El asesinato de la adolescente Karen Campos en la localidad bonaerense de Junín el día sábado por la noche provocó una airada protesta en la ciudad el domingo y otra movilización en el día de ayer. Continúan los cruces políticos entre el intendente radical y el kirchnerismo.
En la noche de ayer familiares, amigos y vecinos de la joven de 17 años Karen Campos se movilizaron nuevamente pidiendo el esclarecimiento del crimen. Esta vez la marcha comenzó en la Plaza 25 de mayo y se dirigió directamente a la municipalidad, estableciendo claramente el carácter político del reclamo. A diferencia de los sucesos del día domingo, en esta ocasión no se generaron incidentes.
La noche del sábado volvió a pasar. Ahora a escasos 80 metros de la comisaría segunda del barrio Villa Belgrano. Se trata de la tercera muerte violenta en los poco más de dos meses que van del año en la ciudad de Junín. Karen Campos cumplía su horario laboral en el Maxikiosko Carlitos, propiedad de un agente de la policía bonaerense, cuando dos personas ingresaron al local a robar. Ella intentó repeler el asalto con una “picana” que le había dejado su patrón para defenderse. Trató de generarle una descarga eléctrica a un ladrón pero falló y éste le disparó a quemarropa en el pecho. Karen murió en el acto.
En diálogo con Radio Sur, desde Junín Diego Celis -periodista de la radio comunitaria AMCIPA- señaló que: “La prima de Karen nos contaba que le avisó a la madre, que estaba a 10 cuadras del lugar, y ella llegó más rápido que la policía que estaba a una cuadra”, lo cual explica que las primeras marchas exigiendo justicia se hayan dirigido directamente a la comisaría y que tuvieran a la propia policía como blanco de las agresiones.
Asimismo, Celis remarcó que todos en su ciudad se encuentran “consternados por lo que estamos viviendo, que realmente nos duele y nos preocupa”, y recordó que: “Junín es una ciudad de 100 mil habitantes pero con alma de pueblo. A nosotros nos gusta decir que es una ciudad que todavía duerme la siesta, pero lamentablemente en los últimos años ha ido cambiando. Ha ido dejando atrás esa tranquilidad para convertirse en una ciudad con muchísimos problemas sociales, muchísima desigualdad y con un dato que me interesaría que quede claro, que tiene que ver con una estadística negra: una enorme cantidad de crímenes que han quedado impunes. Crímenes que no se han podido resolver, cometidos hace 5, 6, 10 años atrás y que aún esperan justicia”.
Esta constante certeza de impunidad es lo que explotó el fin de semana allí y generó mucha bronca y un hecho político de envergadura. Una primera movilización a horas del suceso y otra multitudinaria que rondó las 10.000 personas en la noche del domingo.
En ese marco, un grupo de manifestantes apedrearon a las fuerzas de seguridad que se encontraban en el lugar. Los uniformados respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos y la situación se desbordó. Algunos manifestantes arrojaron bombas molotov contra la comisaría, que sufrió un incendio parcial, quemaron un patrullero, tres vehículos particulares y una moto antes de dirigirse a destrozar la intendencia.
El fiscal Roberto Luis Rodríguez señaló que hay imputadas cuatro personas, todas ellas mayores de edad y oriundas de Junín, por los incidentes registrados el domingo. En cuanto al crimen, hay un detenido.
El intendente Mario Meoni, único jefe comunal alineado con Julio Cobos en la provincia de Buenos Aires, se refirió a la presencia de infiltrados ligados al kirchnerismo durante la marcha, quienes tendrían como objetivo su desestabilización, a la vez que atacó al gobierno nacional por no haber enviado gendarmes ante su pedido.
Mientras tanto, el Secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, salió al cruce del jefe comunal al expresar que: “Hay un total abandono y falta fundamentalmente de inversión por parte del Estado local respecto a cuestiones de inclusión social”, a la vez que se refirió a las altas tasas de delincuencia de esta localidad bonaerense, a las que calificó de “alarmantes” y cuyos números serían similares a los de Rosario.
Para Celis, en cambio, más allá de las declaraciones políticas de uno y otro lado, la airada protesta tiene también argumentos sociales que cuestionan integralmente al poder político, al judicial y a la policía bonaerense, y da un ejemplo: “Hay intereses o incapacidad para no resolver los crímenes. El último que tuvo relevancia nacional fue el de Sandra Colo, cometido en agosto del año pasado. Cuando el padre encuentra a Sandra muerta, también en el lugar donde trabajaba, inmediatamente da aviso a la policía y nosotros pudimos ver que primero llegó la policía y después el fiscal. El fiscal no sacó a todo el mundo del lugar y el problema es que hoy no hay una prueba que sirva para esclarecer el hecho por ese crimen. No hay una sola prueba. Lo ha dicho el abogado de la familia, la escena del crimen quedó totalmente desvirtuada después de que ingresó muchísima gente al lugar. Entonces ¿nadie sabe que hay que preservar la escena del crimen para ver si se puede encontrar alguna prueba y dar con el autor del crimen? Lo sabemos nosotros ¿ellos no lo saben?”.
Esto tiene íntima relación con el reclamo vecinal, del cual no se descartan nuevas expresiones en las próximas horas.