Por Mariano Treacy. Bajo el lema “La crisis global como crisis del pensamiento económico”, se desarrollaron la última semana en Buenos Aires las V Jornadas de Economía Crítica, donde confluyeron estudiantes avanzados, especialistas y militantes de todo el país, de América (Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, México, Perú, Uruguay y Venezuela) y de otros países del mundo (España, Inglaterra).
Como un reflejo de la crisis del pensamiento neoliberal tras la salida de la convertibilidad y el cambio en el patrón de acumulación, y cohesionadas a nivel nacional a través de la lucha por la transformación de los planes de estudio vigentes, las Jornadas de Economía Crítica (JEC) nacieron en 2007 como un espacio de discusión de la heterodoxia económica donde confluyeron analistas de todo el espectro ideológico. Desde entonces, año a año, han sabido ganarse un lugar entre los eventos más convocantes entre los economistas críticos de todo el país.
Alineadas mediante seis ejes distintos, las 62 mesas que se organizaron permitieron cubrir el amplio abanico de asuntos de primordial importancia para los más de 1.400 asistentes que se interesaron por la economía desde un punto de vista crítico. Los 4 paneles centrales, con renombradas figuras como Atilio Borón, Ricardo Napurí, Claudio Katz y Miguel Teubal, entre otros, dieron cuenta de los principales problemas que enfrentan en la actualidad la economía local y de la región en su conjunto.
Los ejes centrales del debate abarcaron desde las potencialidades y formas de la integración y desarrollo regional en un contexto de crisis global, pasando por las características del período actual luego de la salida de la convertibilidad en un contexto de crecientes problemas en sectores estratégicos como el energético, el transporte y la infraestructura hasta la crisis del pensamiento económico hegemónico y las alternativas posibles y experiencias que cuestionan el modo de producción y consumo vigente en la actualidad.
Tomando distancia de los congresos del establishment y también de los encuentros afines al oficialismo, en las JEC se debatió profundamente sobre tópicos que en el período actual parecen, en el mejor de los casos, postergados o, en el peor, silenciados. Asuntos centrales para comprender las especificidades del proceso actual como la persistencia de la precarización laboral, los elevados niveles de pobreza, la profundización de la tendencia a la concentración, centralización y extranjerización de la economía local y un elevado nivel de inflación que erosiona el poder adquisitivo de los salarios, fueron ampliamente debatidos desde diversas perspectivas, señalando limitaciones concretas al patrón de acumulación vigente en la actualidad.
Asimismo, se debatió profundamente sobre la caracterización de problemáticas estructurales como la orientación de la producción, fuertemente centrada en la extracción, industrialización y exportación de recursos naturales, la vigencia de una multiplicidad de leyes promulgadas en el último proceso militar que reducen la soberanía económica del Gobierno y permiten la obtención de rentabilidades extraordinarias y el empoderamiento de los grandes grupos económicos locales y extranjeros y un cuestionamiento de las alianzas que sostienen el proyecto actual, revelando los límites que se presentan desde el punto de vista económico, político y social. En este marco, saltaron a la luz los problemas que contiene el Plan Estratégico Agroalimentario que se traducen en la práctica en la profundización del monocultivo y la expansión de la frontera agrícola con el desplazamiento de campesinos rurales. Asimismo, se discutió sobre los efectos de la megaminería metalífera a cielo abierto y sobre el modelo de desarrollo actual.
Por último, uno de los ejes jerarquizados del debate fue la vigencia generalizada a nivel nacional de planes de estudio hegemonizados por visiones neoclásicas. Tras las reformas curriculares implementadas durante la hegemonía neoliberal en los 90, la lucha sobre la reforma del plan de estudios y la incorporación de enfoques heterodoxos a la enseñanza de la economía representó una de las principales banderas de los movimientos estudiantiles de todo el país. Desde entonces, surgieron a nivel nacional numerosos espacios de estudio y de divulgación del pensamiento económico crítico, como la Escuela de Economía Política de la UBA, con el propósito de elaborar una alternativa contrahegemónica que permitiera resistirse a la doctrina neoliberal del pensamiento único e incorporar cátedras de pensamiento heterodoxo, ya fueran marxistas, estructuralistas o keynesianas.
En la actualidad, en un contexto más benévolo que en el pasado para la introducción de cursos heterodoxos de forma generalizada, aislada o marginal, según el caso, las propuestas que se presentaron en las Jornadas apuntaron a reformar integralmente los planes de estudio argumentando que es el mismo diseño el que constituye una arquitectura edificada a través de la matriz neoclásica, y que la incorporación de cursos heterodoxos de forma aislada no modifica la formación integral del economista.
En este marco, la semana pasada quedó clara la necesidad de elaborar una agenda alternativa con cierta autonomía a la que se plantea en los principales medios de comunicación y en la “academia”, con un contenido crítico explícito a las limitaciones que enfrenta el proceso actual, fomentando el diálogo y un debate con amplios sectores de la sociedad para dejar en claro que la reflexión crítica sobre los problemas que enfrenta la Argentina en la actualidad no es hacerle el juego a la derecha.