Por Juan Manuel De Stefano. Lo que comenzó con toda la ilusión, terminó en un fracaso histórico. Aquí la historia del empresario que junto a José Pekerman, Carlos Aimar y Víctor Marchesini, más 15 jugadores argentinos, se embarcó en una experiencia que terminó en escándalo.
Unos años después del intento de Marcelo Tinelli de convertir al Badajoz en un equipo competitivo, el empresario Daniel Grinbank rubricó la compra del Leganés en lo que pretendía ser un proyecto ambicioso. El primer intento de Grinbank fue a través del Valladolid, pero la negociación no llegó a buen puerto y entonces se interesó en el Leganés. Finalmente, el 11 de agosto de 2003 compró el 86% de las acciones del club a Jesús Polo, con el objetivo de ascender a Primera División en tres años.
Para intentarlo fue buscar a José Pekerman y le ofreció el cargo de Director Deportivo. Con el imán del entrenador más exitoso de las Selecciones Juveniles pretendía formar una base solida para el futuro y fichar jugadores de renombre. Carlos Aimar (tenía experiencia en aquel país con muy buenas campañas en el Logroñes, y el Celta de Vigo, entre otros) fue el elegido para ser el entrenador con la asistencia de Víctor Marchesini en el cuerpo técnico.
Pero la primera medida no fue bien recibida por la prensa española; decidió despedir de un plumazo a 15 jugadores españoles y contrató 15 futbolistas argentinos: José Chamot, Federico Domínguez, Javier Mustafá, Santiago Kuhl, Lucas Alesandria, Pablo Rodríguez, Pablo Calandria, Nicolás Medina, Mario Turdó, Mauro Navas, Martín Vitali, Claudio Enría, Claudio Marini, Juan Pietravallo y Bernardo Leyenda, todos con pasaporte comunitario excepto Domínguez.
Finalmente, el Leganés no hizo una buena campaña y su partido más recordado fue en la Copa del Rey por los diesiseisavos de final ante el Real Madrid. Un gran encuentro que terminó 4 a 3 a favor del conjunto Merengue. El equipo de Aimar comenzó perdiendo 2 a 0, lo dio vuelta y se puso 3 a 2. Pero a pocos minutos del final Santiago Solari decretó el 3 a 3, que obligó a ir al alargue. Raúl decretaría la victoria final y lo que fue un oasis en el desierto para el equipo de los argentinos. Igualmente estuvo muy cerca de la hazaña ante el Dream Team que tenía en su plantel a nombres como: Roberto Carlos, Beckham, y el brasileño Ronaldo, entre otros.
Pero en el campeonato, el Leganés no hizo pie y no podía sostener su economía. El equipo estaba decimotercero en la Liga de Segunda División, a sólo tres puntos de la zona de descenso, con un discreto bagaje de 4 victorias, 9 empates y 5 derrotas. Grinbank decidió marcharse al no encontrar soluciones en lo futbolístico ni en lo económico, las expectativas en 5 meses de su gestión no se habían cumplido. Le comunicó su decisión de marcharse al plantel, al cuerpo técnico y a José Pekerman. Lo curioso es que no tenían contratos firmados con el club, sólo la palabra del empresario sin ningún papel de por medio.
Aimar adujo problemas personales y se fue detrás de Grinbank. Pekerman se ofreció para dirigir al equipo pero -en ese momento- no cumplía con los 3 años de técnico al frente de un plantel profesional ya que sus experiencias habían sido sólo como entrenador de la Selección Juvenil. El plantel estuvo a punto de no presentarse a jugar en el encuentro contra el Algecira ante la sorpresiva renuncia del empresario
Jesus Polo volvió al club como presidente y hasta llegó a denunciar que la recaudación del partido ante el Real Madrid había desaparecido misteriosamente. En medio de acusaciones Grinbank se expresó en la Revista Veintitrés: “Se generó una versión muy agresiva de la prensa española, en particular la deportiva, que nunca vio con buenos ojos el proyecto que era ambicioso, no a corto plazo” manifestó.
Por otro lado, se supo que en el Real Decreto de Sociedades Anónimas Deportivas se establecía que toda persona física o jurídica que adquiera al menos el 25% de las acciones de un club de fútbol tenía que recibir una autorización.
Al incumplir este requisito, la compra del Leganés por parte de Grinbank era para la entidad, “nula de pleno derecho”.
La Liga de Fútbol Profesional también se expidió sobre el tema y confirmó que no le constaba ninguna modificación accionaria en el Leganés. Apenas consumado todo, uno de los ocho españoles del plantel, Macanás, subrayó: “Ahora tenemos que tirar del carro los que llevamos más tiempo, y por eso es el momento de recordar a los 15 jugadores españoles despedidos “.
Por su parte, el empresario seguía con su defensa: “Lo único que hicimos es disponer del uso de la condición suspensiva del contrato, cuando las cosas no se dieron cómo habíamos proyectado. Hubo variables que yo pensé que iban a funcionar de determinada manera, y funcionaron de otra. Decidí que no iba a seguir en Leganés el día que llevamos al Real Madrid al estadio Butarque, y no lo pudimos llenar”. En ese sentido agregó: “Si no lo lográbamos con el Real Madrid, argentinos jugando contra Beckham, televisado por PPV, no lo llenábamos más. Calculo que perdí aproximadamente unos 2 millones y medio de euros. Me considero el responsable empresarial pero no futbolístico”, concluyó.
El equipo terminó descendiendo tras quedar en 19ª posición de la Segunda división al final de la temporada y los argentinos se fueron dispersando poco a poco. Inclusive Federico Domínguez (que era propiedad de Grinbank) se fue a jugar a México apenas decretado el alejamiento del empresario.
Todo finalizó en un escándalo inesperado y con un final poco feliz. En cierta medida una caso bastante parecido al desembarco de Tinelli pero con menos tiempo de permanencia en el club. Grinbank terminó desde ese momento con su intervención en el fútbol, que había comenzado con colaboraciones en el Fondo de Inversión del Independiente campeón de 2002 dirigido por Américo Gallego. Luego de su experiencia frustrante en el Leganés, decidió dar un paso al costado y volver a la actividad que le era más redituable y satisfactoria: la de ser empresario y organizador de eventos.