Por Marcelo Otero
En el marco de la semana de la tierra, entrevistamos a Valter Israel da Silva, miembro del Miembro del MPA de Brasil, autor del libro Clase Campesina, Modelo de ser, de vivir y de producir, sobre el que presentó una ponencia en el VI Congreso de la CLOC.
Ayer escuchaba tu ponencia sobre la pertinencia de la clasificación de clase social del campesinado y su carácter de sujeto revolucionario, una discusión de larga data en el entramado conceptual del socialismo. ¿Qué lugar tienen la clase y el campesinado para poder pensar, desde un marco revolucionario, el escenario actual de las luchas latinoamericanas?
Primero, donde empieza el debate sobre este tema. Hace años, por 2003, en el MPA empezamos a hacer un estudio sobre el campesinado. En 2005 sacamos una construcción colectiva en el movimiento, agregando más de 70 expertos investigadores de Brasil, que aportaron a una producción colectiva, sacamos un libro llamado “El campesinado en el siglo XXI, posibilidades y condicionantes para el desarrollo del campesinado en el Brasil”. De ahí empezamos a tratar lo que llamamos el “plan campesino”. Este libro hacía un diagnóstico, recorrido histórico, y traía datos, elementos, desde ahí salió un estudio que llamamos de “La historia social del campesinado en Brasil”. Ahora más reciente, hicimos un libro sobre mujeres campesinas, trabajo productivo y trabajo político, porque nos dimos cuenta que a pesar de que la mayoría de los investigadores son mujeres, la mujer estaba invisibilizada en la historia social del campesinado. Eso para poner que hay un recorrido de estudio, de debate, de 12 años.
Más recientemente, en el 2010, tuvimos nuestro 3er Encuentro Nacional y con el tema del campesinado con un lugar muy fuerte. Y en ese momento planteamos el campesinado como clase, y esto genero una serie de debates, necesidad de estudios, de profundizar sobre el tema, toda esta polémica, si es o no clase, que es una clase. Empecé a recorrer la historia en la vida de Marx y sus afirmaciones sobre el campesinado y encontré cosas muy interesantes que todavía el movimiento marxista, por lo mínimo los más dogmáticos, no tratan o no ponen a la luz. El joven Marx cuando trabajaba en la Gazeta Renana se refirió al campesinado por primera vez y fue en una actitud de defensa, cuando los campesinos se vieron prohibidos de recoger leña en los bosques, porque ahora era propiedad privada, y Marx ha invocado los derechos consuetudinarios para defender a los campesinos. Después en otro momento, donde aparece más fuerte es en Francia, en 1848, el papel del campesinado en la revolución, que hizo el campesinado durante la revolución francesa, y habla de que el Estado francés quebró pos revolución francesa, y los costos de esta revolución fueron pasados a los campesinos en forma de impuestos, y se hizo creer a través de la prensa de la época que esto había sido pasado a los burgueses. Los campesinos quedaron peor parados con la revolución burguesa. Y cuando llega Luis Bonaparte, se postuló y el campesinado ha apoyado su elección, y después el partido de Bonaparte dio el golpe imperial. La primera cuestión es que no fue el campesinado el que dio el golpe, el campesinado apoyó a Bonaparte porque el primer Bonaparte (Napoleón) había hecho la reforma agraria, había expulsado los remanentes feudales y había dado acceso a la tierra a los campesinos. Bonaparte no era un candidato con un programa campesino y Marx observa que en este momento había un pésimo sistema de comunicación en Francia, los campesinos tenían poca técnica, por tanto no desarrollaron formas de comunicación, de articulación entre ellos. La producción se daba en una relación directa de la familia campesina con la naturaleza y Marx dice que es un campesino y su finca, uno al lado de otro, muchos de estos forman una comunidad y muchas de estas un departamento y así, sin ningún vínculo entre ellos, así como papas en una bolsa.
Él hizo una serie de análisis para llegar a esta conclusión y está hablando del campesinado francés del 1848. Los marxistas dogmáticos trascendieron ese análisis hacia todo el campesinado de todos los tiempos. Yo intento tomar la herramienta de análisis de Marx y actualizar el análisis. Primero, yo estoy mirando a Brasil. Los campesinos están involucrados en una producción más extensiva, volcada al mercado, diversificada, pero siempre manteniendo dos o tres cadenas productivas para el mercado. Hay una relación con el mercado. Están organizados en asociaciones, en cooperativas, en comunidades campesinas, en movimientos sociales, no se puede decir que no hay vínculos. Estas organizaciones a su vez están articuladas, muchas de ellas, como CLOC Vía Campesina en Brasil y a nivel internacional. El sistema de comunicación en Brasil, el 83% de la casas rurales tiene radio, el 92% tiene televisión, según los datos del censo demográfico. No se puede decir que es un pésimo sistema de comunicación. No se puede decir que no hay vínculos, para comparar con el análisis de Marx. Después yo veo como define Marx a la clase. En cuanto a la posición frente a los medios de producción, el obrero no tiene acceso a los medios de producción. El patrón posee los medios de producción pero no es la mano de obra, contrata mano de obra. El campesinado tiene acceso, o es dueño, de los medios de producción y es la misma mano de obra. La posición es distinta. Segundo, Marx habla de cultura propia, el campesinado tiene una cultura completamente distinta del patrón y del obrero. Esto también marca la distinción de clase. Si tomáramos el concepto de Lenin estaríamos hablando de “clase en sí”. Marx también pregunta si tiene un proyecto propio, intereses: como mínimo el campesinado articulado como Vía Campesina tiene un proyecto sencillo llamado Soberanía Alimentaria. Y el cuarto elemento es la relación de esta clase con otras. Nosotros vivimos en enfrentamiento con el agronegocio y sus representantes. Entonces tomamos la mirada y el método de Marx para ver el campesinado y estamos diciendo que es una clase en sí y los campesinos organizados en lucha se afirman como clase para sí.
Hay un libro de Eric Wolf, “Guerras campesinas del Siglo XX” y Margarita Maria Mora tiene un libro, “Campesinos”, donde recorre este tema, ni más ni menos que ocho revoluciones del siglo XX fueron campesinas o con fuerte presencia campesina. Y nosotros seguimos repitiendo que el campesino es reaccionario, pequeñoburgués… a mi me parece que el planteo del campesinado como clase viene por ahí.
¿Y esto como se articula con los nuevos emergentes de luchas, el género, la identidad, la cultura, las migraciones? No es igual el problema de un campesino desalojado por el agronegocio que el habitante de un pueblo a quien amenaza el desalojo por una represa, ¿cómo los unimos?
Es un tema importante, que nosotros debatimos mucho. Hay una mirada que se puede llamar posmoderna, de dar todo el énfasis a la identidad local, al territorio, o a una identidad propiamente dicha. Nosotros pensamos que sí, hay que valorar, reconocer y afirmar las identidades locales, la lucha misma se da en el territorio. Pero, si fraccionamos la lucha y solo miramos desde ahí, bueno, enfrentamos una Monsanto, una Cargill, una multinacional cualquiera desde una comunidad, eso no es posible. Tenemos que hacer el juego de garantizar una mirada de clase sin negar la identidad local y territorial. Es difícil y complejo y este tal vez sea el gran desafío de la lucha en los días de hoy, porque cada uno se reivindica en su identidad local y lo tenemos que respetar, pero como lograr que sin negar las identidades, pongamos la mirada de clase y por lo tanto logremos la unidad y la lucha de clase. La clase es como un gran paraguas, un concepto político de articulación y lucha. Por debajo quedan las cuestiones individuales.