Por Ignacio Marchini (@profneurus) y Gonzalo Reartes (@reartes_gonzalo) / Foto: página oficial
“Los movimientos sociales aprenden a cada paso, en cada lucha, en cada escuela que levantan, porque han tomado la educación en sus manos”. Así comienza la sinopsis de La Educación en Movimiento, el documental de Martin Ferrari y Malena Noguer que se estrena este 5 de abril en el cine Gaumont.
La elección de la fecha de estreno no es casual: un día después de que se cumplan 11 años de la muerte del docente Carlos Fuentealba, asesinado por la policía en una protesta docente en la provincia de Neuquén el día 4 de abril del año 2007. Marcha dialogó con los realizadores Martin Ferrari y Malena Noguer acerca del documental que fue filmado durante el 2015 y 2016 e implicó un recorrido a los largo de 45.000 km por Nuestramérica: 10 países, 15 movimientos sociales, más de 100 entrevistas, 300 horas filmadas, 500 días de rodaje.
¿Cómo surgió la idea de hacer este documental?
Martin Ferrari (MF): El proyecto de “La Educación en Movimiento” nace cuando nos conocimos en un bachillerato popular. Tenía que ver con hacernos cargo de una pregunta que tenía que ver con qué pasa con la educación y los movimientos sociales, más allá de los bachilleratos populares, en otras experiencias de Latinoamérica. Nos hicimos compañeros, pareja y decidimos emprender este proyecto.
El documental es parte pero no es todo, porque tuvo un laburo previo casi de un año de investigación, mapeo, indagación, puesta en contactos, de debates nuestros todos los lunes de las semana por la mañana debatiendo qué hacer, cómo hacerlo, qué movimientos. Después la decisión de asumir no sólo visitar a los movimientos sociales que ya están en movimiento y están luchando, resistiendo, organizándose, sino ponernos en movimiento en términos de salir a recorrer. Habíamos tenido propuestas por ejemplo de “¿por qué no llegan en avión?” y hoy reivindicamos que el haber recorrido Latinoamérica, o sea esos 45.000 kilómetros, nos hicieron encontrarnos; estar y habitar, esas dos categorías que implican desde las comidas hasta las contradicciones que la gente vive en cada territorio.
Malena Noguer (MN): Por ejemplo, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), que es una de las experiencias que recorrimos y que está en el documental, ellos hablan de educación propia, nunca hablan de educación popular. Ahora, nosotros que salimos de los bachis populares que sí recuperan la educación popular, miramos esa experiencia y podemos decir “sí, es educación popular”.
Si bien hay estos matices en cada experiencia, ¿veían una coincidencia en los distintos lugares?
MN: Sí, sí. De hecho, siempre decimos que toman la educación porque están queriendo transformar una situación de opresión, de luchar contra el capitalismo, contra el patriarcado, contra el avance del agronegocio. Y en ese camino de lucha deciden (decidimos en realidad, porque también somos parte de una organización) recuperar, tomar la educación en nuestras manos y muchas veces con ese objetivo, de transformación, que es uno de los centros de la educación popular.
¿Qué importancia le asignaban los movimientos a la participación del espacio o a la construcción conjunta y popular de la educación?
MN: Por ejemplo, en el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) la forma organizativa, la distribución de los roles, tomar la palabra, la reflexión y la acción, son constantes en todos los niveles organizativos. Eso se replica en la escuela, eso se replica en el asentamiento, en el MST a nivel regional y en el MST a nivel nacional.
¿El MST fue una de las experiencias que más los marcó?
MF: Yo recuerdo algo que creo que está bueno recuperar. Me acuerdo que estábamos cenando con otro compañero de otro país en un momento; y estábamos viviendo, nosotros no lo habíamos pensado, el giro hacia la derecha, el giro conservador que estamos viviendo en Latinoamérica. En ese momento, este compañero nos dice “en medio de todo esto, ¿qué es lo más esperanzador que han vivido?” y a nosotros nos toca decir unánimemente que fue el MST. En términos de una construcción política, social, educativa, económica, productiva, con un horizonte claro de ir hacia un socialismo pero ir viviéndolo, haciéndolo, construyéndolo, es muy interesante. Con todas las contradicciones y tensiones que tiene. Eso está claro, nada es color de rosa. Pero habita en las contradicciones.
MN: Siempre contamos la anécdota de Chiquinha, la señora grande que aparece en el documental, que está cantando una canción sobre la lucha por la tierra, cómo luchaba ella misma con su familia cuando era joven para recuperar esa tierra de la que la estaban echando a ella y a toda su comunidad. Y ella escribió esa canción porque era analfabeta, era la forma que tenía de comunicarlo. EL MST llegó en realidad un poquito después de la lucha por esa tierra, pero fue con el Movimiento con el que se alfabetizó. Su hija es Ibaniza, que es la directora de la escuela que filmamos, que tiene un doctorado en educación y no en educación tradicional sino en educación del campo, que es la educación disputada por el MST y otras organizaciones al Estado. Entonces, para nosotros ese es un ejemplo chiquito de todo lo que ha logrado el movimiento.
Tienen una estrategia a largo plazo.
MF: Y sí. Me pone un poco la piel de gallina, pero a veces uno habita en sus organizaciones, en los espacios políticos y creemos que si no es ya… Uf. Entramos en corridas, depresiones y ellos tienen una estrategia clara. Hoy en la Escuela Nacional Florestan Fernandes donde estuvimos, se están formando compañeros de África. Entonces digo, allá no sólo hay una mirada latinoamericana sino que hay una mirada internacional sobre el avance del capital, sobre los territorios.
¿Alguna otra de las experiencias, más allá del MST, que les haya llamado particularmente la atención?
MF: También transitamos experiencias en Venezuela y ahí estuvimos visitando el Movimiento Pedagógico Revolucionario, que son movimientos de docentes organizados. Inclusive estuvimos con quien era el Ministro de Educación en su momento, Rodolfo Pérez, que venía de ese movimiento. Entonces seguimos esas tensiones entre venir de un movimiento y hoy ser funcionario. Recuerdo a Rodolfo diciendo, desde su lugar y desde su escritorio, “hoy todas las políticas que tiene ese ministerio de educación nacieron en los movimientos sociales y populares de Venezuela, y hoy los movimientos tienen que entender y tienen que subsumirse a las lógicas estatales”. Por eso también es que fuimos a entrevistar a un ministro. En Colombia no nos interesó ir. En el caso de Bolivia, Ecuador y Venezuela sí porque tienen procesos políticos que reivindican o toman propuestas políticas de los movimientos sociales en términos educativos.
Y en relación a una perspectiva feminista en la educación, ¿todos los movimientos se reivindicaban feministas? ¿Cómo lo veían en la práctica a eso?
MN: Yo creo que muchos movimientos sociales están recuperando un feminismo popular, comunitario y creo que un poco eso se logra ver en el documental.
Sí, muchas de las figuras más fuertes son mujeres.
MN: Sí. Y son parte de las propuestas pedagógicas también; por ejemplo la experiencia en el bachillerato popular. Se genera un espacio de asamblea de mujeres y en paralelo un espacio de asamblea también de los hombres. De mujeres y LGTB, y eso es parte del currículo, de la propuesta política pedagógica. Visitamos también una escuela de mujeres en Ecuador, que parte de que existe desigualdad en el acceso a la educación entre mujeres y hombres y entonces armó una escuela de mujeres.
Sí yo creo que en Argentina, en Brasil por lo menos con el MST y en México con el zapatismo, son de las experiencias que nosotros visitamos de las más pioneras. El zapatismo en el ’93, antes del levantamiento, declaró la primera ley revolucionaria de las mujeres. Hay otras organizaciones que no, pero que se está en camino yo creo.
¿Cuál es el objetivo de este documental?
MN: Me parece que es un documental que nos invita también a mirarnos de conjunto, a que eso que estamos haciendo hace muchos años se hace en otro país, que hay otros compañeros y compañeras que también se vienen organizando. Creo que es clave también en este momento histórico, donde la angustia y la depresión del tiempo que nos toca vivir puede hacernos ver el vaso medio vacío. El CRIC hace cuarenta y cinco años que se organiza, el MST hace más de treinta, el MOCASE hace veintisiete años.
Me parece que en este momento es un documental que puede contribuir a mirarnos de conjunto, a historizarnos como espacios políticos, como organizaciones. Y lo otro es que también nos obligó la coyuntura en términos educativos, en un momento donde el proyecto neoliberal en términos educativos quiere avanzar con la evaluación, con la estandarización, que quiere imponer las recetas que determinan los organismos internacionales de crédito y vaciar de sentido el acto pedagógico, pasa a ser todo meramente técnicas.
Es intrínsecamente político.
MF: Es intrínsecamente político. No nos podemos olvidar de que lo que estamos haciendo dentro de un aula es político, porque estamos en el marco de un movimiento social que está luchando o por la tierra, o por la vivienda digna o contra la violencia contra las mujeres. No nacimos por construir escuelas o una universidad, y para mí eso es impresionante. Es impresionante y es tremendamente necesario recordarlo en términos educativos porque pareciera que toda educación puede cambiar por el solo hecho de evaluarse, y que el problema son los docentes. No, el problema es el capitalismo, hay que poder poner en discusión eso y qué modelo de sociedad queremos, pero eso es algo que ellos jamás, los que hoy nos gobiernan, van a querer hacer.
La Educación en Movimiento se estrena este jueves 5 de abril a las 19hs en el Cine GAUMONT Espacio INCAA KM 0 en la Av. Rivadavia 1635, Capital Federal.
Podes ver el tráiler acá o conocer más sobre el proyecto en la página oficial.