Hoy llegó la primera delegación del FMI de la era Fernández con el fin de comenzar las negociaciones para el pago de la deuda externa. Ayer se organizó un juicio popular. ¿Hay otras alternativas al pago de la deuda externa como única respuesta frente a las exigencias del FMI?
Texto y fotos de Vivian Palmbaum
Distintos matices se observan frente a la pregunta sobre el pago de la deuda externa. Hay que renegociar, hay que pagar, pero buscando las mejores condiciones para que el pueblo no sufra. Pero, ¿se puede no pagar la deuda externa?
Las organizaciones políticas y sociales de izquierda han tomado posición frente a la renegociación de la mayor deuda externa que ha afectado a nuestro país. Mientras organizaciones más afines, como las que se nuclean en la UTEP, apoyan la renegociación propuesta por el gobierno siempre y cuando sea a favor del pueblo, tal como lo expresara su Secretario General, el amplio abanico de las organizaciones políticas y sociales menos afines proponen otra respuesta: suspensión y auditoria.
Pagar: una pregunta, muchas respuestas
Desde distintas organizaciones de izquierda se pronunciaron en contra del pago de la deuda externa y su renegociación, una postura histórica. Ese amplio arco político y social convergió en la “Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda externa“ bajo la consigna “Suspensión del pago e investigación de la deuda”. Su objetivo es “convocar al pueblo argentino, a las diversas expresiones del campo popular, a unir esfuerzos para ejercer su derecho de enjuiciar la estafa de la Deuda Pública y al Fondo Monetario Internacional, por todos los crímenes y daños que provocaron y provocan” y señalaron que “con un tercio de la población en la pobreza, una desocupación que supera los dos dígitos y salarios y jubilaciones por debajo de la canasta básica, no hay nada que negociar con el FMI y nada tiene que hacer acá”.
Ayer, el día anterior a la llegada de la misión del FMI, desde la Autoconvocatoria llamaron a una movilización en la Ciudad de Buenos Aires desde el Obelisco hasta las oficinas del FMI, valladas y con presencia policial, donde se lanzó el “Juicio Popular al FMI”, una actividad que promete replicarse en distintos a lo largo y ancho del país en los próximos meses para visibilizar y convocar a distintos sectores a resistir al pago de la deuda.
Referentes de las distintas organizaciones y agrupaciones presentes tomaron la palabra para coincidir en el repudio a la presencia al Fondo, en la necesidad de suspender el pago e investigar el origen de la deuda. Algunas de estas intervenciones dieron algunas claves para pensar de lo que se trata esta renegociación.
Deuda odiosa
El economista Julio Cesar Gambina inició las intervenciones definiendo que este juicio es contra el FMI, contra los acreedores externos y los especuladores y agregó que “venimos a denunciar la corresponsabilidad del FMI que llega para ver cómo va a hacer la Argentina para pagar. Por eso hay que reivindicar la capacidad de resistencia de nuestro pueblo”. Además, expresó la necesidad de que “seamos millones quienes expresemos nuestro rechazo a las consecuencias del endeudamiento, para hacer realidad la suspensión del pago de la deuda que es ilegal, ilegítima y es una deuda odiosa”.
Gambina puntualizó además que “muchos creen que odiosa es la deuda tomada por gobiernos militares, pero no, deuda odiosa es cuando no hay ningún beneficio para nuestro pueblo y el dinero que ingresó por la deuda no sirvió para construir hospitales, escuelas, infraestructura, ni resolver los problemas de empleo, sino que sirvió para la fuga de capitales. Por eso es odiosa, porque tanto acreedores como deudores sabían que la deuda no se podía pagar, que era impagable”.
Desde una perspectiva feminista habló Rosario, de la organización Democracia Socialista y afirmó que “una mirada feminista es poner en el centro de atención cuál es el impacto sobre nuestros cuerpos en los países endeudados: de varones, mujeres, cuerpos racializados. Poner el cuerpo en el centro hace que tengamos que poner en el centro la sostenibilidad de la vida, un punto que trae la mirada feminista. Nos corremos de las tasas de ganancia, nos corremos de las tasas de interés, nos corremos de todo eso en donde siempre quieren que pongamos el foco y ponemos el foco en la sostenibilidad de la vida. ¿Vale la pena la vida que estamos viviendo, que nos están haciendo vivir estos organismos, estas políticas? ¿Es una vida digna? Claramente no. Las políticas que impulsan los organismos como el FMI no traen más que pobreza, ajuste, flexibilización, todo eso que ya conocemos y que estamos viviendo día a día sobre nuestros cuerpos”.
Algunas respuestas posibles
La necesidad de investigar el origen de la deuda no estuvo ausente de las palabras de los distintos delegados y delegadas que tomaron la voz en el Juicio. No solo se impulsa la suspensión del pago de la deuda. Esteban Marcioni, del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), destacó que “ante el saqueo de los bienes comunes, construimos otro modelo de producción que tiene como eje central a la madre tierra. Es bien importante que hoy, igual que en 2005, digamos FMI Al Carajo”.
Por su parte, el periodista Carlos Aznares habló en nombre de la Coordinadora Resistir y Luchar y recordó que “las recetas del FMI siempre fueron las mismas. Desde la dictadura de Aramburu hasta hoy, cada vez que el Fondo Monetario apareció en nuestro país y de la mano de los cómplices criollos, sus recetas generaron mucha, mucha miseria para nuestros pueblos. Más allá de que la deuda sea odiosa y prácticamente impagable, y que hay que hacer una auditoria, hay otros países que han buscado otra receta para parar y frenar a esta manga de asesinos”. Tomó el ejemplo del heroico pueblo chileno que está en la calle hace casi cuatro meses peleando contra las recetas del FMI por todas las vías posibles. También destaco el ejemplo del pueblo de Ecuador que paró el “paquetazo”.
Como cierre, Beverly, de Diálogo 2000, expresó que “cualquier auditoria de la deuda tiene que tener control popular, porque si no vamos a repetir la experiencia de muchas comisiones que ya se han formado en el Congreso Nacional y durante años han dormido el expediente de la deuda para seguir pagando”. Rescató el ejemplo de Ecuador donde “no solo evaluaron los números, sino que también evaluaron los usos y las consecuencias de esa deuda en la vida de las mujeres, en la vida de los pueblos originarios, en la vida de la naturaleza. Mostraron todos los estragos que esa deuda y esos acuerdos con el Fondo Monetario estaban provocando en su país y lograron un avance importante con esa auditoría”. Y concluyó diciendo que “antes de seguir pagando con hambre y con miseria, con más extractivismo, con más megaminería, tenemos que saber quién realmente debe a quién y estamos más que seguros que somos nosotros, los pueblos, la naturaleza, los verdaderos acreedores. La deuda que se tiene que pagar es la deuda con nosotrxs”.