Por Laura Salomé Canteros / Foto: Veinticuatrotrés
En el juicio por el femicidio de Ornella, el acusado Martín Romañach y su abogado defensor utilizan la peor estrategia: desacreditar a las mujeres denunciantes para desviar la atención. Mañana continúa el proceso que se lleva adelante en los Tribunales de Lomas de Zamora.
Tras cinco años de búqueda de justicia, comenzó el lunes 12 de marzo en los Tribunales de Lomas de Zamora el juicio por el femicidio de Ornella Ragno, de 20 años. El único imputado, Martín Romañach, llegó libre pero con la acusación de “homicidio agravado por violencia de género”, delito que conlleva la pena máxima de 25 años de prisión, y con denuncias de haber violentado a otras mujeres, testigos en la causa.
En la primera jornada del juicio oral y público, la declaración del imputado y la estrategia de su abogado defensor se centraron en dirigir las acusaciones hacia las mujeres por la muerte de Ornella. Tanto a ella, que ya no puede defenderse, como a las principales testigos del juicio y por quienes la causa no prescribió, entre ellas una ex pareja y quien padeció por años las múltiples violencias y amenazas del violento.
Romañach relató que la noche del 12 de febrero del 2013 se encontró con Ornella en la esquina de Lanús que habían acordado vía Facebook. Que fueron a la terraza del edificio donde él vivía y donde ya habían subido anteriormente, y que se pusieron a charlar sobre cómo habían sido sus días. Ornella trabajaba de telemarketer, y según el relato del imputado, ella fue quien le preguntó si quería tomar algo, “le dije que no”, declaró, “pero ella dijo que de todas formas iba a ir a comprar algo”.
“Decidimos acostarnos en el piso porque la noche estaba hermosa”, declaró Romañach, “estábamos mirando las estrellas”. Contó que recuerda de qué hablaron, qué tomaron y que se besaron y algo más. Y que a la hora de irse, ella se levantó con una zapatilla a medio poner y al tratar de reacomodársela se fue para atrás cayendo al vacío. “Quise agarrarla y no lo pude hacer”, afirmó, “la verdad es esa”.
El acusado contó ante el Tribunal que tras lo que sucedió esa noche, bajó lo mas rápido que pudo de la terraza, que en la planta baja se encontró con el portero y que luego se dirigió a la comisaría, que estaba a la vuelta, para hacer su primera declaración. Romañach estuvo demorado desde las 4.30 de la madrugada hasta las 14 del día siguiente, espacio en el que le realizaron pericias y extracciones de sangre.
“Ornella era una persona maravillosa”, declaró el acusado, quien dijo que con Ornella se vieron solo tres veces. “Era una relación que crecía”, afirmó, “nunca hubo ninguna discusión”, y sobre esa noche relató, “ella fue quien decidió llevar alcohol, yo no soy de tomar pero accedí por ella”. Dijo que no se pelearon, que no discutieron, que no le pegó a la joven y que no la arrojó al vacío.
Desviar la atención, acusar a las mujeres
“Se me cayó”. Esas fueron las palabras con las que Martín Romañach se refirió a la caída de Ornella Ragno y que dirigió ante la primera persona que se cruzó tras el hecho, el encargado del edificio quien desde ese momento jamás fue localizado. A instancias del Ministerio Público Fiscal, la causa por la muerte de la joven y de la que es el único imputado cambió de carátula varias veces a pesar de que su padre, Daniel, denunció la desaparición de pruebas.
Las presunciones y evidencias, sobre todo la existencia de material genético en las uñas de Ornella apuntan a que hubo una situación de desacuerdo entre ambos antes de su caída o de que fuera arrojada desde la terraza del edificio, en el sur del conurbano bonaerense. Sin embargo, la declaración de otras mujeres que conocieron a Romañach y la existencia de una captura de pantalla donde él dice “no quiero otra muerta más”, también serán clave en el juicio para llegar a la verdad.
De esta forma, primero la declaración del acusado y luego la interrogación del abogado defensor, se centraron durante toda la jornada, en atacar y menospreciar, sobre todo a la testigo principal, Claudia, una ex pareja quien evidenció con detalles de tiempo y espacio ante el Tribunal las violencias sexuales, físicas y psicológicas y las amenazas que ejerció Romañach sobre ella.
“Ella me dijo muchas mentiras”, afirmó el acusado para desestimar la que sería la posterior declaración de Claudia. Luego, el abogado defensor le preguntó a la mujer sobre su vida privada, sobre si “militaba” y si “es feminista”, como si eso fuera un disvalor social o peor aun, algo importante a ser revelado en el juicio en el que se persigue el esclarecimiento de un delito de femicidio.
La revictimización de quien padeció las violencias del macho, en este caso de parte del letrado defensor, motivó que, a pedido del fiscal de la causa, el Tribunal evaluara en un cuarto intermedio la posibilidad de una sanción. Sin embargo, la estrategia ya estaba en marcha: enfocar sobre detalles inútiles de la vida privada de las mujeres -tanto la testigo principal como otra que se acercó a aportar pruebas-, para desviar la atención y desacreditar las palabras de quienes, en nombre de Ornella, se están defendiendo y poniendo el cuerpo por ella.
La segunda jornada del juicio por el femicidio de Ornella Ragno continúa mañana, martes 20 de marzo en los Tribunales de Lomas de Zamora, donde familiares y personas que se solidarizan con la búsqueda de justicia se acercarán. Por ella y por todas esa debe ser la cita para que no haya “ni una menos”.
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