Por Ignacio Marchini/ Fotos por Julieta Lopresto
A 14 años de la Masacre de Avellaneda se organizó por segundo año consecutivo una tarde repleta de actividades para niños y niñas. El lugar elegido fue la Estación Darío y Maxi, en el marco de la Jornada Político Cultural del 25 de junio que se realiza cada año.
“Desde que llegué a este lugar, estos chicos me emocionan una y otra vez porque, evidentemente, Dari y Maxi siguen viviendo en ellos”, explicó Alberto Santillán –padre de Darío– en el cierre de la jornada. Esta imagen condensa el espíritu por el que diversas organizaciones políticas y sociales organizaron, nuevamente, un 25 de junio para niños y niñas. Desde distintos puntos del área metropolitana fueron llegando los pibes y las pibas para colmar el predio lindero a la estación de tren donde funciona el Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán.
El Club Popular “El Dari” de Barracas, El Transformador de Haedo, Hijos del Campo de Florencio Varela, Todo empieza por tus manos de Valentín Alsina, Boom Batuke de La Plata, Ruca Hueney de General Rodríguez, Chicos del Sur de Villa Fiorito son algunas de las organizaciones que, nucleadas en el Encuentro Niñez y Territorio, dieron forma y planificaron la jornada que comenzó pasadas las 14 horas. Construir un espacio de recreación, contención y aprendizaje para niñas y niños pero con un objetivo político claro, tratando de contagiar en los y las pequeñas ideales como el compañerismo, la solidaridad y el compromiso, es el objetivo del trabajo diario de las organizaciones y que se plasmó en las actividades, pero también en las banderas, fotos y dibujos que ambientaron el espacio.
Marcha dialogó con Florencia Baldassarri, militante del Club Popular “El Dari” y una de las coordinadoras de la Jornada, sobre la importancia que tuvo llevar a niños y niñas a una fecha tan emblemática: “Nos parece importante la presencia de los pibes y pibas de distintas organizaciones de la niñez en el Día de la Juventud Militante porque creemos y apostamos a esa construcción desde los pibes, de poder generar otro tipo de relaciones y que ellos y ellas puedan, desde una visión crítica, entender la realidad que los rodea y poder transformarla”, explicó. Desde la concepción de las organizaciones presentes, destacó que “es importante que trabajemos con ellos hoy y los entendamos como sujetos críticos, sujetos de derechos y sujetos políticos, en los que apostamos hoy en día y no solamente a futuro como transformadores de la realidad”.
La experiencia de trabajo diario, el cuerpo a cuerpo con los pibes y las pibas, genera pertenencia y moldea subjetividades: “Ellos se sienten parte de la organización y entienden nuestra identidad y qué nos convoca a construir día a día, desde el ejemplo de Darío y de Maxi, con todo lo que ellos hicieron en vida”, resumió.
La tarde comenzó con un juego coordinado por un grupo de educadores que incluía bailes y cantos para ir perdiendo de a poco el frío y la vergüenza. Luego de esta presentación de la Jornada, pibes y pibas se repartieron en equipos y comenzaron a rotar por las distintas “islas de juegos”, todas realizadas de forma artesanal: un twister, carreras sobre esquíes, un memotest, un tiro al blanco con los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda y varios juegos más, además de talleres de serigrafía entre otras propuestas. En paralelo a las actividades que se desarrollaban, algunos grupos de pibas y pibes de las distintas organizaciones se pusieron al hombro la cobertura del día en fotos, en el marco de una iniciativa impulsada desde el Encuentro de Niñez y Territorio llamada “Jóvenes cronistas”. La idea es que ellos mismos, los y las protagonistas de lo que hacemos en los barrios, nos cuenten la realidad desde su punto de vista, a través de fotos, entrevistas y crónicas.
El día finalizó con una enorme merienda compartida y con las palabras de Alberto Santillán. Una carpeta de dibujos, cartas e ingeniosos instructivos que explicaban desde cómo construir una casa hasta los pasos para organizar una marcha (donde se destacaba que lo fundamental era “juntar un grupo de compañeros y hacer una canción”) fue el regalo que estuvieron preparando toda la semana en los distintos barrios y organizaciones.
El punto culmine de la Jornada se dio con las emotivas palabras que dedicó Alberto a los allí presentes a modo de cierre: “Desde que llegué a este lugar, estos chicos me emocionan una y otra vez porque, evidentemente, Dari y Maxi siguen viviendo en ellos. Como alguna vez Darío dijo, estos chiquitos que hoy están jugando a ser piqueteros, van a ser los luchadores del mañana”.
Remarcó también la importancia de “vivir la realidad” y no que te la cuenten: “Los chicos saben lo que es la realidad, el día a día. No es la que dicen los medios, no les van a contar a ellos cómo se vive en los lugares donde menos se tiene”.
Y finalizó: “Quisiera abrazarlos a todos pero no me alcanzaría todo el día. Quiero que sepan que los amo y les agradezco estos regalos que me llenan de fuerza, que me siguen llenando de orgullo por ser el papá de Darío y por eso gracias, gracias, muchísimas gracias”.