Represa binacional de Itaipú que comparten Brasil y Paraguay
La estatal Administración Nacional de Electricidad (ANDE) de Paraguay anunció que no se encuentra capacitada para impedir el colapso energético durante el verano. Además, negociados con la multinacional Río Tinto Alcán planean derivar energía a bajo costo a dicha empresa.
Este miércoles ANDE se declaró impotente para impedir el colapso total del sistema energético y previó apagones de 15 y 17 horas, superiores a los que ya se viene aplicando. “La institución está en crisis porque el sistema de distribución llega al límite de su capacidad y colapsará debido a la alta demanda y la falta de infraestructura para enfrentar la problemática”, declaró rotundamente Carlos Heisele, director general de la empresa.
Si bien Paraguay está trabajando en la construcción de una línea de 500 megawatts para traer más energía de las plantas hidroeléctricas, la construcción (financiada con apoyo del Mercosur) confronta problemas, “no estará lista hasta el 2014 y solo servirá para aliviar líneas sobrecargadas” advirtió Heisele.
La debilidad de la infraestructura hizo exclamar a los expertos paraguayos de Itaipú que se necesitará la inversión de 500 millones de dólares anuales durante cuatro años consecutivos solo para mejorar la situación actual y bastante más para resolver los problemas estructurales. Las previsiones para el próximo mes, si antes no se registra el desplome total de la empresa, son realmente muy preocupantes y mientras tanto, ANDE sólo pudo declarar que muchas conglomerados residenciales pasarán a oscuras las cercanas fiestas navideñas.
En este contexto, un entramado más complejo sale a la luz. El día martes, el gobierno paraguayo anunció que planifica la eliminación de la venta de energía producida por las hidroeléctricas de Itaipú y Yaciretá a Brasil y Argentina, sus socios en la administración de esas usinas. Paraguay es dueño del 50% de la producción de cada represa, sin embargo apenas consume una porción del porcentaje que le corresponde. Entre otras cosas por la falta de infraestructura y la poca industrialización para utilizar esa fuente energética. Actualmente, el excedente lo vende en forma preferencial a Brasil y Argentina.
La posibilidad de cesar en esa venta fue mencionada en los últimos meses por el gobierno, ante la molestia paraguaya por su suspensión en la membrecía de Unasur y Mercosur, tras la destitución del presidente Fernando Lugo. Las amenazas no pasaron de ser parte del debate político, pero ahora el anuncio de la integración de la comisión gubernamental para preparar modificaciones a los tratados y los nuevos argumentos utilizados cambió el carácter del asunto.
Sin embargo, además del trasfondo político del anuncio gubernamental, la oposición planteó que el objetivo verdadero es la entrega subsidiada de la energía a la multinacional Río Tinto Alcán, que esta semana debe firmar un primer acuerdo para instalarse en el país.
Este gigante productor de aluminio, cuya forma de funcionamiento es electrointensiva, concita el rechazo de organizaciones sociales y partidos de izquierda por considerar que afectará la soberanía energética nacional y provocará severos daños al medio ambiente y a la salud de la población. Por este motivo, numerosas entidades agrupadas en la campaña denominada “NO al golpe de Río Tinto Alcán” demandaron el cese de las negociaciones que, según denunciaron, se llevan a cabo en forma secreta.
La exigencia de Río Tinto de recibir un gran suministro de electricidad subvencionado por Paraguay, el nivel de mano de obra a emplear muy inferior a otras empresas nacionales altas consumidoras de energía y los peligros ambientales que generará la planta son argumentos de los opositores.
Junto a Río Tinto, afirman, otras transnacionales fundamentalmente estadounidenses, recibirían beneficios en el suministro de electricidad para su funcionamiento en el Chaco paraguayo.