Por Redacción Marcha / Fotos por Nayko Fotos y Repo
Ayer más de 100 mil personas se movilizaron en todo el país en defensa de la Educación Pública. Un nuevo cimbronazo contra el gobierno que muestra el malestar generalizado con las decisiones políticas y económicas en estos meses de gestión.
Estudiantes y graduados, docentes y no docentes. Gremios y militancia académica y sindical. Todos estos sectores, y más, formaron parte de la histórica jornada que ayer ocurrió en nuestro país. No fue solo el epicentro político y económico, sino que en todas las provincias, en cada lugar donde se la ve vulnerada, hubo al menos un grito por el tan indispensable derecho de acceder libremente a la educación pública de calidad. Así se desató la Marcha Nacional en defensa de la Educación Pública.
Hace algunas semanas atrás toda la burocracia se puso de acuerdo para herir de muerte a la Universidad de Buenos Aires: cero por ciento de aumento en presupuesto para este año. Como si no fuese grave que sigan existiendo docentes ad honorem, que no se concluyan las obras de infraestructura y se sostenga el mantenimiento edilicio y de las y los trabajadores, como si los fondos en sí mismo ya eran insuficientes, esta vez asistimos al ajuste más feroz de los últimos años. Tarifazos en los servicios, en el transporte, inflación acelerada. Pero el prepuesto para uno de los iconos de la educación en Argentina y el mundo, ese hermoso símbolo que es nuestra casa de estudios, no podía gozar de ningún incremento. Y así las clases, públicas por naturaleza, ocuparon el lugar que correspondía: las calles. Y junto a ellas, las asambleas estudiantiles y docentes, los reclamos, los gritos de resistencia.
Fue el presupuesto, la paritaria docente, la falta de respuesta para acceder a becas, al boleto estudiantil, a las necesidades de las personas que pasan buena cantidad de sus vidas en cualquier institución educativa pública la que detonó un problema que quiere avasallar un derecho que, se demostró, no se perderá.
Una jornada que hizo historia
Corrían las primeras horas de la tarde cuando las primeras personas se congregaban en la Plaza Houssey, aquella que convive con la Facultad de Ciencias Económicas, la Facultad de Medicina y una de las sedes de la Facultad de Ciencias Sociales.
De un momento a otro, eran miles quienes cantaban y coreaban por la unidad de obreros y estudiantes y se disponían, así, a movilizar primero al Palacio Pizzurno (Ministerio de Educación) para luego llegar hasta la Plaza de Mayo, frente a Casa Rosada. Todo esto sin omitir el río humano que se iba formando en el recorrido.
Pero la crisis educativa genera un herida profunda, con una hemorragia que no se detiene en los límites de la General Paz. Córdoba, Río Negro, Tucumán, Jujuy y todo el país vivió una jornada de lucha histórica.
La convocatoria fue impulsada por las bases del movimiento estudiantil y lanzada por la CONADU Histórica, CONADU, FEDUN, UDA, CTERA y FAGDUT. Además, por parte de los gremios estudiantiles, estuvieron presentes la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), FUA, FULP (La Plata), FUC (Córdoba), FUP (Patagonia), y FUNE (Nordeste), entre otras.
Cómo sigue
Desde que se acentuó el conflicto educativo, hace ya casi un mes, venimos destacando cuáles son los reclamos y las luchas que vienen llevando adelante aquellos quienes integran el mundo académico. Sin embrago, consideramos que es importante no aislar esta crisis del contexto general que hoy somete a los sectores populares de la Argentina. Los miles de despidos en los sectores público y privado, la constante inflación, los tarifazos y el ajuste también en salud, se contrapone con la benevolencia empresarial, el pago a los Holdouts, la quita de retenciones al agro y la ayuda impositiva a las mineras, la escalada represiva en los conflictos laborales, los techos paritarios.
Esa es, en resumen, la situación actual. Y la masiva movilización en defensa de la Educación Pública es un hito para las luchas del pueblo. Porque es el mismo movimiento de estudiantes y docentes que supo ser vanguardia en otros difíciles momentos del país y que hoy es llamado, nuevamente, a asumir las responsabilidades que la historia les ha otorgado.
Es la organización el único camino posible para detener la embestida macrista y poder ganar nuevamente terreno en las conquistas populares.