Por Federico Larsen. Segunda parte de la entrevista que Marcha realizó con Miguel Benasayag, filósofo y psicoanalista argentino en Francia. En esta entrega, el análisis preelectoral.
En una Europa en crisis, Francia se prepara para las próximas elecciones del próximo 22 de abril en un clima de “mucha inquietud”, como lo describe el filósofo argentino exiliado hace ya 30 años en París, Miguel Benasayag. Todo parece indicar una disputa muy feroz entre el actual presidente, Nicolas Sarkozy, de centro derecha, y el candidato del Partido Socialista -centro izquierda- Francoise Hollande. Luego de analizar la situación que vive el viejo continente, y las esperanzas que genera América Latina en los europeos, el ex militante del PRT y reconocido intelectual argentino repasa el clima preelectoral francés. “Está la sensación de que la política se terminó entonces hay que pasarle la mano al técnico, dejando de lado toda la parte conflictiva, democrática, ideológica. Acá en Francia, los dos candidatos con más chances, Sarkosy y Hollande, juegan ellos mismos a los técnicos. Los dos se muestran como la opción más creíble pero eso no quiere decir hacer más política sino ser técnicamente más creíble. Ambos quieren ser totalmente intrasistémicos. Hollande llegó a decir, en Londres que la City no tiene nada que temer a que los socialistas lleguen al gobierno. Eso empuja a cosas más jodidas, porque efectivamente es el sálvese quien pueda”. Según él, en toda Europa existen dos tendencias: “por un lado los que dicen que Europa se tiene que salvar toda junta pero los ‘malos alumnos’ hay que dejarlos de lado, y por el otro la tendencia nacionalista, teniendo en cuenta que acá el nacionalismo es más bien con zeta, que implicaría cerrar las fronteras nacionales, dejar de lado el euro y volver a las monedas nacionales. Las dos son posiciones de cerrazón”.
Uno de los temas calientes es el de la inmigración, “chivo expiatorio de las divergencias entre europeos”. Como militante de la Red de Educación sin Fronteras, un movimiento que trabaja en los ghettos de inmigrantes sin papeles de las periferias francesas, tiene fuertemente en cuenta esa variable en el análisis de las campañas. “Sarkozy, para conquistar a la derecha, que es muy fuerte aquí, tiene discursos muy duros. El ministro del interior Claude Guéant, ha hablado de diferencias jerárquicas entre culturas y civilizaciones. Son posiciones que tienen que ver con eso del relativismo cultural, es decir un racismo no racial sino cultural, pero de última, acá, les cae siempre a los mismos, los árabes. Eso lleva a que esta oposición entre oriente y occidente desgraciadamente anda muy bien, entonces inclusive los sectores de izquierda o socialdemócratas o hasta el Partido Comunista (PCF), se prenden en este discurso sobre la libertad de occidente. Esos son los discursos nauseabundos que circulan como elementos de la campaña. Eso quiere decir que económicamente nadie habla de una alternativa de nada. Todo el mundo se la pasa hablando de si los árabes son civilizables o no, y por supuesto que nadie habla de economía ni del Fondo Monetario ni de la deuda. Con eso tofo el mundo dice que hay que quedarse tranquilo”.
La izquierda francesa
Mucho se ha hablado en Argentina de la candidatura de Jean-Luc Mélenchon, opción izquierdista que ha cosechado fuertes consensos, hasta posicionarse en un tercer lugar en las últimas encuestas. Su Frente de Izquierda ha sido objeto de análisis -y elogios- de cierta prensa progresista en nuestro país. Sin embargo, Benasayag no es tan optimista al respecto. “Melenchon es un tipo que viene del Partido Socialista de Hollande. Hay una franja de la población que con la crisis se fue a la derecha, pero también hay una franja que se radicalizó más a la izquierda y junto con el PCF él logró crear un frente de izquierda inspirado en el Die Linke alemán. Es un partido de izquierda y centro izquierda, con un discurso muy demagógico, anticapitalista y anticrisis, pero es una opción nueva. Sin embargo es una bolsa donde trató de poner a todo el mundo y está beneficiando de una bronca legítima y justa muy grande, que busca desesperadamente algo a la izquierda de la izquierda. Por ejemplo, Melenchon sacó un libro que se llama ‘Que se vayan todos’, y me parece que es un poco un abuso de su parte porque él sería uno de los que tendría que irse. Es decir, él tendría que dar el ejemplo. Yo me acuerdo en 2001 en Parque Centenario que al costado de la asamblea había siempre una pequeña reunión de partiditos de izquierda, y los militantes podían venir a la otra asamblea, pero venían como individuos. Es decir que el ‘que se vayan todos’ de Argentina incluía por supuesto a personajes como Melanchon. Él viene de pasársela sentado hablando en los bancos del parlamento, sin un pasado de luchas. Es el tipo que más o menos genera las ganas, porque más que programa son ganas. Y está bien que haya ganas, porque son el substrato a partir del cual algo puede emerger. El problema es que la forma que él le dio a todo eso, hace que todas esas ganas le sirvan a él como trampolín personal”.
También a la izquierda se presenta la formación de Philippe Poutou, el Nuevo Partido Anticapitalista, que ha logrado cosechar buenos resultados en elecciones anteriores, y tiene chances de conseguir alguna banca. “El NPA es la formación del trotzkismo, en una versión que en Argentina tuvo su correlato en el PST, que era una facción del PRT que se llamaba PRT La Verdad. Acá siguió existiendo como Liga Comunista Revolucionaria y luego se llamó Nuevo Partido Anticapitalista. Es internamente muy rígido y muy burocrático, pero como está a la izquierda de la izquierda participa con los movimientos sociales. Su participación es siempre un poco conflictiva, porque es bastante clásica en el sentido de recuperar a los movimientos sociales para dirigirlos. Tienen desconfianza, están convencidos de que los movimientos sociales le quitan fuerza a la lucha y entonces ellos tienen que dirigirlos como partido de vanguardia. Es una visión muy clásica que crea muchos conflictos y esperanzas de vez en cuando, pero esta vez no creó mucha esperanza”.
La pelea de arriba
“A la izquierda, el único que puede ganar, aunque en realidad es una socialdemocracia de centro, es el partido socialista. Sus posiciones políticas, económicas y sociales son de un centrismo liberal que va un poco más a la derecha porque se compone con el neoliberalismo. Esa gente puede quizás en las cuestiones sociales ser un poco menos brutal. Pero la verdad que nadie le hace un cheque en blanco”. Benasayag tiene clara la caracterización del partido de Hollande, que según algunas encuestadoras estaría inclusive superando, por pocos puntos, al actual mandatario Sarkozy, de la Unión Por la Mayoría. “Es el partido de Chirac y Sarkozy” explica. “Hoy, a diferencia de cuando estaba Chirac, UPM ha dejado de lado el Gaullismo. Los gaullistas son los de la tercera posición, había de izquierda, de derecha, muy bonapartista como el peronismo. Pero ahora la UPM dejó atrás toda idea de capitalismo social, como lo llamaban ellos, y es el partido mayoritario en la derecha. Después hay muchos partiditos de centro que intentan subsistir solos pero terminan siendo tragados por la UPM”.
Una pelea abierta que puede llegar a definir el futuro de la Unión Europea. “En Europa a quienes quieran levantar un poquito la cabeza le ponen en la cara que quienes mandan son Merkel y Sarkosy. Merkel un poco más, pero eso está clarísimo”, concluye Benasayag.