Por Luciano Faidutti y Florencia Verger / Fotos de MP La Dignidad
Juventud sin futuro, #CambiemosESTAMIERDA es el nombre de la campaña que tiene por objeto plantear la emergencia juvenil en el país, en torno a distintos ejes como pobreza, trabajo, educación, represión estatal y violencia de género, problemáticas que afectan a la sociedad y más particularmente a las juventudes.
El jueves pasado se realizó la primera “noche de la juventud” frente al Congreso para visibilizar las problemáticas que atraviesan los y las jóvenes, pero también para mostrar las soluciones colectivas que se dan en distintos ámbitos; en las organizaciones sociales, en los barrios, sindicatos, secundarios, terciarios, clubes y centros culturales. El encuentro funcionó a la vez como un espacio de debate, en donde quienes padecen esta realidad son también quienes piensan colectivamente como enfrentarlas.
Juventud Sin Futuro
“Los jóvenes son el futuro” dicen. ¿De qué futuro hablan? Cada día es más difícil conseguir trabajo: El problema no es sólo la falta de él sino que, aquellos y aquellas que pueden acceder, suelen hacerlo en una situación precaria, atados a una falta de formación o capacitación que el Estado no garantiza. Si de formación hablamos, el 55% de los jóvenes no termina el secundario. ¿Cuál es la respuesta del Gobierno? Cerrar escuelas, eliminar programas educativos como el plan “Conectar igualdad” que permitía a millones de chicos y chicas poder acceder a una computadora, crear reformas como “la escuela del futuro” que, sin consultar a estudiantes y docentes, buscan en los y las estudiantes mano de obra barata para grandes empresas.
En las barriadas populares la situación es aún peor: 1 de cada 2 adolescentes de entre 13 y 17 años vive en situación de pobreza. Como si ya no fuera suficiente la falta de vivienda, servicios y escuelas dignas, la policía persigue, tortura y mata a las pibas y pibes. En dos años de macrismo hubo 725 asesinatos por las fuerzas represivas, de los cuales el 70% tenía menos de 30 años. En cuanto a las jóvenes, a pesar de la intensificación de la lucha feminista en los últimos años, el gobierno sigue sin dar respuestas. Mientras, las estadísticas informan que en 2017 hubo 292 femicidios de los que la mitad fueron mujeres de menos de 30 años, o que en Argentina cada 3 horas nace un bebé de una niña de entre 10 y 14 años. La Educación Sexual Integral (ESI) no se reglamenta en las escuelas y se vaciaron programas que trabajaban problemáticas de género.
Éstas, entre otras, fueron los problemas planteados por los jóvenes en cientos de afiches de colores con los que empapelaron algunos barrios de la Capital.
La noche de la juventud
Cientos de jóvenes se reunieron frente al Congreso a denunciar su situación. La jornada fue organizada por los espacios de juventud de distintas organizaciones sociales: Agite Rebelión (del Frente Popular Darío Santillán), MP La Dignidad, Patria Grande, La Emergente, Cien Fuegos y Democracia Socialista.
A las 17hs se dio inicio con una radio abierta y distintos talleres de género, defensa personal, arreglo de bicicletas, serigrafía, mural móvil, esténcil y rap. En simultáneo la calle se convirtió en la canchita para el torneo de fútbol y las veredas en sede de una feria de la economía popular. Todo este despliegue fue en gran parte fruto de las actividades que se llevan a cabo en los distintos barrios, donde las y los jóvenes se organizan para generar espacios de cultura y deporte, donde aprenden y llevan adelante emprendimientos productivos. El mensaje fue claro: mientras el gobierno no genera políticas públicas, ellos y ellas se las ingenian para cumplir con sus expectativas.
Cayendo el sol se dio lugar a la discusión sobre tres ejes: violencia institucional, educación y trabajo. El primero se dio en el marco de un panel donde participaron abogados y abogadas y referentes de distintas asociaciones civiles, organizaciones y observatorios con el eje puesto en las violencias que el sistema ejerce en los territorios. Las exposiciones giraron en torno a una visión compartida en relación a cómo el Estado despliega estrategias de control sistemáticas en los barrios populares con el objetivo de perseguir, criminalizar, estigmatizar y eliminar el potencial creativo y rebelde de las juventudes, sea introduciendo el micro-tráfico en los barrios, el control de la vida de los pibes y las pibas por medio de las fuerzas represivas y las redes de trata, entre otras. Se compartieron también experiencias que supieron y saben dar respuestas cotidianas y de raíz por parte de las organizaciones sociales. Las posibilidades que construye el Estado como opciones de vida para las juventudes se reducen a 2 o 3 formas, las cuales se construyen en función de los intereses del mercado y no de los deseos, subjetividades y elecciones de los pibes y las pibas.
Los ejes educación y trabajo se discutieron en asambleas abiertas. En la asamblea de trabajo participaron trabajadores y trabajadoras de la economía popular, independientes y de distintas organizaciones, jóvenes de ATE juventud, Emergentes, y trabajadores y trabajadoras de diversos rubros, como el de la salud. Se compartieron las experiencias sobre cómo es trabajar en cada sector, cuáles son las problemáticas y los caminos recorridos en el surgimiento de espacios de resistencia a las medidas regresivas del gobierno de Cambiemos. Las intervenciones estuvieron atravesadas por los ataques que vienen sufriendo en el sector, como el recorte de programas laborales, los despidos, la precarización y la criminalización de la protesta.
Por otro lado, en la asamblea educativa se escuchó la voz de jóvenes de secundarios, terciarios, bachilleratos populares y universidades. Discutieron en torno a las luchas reivindicativas, haciendo énfasis en el repudio a la Unicaba y al cierre de los 29 institutos de formación docente. Se recalcó la importancia de una visión global de la lucha estudiantil, planteando que el macrismo tiene un proyecto educativo de conjunto y que no alcanza con resistir en cada espacio particular. A la vez, la lucha feminista fue eje transversal en las intervenciones, donde hubo acuerdo en la necesidad de articular sus diferentes demandas.
Las instancias de debate se cerraron con un panel final del espacio Juventud en Lucha, del cual participan decenas de organizaciones juveniles del país e internacionales. Se hizo hincapié en la necesidad de la unidad a nivel nacional y latinoamericano para resistir la avanzada de la derecha que se lleva a cabo en todo el continente.
La jornada terminó con un festival, a pura música, baile y alegría, pero sobre todo con la convicción de que las y los jóvenes no van a dejar que los dejen sin futuro.
Es necesario no dejar de mencionar que el sábado por la noche la violencia en los territorios se desplegó una vez más, ésta vez en la Villa 21/24, donde la Prefectura se llevó detenido a Roque, un joven periodista de La Garganta Poderosa, mientras intentaba grabar como estos persiguieron, golpearon y reprimieron a vecinos mientras entraban a una de las casas sin ninguna orden judicial. Junto con Roque detuvieron a su hermana, a quien pasearon por 80 minutos en un patrullero sin dar a los familiares su paradero, y a Pablo, un vecino del barrio. Por suerte, todos ellos se encuentran en libertad en este momento, gracias a la presión y el acompañamiento de las organizaciones y la amplia difusión que tuvo el hecho.
En el medio de la represión la Prefectura baleó la casa de Iván Navarro, uno de los testigos en el juicio por las torturas de esta fuerza represiva en el barrio. Un ejemplo más de la violencia estatal que criminaliza y estigmatiza a los y las jóvenes, un ejemplo más que refuerza la necesidad de juntarse, de gritar, de denunciar, de cambiar esta mierda.