Por Ana Schimelman*
Entrevista con Julio Gambina, presidente de FISyP, quien analiza el panorama económico del segundo semestre.
El fallo del a Corte Suprema que suspendió el aumento en la tarifa de gas fue un duro golpe para el gobierno nacional. No parece aclararse el panorama del segundo semestre sin una lluvia de inversiones y con bajas en el consumo y la producción. Julio Gambina, economista y presidente del FISyP (Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas) analizó el momento político y económico que atraviesa el gobierno, en una entrevista con el programa radial La Revancha (FM La Tribu).
-¿Cuánto creés que impactó el fallo de la Corte Suprema en el plan de ajuste del gobierno?
–Creo principalmente que el gobierno imaginaba que tendrían guiño por parte de la Corte favoreciendo el aumento de tarifas o alguna cuestión menor. Pero no sólo se mandó a retrotraer el aumento para consumos domiciliarios, sino que se avaló que también empresas o clubes puedan presentarse ante la justicia a demandar por las tarifas, cosa que ya está sucediendo. Por otro lado, ahora se vienen audiencias por el conjunto del tarifazo, no sólo del gas. Esto vulnera la imagen originaria para el gobierno de Macri que planteaba un ajuste fiscal rápido. Creo que el principal llamado de atención es de tipo político. Ellos empezaron en Diciembre con la devaluación, la quita de retenciones y el acuerdo con los hold-outs, y pensaron que avanzaban sin ningún obstáculo, pero lo encontraron en la movilización popular. Si no hubiese habido gente en las calles difícilmente la Corte Suprema hubiese planteado el fallo que planteó.
Ahora se vienen las audiencias, que si bien no son vinculantes, van a instalar un debate económico, político y cultural, ya que el fenómeno de las tarifas puso en discusión en la Argentina el tema de la energía, no sólo en el gobierno de Macri sino también en los anteriores. Debería hacerse urgentemente una auditoría sobre el uso de subsidios a las empresas, porque si bien los consumidores también los recibimos, el recurso efectivo se queda en las empresas, que no sirvieron para inversiones ni para mejorar la capacidad instalada, sino que fueron utilizados para repartir un dineral entre algunos pocos.
-Ahí vemos primero a Cambiemos criticando cómo administraba los subsidios el Kirchnerismo pero luego no investigando a dónde fueron…
-Claro, y siguiendo esa lógica además de discutir los subsidios ahora se viene una segunda etapa donde se abra el debate de para qué queremos energía en Argentina, con qué fin. Incluso la Corte se metió con un tema que el gobierno no imaginaba, el precio del gas. El gobierno se justificaba diciendo que es un precio de mercado y no es así: desde el 2004 el precio del gas en boca de pozo está determinado por el Estado, que le asegura a las empresas un precio muy superior al del mercado mundial. Esto vale para todas las empresas petroleras extranjeras incluyendo YPF, que aunque sea de gestión estatal es una empresa privada con participación del capital externo. Esto abriría el debate de para qué sirvió en Argentina todos estos años la privatización de la política energética.
-¿En qué medidas el gobierno nacional pudo aplicar su plan de ajuste y en cuáles pudo el sector popular mediante movilizaciones darle el brazo a torcer?
-El ajuste avanza, incluso con importantes transferencias de ingresos como son las devaluaciones. Cualquier devaluación es una transferencia de recursos de la mayoría de la población, que es la que menos ingreso tiene, a los sectores más concentrados, sobre todo de la producción y la exportación, incluido el sector financiero vinculado al endeudamiento. Esta transferencia significó un ajuste brutal de la mayoría de la población, que vive de ingresos fijos. Un claro ejemplo es el tema de las cesantías de trabajadores estatales, ejemplo que rápidamente fue utilizado por el capital privado para plantear suspensiones en su propio sector. Estamos arriba de 150.000 puestos de trabajo perdidos desde que asumió el macrismo, depende quién haga las cuentas. El ajuste ha sido muy importante, y no ha podido ser mayor debido a las resistencias. Entre todas yo destaco la lucha de las y los trabajadores convencionados, que no aceptaron el tope de las convenciones colectivas. El Ministro de Economía había querido poner de objetivo de crecimiento inflacionario el 25% a comienzo de año para tratar de acotar las negociaciones salariales, pero gran parte de las y los trabajadores lograron convenios por encima del 30%.
– Se dio la noticia de la reunificación de la CGT. ¿Qué rol viene teniendo la CGT y que rol puede tener ahora luego de su reunificación?
-Luego de la jornada previa al 1º de Mayo, el 29 de Abril, cuando 4 centrales sindicales hicieron una protesta general y un acto masivo que sorprendió a todos, se generó una iniciativa en el parlamento para lanzar una ley anti despidos, que luego fue vetada por el gobierno. Frente a esto, la CGT y sus distintas variantes incumplieron con la convocatoria a una protesta, tema que quedó en mano de las dos CTA. Da la impresión que esta unificación hasta hoy venia demorando algo que se planteó en muchas luchas particulares que es parte del programa de las dos CTA, que es el tema del paro nacional. En el congreso de unificación apareció cantado desde la base, y de alguna manera se está anunciando para septiembre un paro nacional de 24hs. Uno de los desafíos que está planteado para la unificación de la CTA es jugar un papel mucho más decidido en defensa de los intereses de sus representados, las y los trabajadores, e intentando frenar la política de ajuste anti obrera y anti popular que plantea el gobierno de Macri. Habrá que ver si esto que hoy apareció en las tribunas de la CGT termina materializándose como un proyecto concreto de la central unificada
Audio completo: http://www.larevanchaprograma.com.ar/corte-supremo-al-aumento-del-gas/