Por Gabriel Casas
La historia del Club Esportiú Júpiter, hoy llamado Hércules, que en las décadas del veinte y del treinta fue foco de resistencia a las dictaduras de Primo Rivera y al golpe de Estado de Franco.
A cualquier buena historia de un club hay que agregarle el contexto de su época de fundación. Así, como en la Argentina, en principio Argentinos Juniors se llamó Mártires de Chicago (por la matanza de trabajadores que peleaban por sus derechos en esa ciudad estadounidense en 1886) o en Independiente se eligió ese nombre para diferenciarse de la patronal en donde trabajaban (la tienda “A la ciudad de Londres”), que habían formado el club Maipú Banfield y los empleados de menor rango pagaban una cuota social que les permitía presenciar los partidos, pero no participar de los mismos. Disconformes, un grupo se abrió y formó su propio club. Con lógica decidieron denominarlo Independiente.
Sin embargo, la institución que nos motivó para esta nota está muy lejos de los clubes hoy afincados en La Paternal y Avellaneda. Se trata de Club Esportiú Júpiter, un club catalán que se fundó en 1909 en Barcelona. Sus fundadores fueron unos ingleses (¿cuándo no?): los hermanos Mauchan, que eran trabajadores fabriles en el barrio de Poblenou. Inmediatamente, el flamante club reflejó el espíritu obrero del barrio, el mayor exponente de la revolución industrial en Cataluña. Y también en toda España.
Los fundadores del Júpiter, y también sus jugadores, no se quedaron quietos con la simpatía barrial. Ya en la década del 20, cuando el club estaba federado y participaba de los campeonatos, se transformó en un equipo que desempeñó un papel militante en la época de la dictadura de Primo Rivera, en la Segunda República, la guerra civil y ya en la década del 30 durante la larga etapa de otro dictador militar español: Francisco Franco.
Es que la mayoría de los integrantes del Júpiter eran anarquistas, ya que el barrio Poblenou era el cuartel de los anarquistas en Barcelona. Ahí se estableció Buenaventura Durrutia, figura emblemática del anarquismo y el sindicalismo catalán. La etapa de esplendor del Júpiter en lo futbolístico (tenía unos 2000 socios, cifra importante para ese entonces) coincidió con una época tremenda de España en los años veinte. Sus aficionados, también anarquistas, con complicidad del club aprovechaban los viajes del equipo, para poner armas en los balones y así transportarlas por el país.
En esa época, las pelotas antiguas de fútbol no estaban cerradas herméticamente como las de la actualidad. Tenían cordones como una zapatilla. Los anarquistas las desataban, sacaban la cámara y ponían dentro las pistolas desmontadas. En 1925, el Júpiter tocó el cielo futbolístico con las manos: fue campeón del grupo B de España. Lo que hoy sería la segunda división.
El Júpiter fue pionero en Catalunya y al principio creció a la par del Barcelona. Después se originó un incidente con el club donde hace años brilla Leonel Messi. En ese 1925 que el Júpiter obtuvo el título de segunda división, el Barcelona salió campeón en la Copa de España.
Para celebrarlo en conjunto hicieron un partido en el antiguo coliseo azulgrana. La Marina Real Británica, que estaba anclada ese día en el puerto de Barcelona, asistió al encuentro e interpretó la Marcha Real, por entonces himno de España. El público reaccionó con abucheos y eso disgustó a las autoridades. Consecuencia, cerraron el campo y el Júpiter fue suspendido por seis meses de participar en los torneos.
El Júpiter no sólo simpatizaba con el anarquismo, sino que contribuía económicamente dando al movimiento gran parte de sus ganancias. Entonces, el estadio se transformó también en una guarida para cobijar un arsenal de armas listas para la revolución.
Aunque no hay datos certeros de la veracidad de los hechos, se sitúa al campo del Júpiter como la resistencia anarquista al golpe de Estado del general Franco en 1936. Dice la leyenda que desde ahí salieron dos camiones repletos de armas para combatir la insurrección fascista. Ya sabemos que el golpe de Franco se concretó. Y como al régimen militar no le simpatizaba el nombre del club, se decidió cambiarlo por el de Hércules.
La dictadura de Franco intentó que el Júpiter se transformara en una filial del club Espanyol (el actual clásico del Barcelona en la ciudad) para terminar de diluir su nombre histórico. No tuvieron éxito en esa gestión. Y ya en los años noventa, con Franco bajo tierra desde 1975, el Júpiter recuperó sus colores y escudo originales. Hoy milita en la tercera división española. Aunque, como sabemos, el anarquismo ya es cosa del pasado.