicialmente.