Por Camila Parodi y Pedro Medved desde Zapala, Neuquén
La séptima jornada del juicio contra la Comunidad Winkul Newen en Zapala, fue una instancia que se limitó a la espera e incertidumbre de una sentencia que nunca llegó. Durante la jornada, tras la lectura de alegatos, Martín Maliqueo uno de los imputados fue absuelto y la carátula “intento de homicidio” contra Relmu Ñamku continuó desdibujándose.
Mientras el martes comenzaba preparándose como lo que sería, el último día del juicio, para sorpresa de muchos y muchas, se trató de una instancia más en este injusto proceso en el que se acusa a una comunidad y en específico, a una mujer mapuche por defenderse tras innumerables conflictos y atropellos sobre su soberanía con piedras tras el avance de una empresa petrolera en su territorio. Una vez más, la comunidad convocada desde las ocho de la mañana se reunió alrededor de su bandera y kultrum esta vez acompañada por la presencia de integrantes de otras comunidades mapuches de la zona. “Nosotros ya ganamos” insiste Relmu Ñamku, “esto nos ha servido para encontrarnos entre muchos” y así es luego de la llegada de una caravana proveniente de Neuquén lo confirmaron.
A partir de las 9 de la mañana la interminable fila de hermanos y hermanas se volvió a convocar en la entrada a la “globa” que funciona como tribunal, sabiendo que sólo serían destinados nuevamente cuarenta lugares para ellos una vez allí se organizaron para que sea representada la audiencia. Desde las 10 ingresó el jurado popular y seguido se dio inicio a la lectura de los alegatos; Sandra Gonzáles Taboada por la Fiscalía, Julián Álvarez desde la querella y Emanuel Roa para la defensa pusieron en común con el jurado sus argumentos.
Se trató como a lo largo de todo el juicio, de otra instancia en la que se colocó al pueblo mapuche como los “incivilizados y bárbaros” que respondieron y responden con violencia ante una sociedad civil “que responde pacíficamente desde el juicio con jurado” como si las acusaciones realizadas durante estos años y los maltratos verbales realizados durante el juicio no hubieran sido lo suficiente violentos ante un pueblo que atraviesa históricamente y en su cotidiano las violencias sistemáticas por parte del Estado como de la sociedad racista.
Si bien se esperaba que luego del cuarto intermedio que comenzó al mediodía el juicio volviera a su carácter público para poner en común la sentencia, ésta se hizo esperar y la tarde se limitó a audiencias cerradas e instrucciones sin lograr que el jurado delibere en tiempo y forma para lograr un veredicto.
Entre confusiones e interpretaciones, la tarde fue una nueva excusa de encuentro. Más de trescientas personas se convocaron a espacios comunes de intercambio primero, con la llegada de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, luego con la presencia de Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, y concluyendo con las voces de distintos referentes de las comunidades quienes dieron por finalizada la jornada. Un anciano en mapundungum manifestó que, con este juicio “están jugando con nosotros”, entonces “¿quién es el salvaje?” preguntó a quienes estaban presentes para luego dar pié a una ceremonia llamada “Choique Purrun” (Danza del Ñandú) en la que trasmitieron sus energías a Relmu y Martín para la lectura de la sentencia.
“No se discuten los derechos de los pueblos ni sus luchas”
Luego de que el juez diera la palabra, comenzó la fiscal Sandra Gonzales Taboada a realizar su exposición desde la fiscalía. Sin ninguna novedad, contó una historia de cajoneo y menosprecio de la causa mapuche, volvió a argumentar con los mismos elementos con que partió al iniciar el juicio. Es así que más allá de las pruebas y testimonios contundentes aportados por sus propios testigos, Taboada continuó acusando a Relmu (a quien decidió llamar como Carol por su nombre de adoptada desde el inicio del juicio) por “cambiarle la vida”.
Sin embargo, sin más argumentos, la fiscal se dirigió al jurado una y otra vez con la intención de simplificar el caso al golpe recibido por Verónica Pelayes aquel 28 de diciembre de 2012. En ese marco, recordó su premisa, “aquí no se discuten los derechos de los pueblos ni sus luchas” mientras mostraba una falsa preocupación por los testimonios aportados por la defensa en los últimos días, y para finalizar expresó, “ustedes deben juzgar la elección de una mujer por agredir a otra”, y apuntó, “ese es el veredicto, lesiones graves y daños agravados para Relmu Ñamku, daño agravado para Mauricio Rain y en cuanto a Martín Maniqueo se abstiene la fiscalía”.
De esta forma ante un panorama sin pruebas contundentes que demostraran su premisa, Toboada quién comenzó el juicio acusando por “tentativa de homicidio” a Relmu Ñanku decidió cambiar su caratula, para “no irse con las manos vacías”, como consideró Martín Maliqueo luego en conferencia de prensa.
A continuación fue el turno del abogado querellante Julián Álvarez, histórico del Movimiento Popular Neuquino (MPN), quien tiene un currículum en relación a las y los mapuches que data de 2006, como parte de la creación de ADELEY (Argentinos en Defensa de la Ley). Álvarez, en representación de Verónica Pelayes, adhirió “puntillosamente al alegato realizado por la fiscal”, pero sin embargo advirtió, “no coincidimos absolutamente, para nosotros si hubo intención de matar no de lesionar”.
En esa línea recordó que la forma que “ellos tienen para resolver los conflictos es sin violencia”, contraponiéndose de la comunidad sin reconocer las declaraciones previas que dieron fe de que no hubo otra forma de reacción luego de años de presentaciones legales y denuncias.
“Cuando ustedes entran, entra el pueblo soberano”
Para finalizar fue el turno de Manuel Roa, abogado por parte de la defensa de la Comunidad Winkul Newen junto a Darío Kosovsky, quienes sostuvieron (en relación a las argumentaciones de la fiscalía y la querella), que el hecho por el que allí se encontraban cuenta con una historia y que, para entender el conflicto del 28 de diciembre de 2012, se debía “contar toda la película”. Luego, el abogado aprovechó del relato para contestarle a Toboada quién previamente había comunicado que para “este conflicto no se deber recurrir a la justicia”, ya que la misma entendía que no le correspondía como al ejecutivo. En ese marco, Roa desarrolló algo obvio, la impunidad con la que la empresa se manejó y se sigue manejando, “la empresa juega el casillero del ejecutivo (provincial), porque es con quien negocia y a quien le paga las regalías”, explicó y agregó, “también las juega con el poder judicial”.
A continuación contextualizó, “el 28 de diciembre a las 9 de la mañana la empresa (Apache) hace un pedido del ingreso y a las 12:50 lo consigue”, y aclaró, “apremiaban los tiempos porque se acercaba la feria judicial”. Y sin importar “que sea el cumpleaños del hijo de la fiscal, y que ya termine el año”, por ende, entiende que también la trabajadora judicial fue violentada y debe ser recompensada, “se expuso a un montón de riesgos porque estaba presionada por su jefa”, dijo.
Si bien el abogado defensor sostuvo que el conflicto de tierras y derechos de los pueblos enmarca el caso, decidió centrarse en la desprolijidad concreta del proceso desde la cual tirar abajo todos los argumentos realizados tanto por la querella como la fiscalía. Con la falta de pruebas en relación a quién tiró la piedra enfatizó, “de los ocho testigos ninguno pudo afirmar quién es el autor del piedrazo”. Además, “todas las piedras fueron a los vehículos, no a las personas que estaban abajo” y volvió a recordar, “ese día la comunidad estaba de luto, el día anterior había muerto una bebé producto de la contaminación en su cuerpo, lo digo para que comprendan el contexto”.
Para finalizar el abogado miró al jurado y expresó “es un orgullo que el jurado tome la decisión”, haciendo alusión a la aplicación de un jurado intercultural, hecho que se da por primera vez en Latinoamérica. Y agregó, “cuando ustedes entran, entra el pueblo soberano, por eso su función es girar la llave de la puerta para que se resuelva el caso”, y en ese marco recordó, “el Estado los abandonó una y otra vez a mis acusados, sabemos que ustedes no lo harán. Por eso les pedimos el veredicto de no culpabilidad”.
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