Una lectura de Rara, de Natalia Zito (Emecé, 2019).
Por Cezary Novek
La voz narradora es una mujer y, en una historia que podía ser una más del montón, levanta vuelo debido a un personaje sólidamente construido: es una persona con sus claroscuros, sus virtudes y sus defectos –incluso uno físico, que es el que da título al libro–. Esto quiere decir que su personalidad es palpable al punto que la lectura tiene la sensación de escucharla más que leerla.
Hay frases citables en todo el libro, así como también párrafos muy bien tejidos que mantienen un ritmo narrativo parejo y atrapante. Hay una descripción de una parte de la casa que hubiera sido el título perfecto para la novela por la perfección con la que describe el paisaje interior de la protagonista: la espalda del vacío.
¿Qué es lo que se queda de un proyecto caduco? ¿Cómo se corta el círculo vicioso de la negación después de una inercia tan grande?
Una mujer tiene un hijo. Lo pierde. Hacen tratamientos. Tienen otro. El matrimonio decae, las promesas no se sostienen, el vacío del destrato comienza a desintegrar la familia, la separación no tarda en llegar. Él se muda con el niño, ella debe ocuparse de desmantelar esa casa que antes fue un hogar y ahora el mausoleo de lo que no fue.
El monólogo de una mujer que espera la mudanza después de doce años de convivencia dice: “La desaparición de la pasión, las dificultades para concebir, los tratamientos de fertilidad, la rutina demoledora y el rencor creciente”. Son cuatro días de espera que valen por toda una vida.
Sus ejes son la maternidad, los vínculos familiares y las relaciones amorosas. La inmovilidad, la parálisis emocional y la introspección ante la catástrofe. La simbiosis tóxica en las relaciones de pareja. Los reproches mutuos sobre superar la propia historia o descomponerse junto con ella. El malentendido que se transforma en bola de nieve y luego en una avalancha que no se puede detener y arrasa todo a su paso.
Rara es una novela sobre algo tan común que casi no nos detenemos a pensar: que nunca se sale entero de los desenlaces. Zito repasa en detalle las fallas propias y ajenas a través de la voz de su protagonista, que es la verdadera trama por encima de la trama. La historia de Rara funciona por cómo está contada más que por la historia en sí. Y cuando llegamos a esa conclusión, la autora nos entrega un desenlace brutal por lo sorpresivo.
Pero también es una novela que habla de otras cosas más.
De lo que es capaz de aguantar el ser humano con tal de no estar solo. De lo crudo y espantoso que es despertar una y otra vez en el escenario desolado del fracaso. De que los fantasmas de años de recuerdos y vivencias se superponen en el espacio vacío hasta no dejar lugar para el oxígeno. De lo que duele terminar, incluso cuando fue malo.
Natalia Zito
(Buenos Aires, 1977) Escritora y psicoanalista. Licenciada en Psicología (UBA). Publicó el libro de relatos Agua del mismo caño, que adaptó luego para teatro en la obra El momento desnudo. En 2011 obtuvo el primer premio del concurso de microrrelatos de la editorial Outsider, en 2012 la mención especial del concurso Itaú Digital y en 2013 el primer premio del concurso de crónica de la revista Anfibia. Crónicas y relatos suyos integran las antologías La frontera durante (2014), 8choy8cho (2014), El placer de las curvas (2015), Pobre diablo (2016), Persistencia (2017) y la edición especial Cien argentinos de la Revista Luvina de la Universidad de Guadalajara (2014). Ha publicado en Clarín, Anfibia, Lamujerdemivida, Paco, Hoy Día Córdoba y varios sitios de contenidos culturales, así como en revistas y medios especializados en psicoanálisis. Desde 2004 dirige una pequeña escuela de posgrado para jóvenes graduados en psicología. Tiene formación actoral y participó de la película El cielo del centauro (2015), dirigida por Hugo Santiago. Coordina “Escribir con otros”, taller de lectura y escritura para adultos y adolescentes.