El próximo domingo 25 de junio se realizarán las elecciones generales en Guatemala. En medio de un clima de desconfianza y autoritarismo tendrá lugar la formalidad electoral que muchos la ven teñida por un fraude que comenzó con el financiamiento ilícito de las campañas y la exclusión de las candidaturas de Thelma Cabrera a la presidencia y Jordán Rodas a la vicepresidencia por el Movimiento para la Liberación de los Pueblos.
Por María Eugenia Waldhüter | Foto: Nelton Rivera. Prensa Comunitaria
El domingo más de 9 millones de personas en Guatemala están habilitadas para elegir el binomio que llevará adelante la presidencia los próximos 4 años y sucederá en el cargo al actual presidente, Alejandro Giammattei. Además, se elegirán cargos para los municipios, representantes para el Congreso de la República, y para el Parlamento Centroamericano.
Thelma Cabrera, lideresa del pueblo Maya Mam y diregenta del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), se presentó por primera vez como candidata a la presidencia de Guatemala en 2019. El objetivo era llevar a la presidencia las demandas y luchas postergadas de los pueblos. Para sorpresa de la maquinaria electoral, Cabrera quedó en cuarto lugar logrando una amplia representación en tres distritos. En 2022 junto al ex Procurador de Derechos Humanos, Jordán Rodas, por mandato popular se presentaron como binomio presidencial para 2023. Sin embargo, mediante operaciones judiciales y políticas se les impidió disputar las elecciones. Desde el exilio en el País Vasco, Jordán Rodas conversó con Marcha sobre la legitimidad de estas elecciones en un escenario de autoritarismo que caracteriza a Guatemala.
El ex fiscal anticorrupción de Guatemala, Francisco Sandóval, afirmó que el fraude en las elecciones se inició a partir de la financiación ilícita de las campañas y de la exclusión de fórmulas presidenciales como la que impulsaron con Thelma Cabrera. ¿Estás de acuerdo con la afirmación de Sandoval en cuanto a la legitimidad de las próximas elecciones del 25 de junio?
Fuimos los primeros que planteamos que el fraude ya se había consumado, eso fue el 27 de enero mismo cuando fuimos notificados por parte del Registro de Ciudadanos, que es una instancia del Tribunal Supremo Electoral, que el propio Estado nos bloqueaba desde un inicio nuestra participación por el MLP. El Movimiento nos había proclamado el pasado 28 de diciembre, como candidata a presidenta Thelma Cabrera, lideresa Maya Mam, que hace cuatro años quedó en cuarto lugar, y a mi, Jordán Rodas, que surgió dentro de los últimos cinco años como Defensor del Pueblo, Procurador de Derechos Humanos y rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala, que es la única universidad pública que tenemos.
Agotamos todas las instancias legales, coincidimos con Thelma en Washington donde tuvimos una reunión de trabajo con la Comisión Interamericana que se pronunció oportunamente recordando a los magistrados de las Cortes que el artículo 23 del Pacto de San José dice claramente que el derecho político, el derecho humano de ser electo no se puede restringir por una simple denuncia, tiene que haber una sentencia firme para bloquearlo. Pero sabemos que la justicia está cooptada en el país, prueba de ello es que la Corte Suprema de Justicia ya va a cumplir 4 años y tuvo que haber sido renovada, al igual que las Salas de Apelaciones; los magistrados de la Corte de Constitucionalidad que tienen serios conflictos de intereses. También hay magistrados incluidos en la “Lista Engels” que es un mecanismo de sanción por corrupción que tiene Estados Unidos. El Tribunal Supremo Electoral es el más cuestionado de toda la historia democrática. Entonces, qué imparcialidad y qué objetividad puede haber.
También se realizaron dos exclusiones más de binomios, aunque son diferentes, porque a nosotros el propio Estado nos bloqueó, mientras que a los otros fue a partir de recursos de partidos entre sí. Ambos habían sido inscritos, tanto (Roberto) Arzú como (Carlos) Pineda. Hay que recordar que el sistema político de Guatemala es muy clientelar, corrupto, son máquinas electorales, son empresas que cada cuatro años se ponen en funcionamiento para llegar al poder, no son entidades democráticas. Como decía Juan Francisco Sandoval, el financiamiento electoral ilícito es el cáncer de todos los males de nuestra democracia. Ya lo dijo la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en su momento cuando estuvo a cargo de Iván Velázquez Gómez, hoy ministro de Defensa del gobierno de Colombia, quien hizo una investigación exhaustiva.
La corrupción ha corroído todo el sistema democrático en el país, es un problema estructural, sumamos la desigualdad, también la discriminación y el racismo hacia pueblos originarios, mujeres y personas de la diversidad sexual. Ese es el contexto en el cual el próximo domingo, 25 de junio, tendremos elecciones generales.
Jordán Rodas
¿Qué argumentos da este Estado cooptado para impedir la candidatura de Thelma Cabrera y Jordán Rodas?
Argumento legal, no hay. Ellos indicaron que mi sucesor, el nuevo Procurador de Derechos Humanos, sea un instrumento del “pacto de corruptos” o la alianza criminal, que son los sectores políticos y económicos que tienen cooptada la institucionalidad del país. Lo último que quedaba independiente era la Procuraduría de Derechos Humanos, pero vienen y ponen a Alejandro Córdova y hay que hacer memoria histórica: este personaje es funesto para la democracia y ahora fue utilizado para poner una denuncia espuria en mi contra. Se la pedí dos veces para ejercer mi debido derecho de defensa por acceso a la información y me la negó dos veces. Presenté una denuncia y el Ministerio Público dice que no hay delito, cuando es un delito la negación de información pública. El 6 de enero, a pocos días después que fuimos proclamados, pone la denuncia el 19 de enero. La Contraloría General de Cuentas con el Tribunal Supremo firman un convenio, en base a una circular que emite el secretario del Tribunal Supremo Electoral sin que conste un acuerdo del órgano colegiado. Así crearon un mecanismo donde decían que la constancia temporal para verificar que no haya denuncias tenía que pasar por la Contraloría General de Cuentas. Verificando eso, el 21 presentamos la papelería legal, mi finiquito que es esta constancia que pide la ley, y el 27 la rechazan diciendo que hay una denuncia y aparece en el registro. Esto es tan absurdo. Sigo sin poder ejercer mi derecho y el caso ya fue declarado bajo reserva en el juzgado que está conduciendo la denuncia y esto permite cualquier resolución sin que yo pueda hacer uso del derecho a la defensa y tuvo como consecuencia final que no nos hayan inscrito como binomio presidencial. Planteamos un recurso de nulidad ante el Tribunal Supremo Electoral, ahí fue por mayoría, cuatro votos a uno, solo una magistrada dijo que el derecho humano no se podía restringir. Pusimos un amparo ante la Corte Suprema, que no hizo lugar al recurso; después ante la Corte de Constitucionalidad y pues ahí, cerramos el ciclo. Ahora, mi intención es plantearlo como un caso ante la Comisión Interamericana (CIDH) y después a la Corte Interamericana para que se sienten precedentes.
Se hará justicia tarde, pero quedará precedente. Hoy por hoy tenemos el impedimento, yo tendría que estar en Guatemala en la campaña porque teníamos muchas posibilidades. Pienso en el cuarto lugar de Thelma Cabrera hace cuatro años más lo que podría impulsar la incorporación de los pueblos ladinos o mestizos, eran para capitalizar el voto de descontento, de hartazgo de la población que ya no quiere más de lo mismo, y éramos la única opción real de un cambio verdadero. Lo demás es más de lo mismo y las postura de propuestas de partidos progresistas o de izquierda son muy débiles. Y tengo que reconocer con tristeza que también prevaleció mucho el racismo y el machismo que imposibilitaron un esfuerzo colectivo.
¿La fórmula Cabrera-Rodas representaba una amenaza al modelo de Estado y de poder consolidado en Guatemala?
Sí, era una esperanza para la mayoría de la población una opción distinta. Y era algo similar a lo que pasó en Colombia, pero ahí era Petro- Francia y aquí era Thelma- Jordán, la mujer cabeza de la fórmula. Y yo muy orgulloso de ser el complemento del binomio presidencial, y realmente era una propuesta disruptiva porque en Guatemala los pueblos originarios son una parte muy importante de la población, pero han sido invisibilizados, discriminados pues, prácticamente es como si no existieran.
Entonces, nos tenían miedo porque, lógicamente, no íbamos a plegarnos a sus intereses, no obedecemos a los dueños de la finca, porque hay que mencionar que Guatemala es una dictadura corporativa, porque también juega un papel importante del sector empresarial organizado y ellos son los que cada cuatro años siguen manejando las marionetas, cambia el rostro pero garantizando sus privilegios. Cambia todo para que no cambie nada. Y por eso les daba pavor, porque yo había probado en los cinco años como Procurador una independencia plena, porque la ley dice que no estoy sujeto como Procurador a ningún organismo del Estado, pese a que el Procurador es comisionado del Congreso pero no es subordinado. Eso a veces cuesta que comprendan algunos legisladores y alguna parte de la población.
Mencionabas recién que buena parte de la sociedad todavía manifiesta rasgos machistas, racistas y vimos que hay una especie de moda electoral que busca imitar el modelo de Nayib Bukele en El Salvador, como si Guatemala fuera un calco de su país vecino. ¿Te parece que estas propuestas pueden tener alcance en la población guatemalteca?
Bueno, yo me resisto a pensar eso, trato de ser optimista, aunque soy consciente que Guatemala tiene muy poca cultura política en términos generales, la política funciona de manera muy clientelar, los partidos básicamente garantizan negocios, corrupción con el sector privado haciendo obra pública, contratando bienes y suministros y la población, pues, aspira a un trabajo. Entonces, se vuelve un círculo vicioso. Y tenemos también el rol de los medios de comunicación, la televisión abierta, está monopolizada y la gente generalmente habla de lo que oye en la radio, de lo que ven la tele, de lo que leen la prensa y han asfixiado, incluso a medios de prensa independientes. Hoy, lamentablemente, tenemos ya una sentencia histórica para mal, José Rubén Zamora, director de “El Periódico”, fue condenado a seis años de prisión, y eso realmente es un mensaje muy duro para la prensa independiente, porque si le pasa eso a un periodista reconocido nacional e internacionalmente, que le puede pasar a los pequeños. Imagínate, limitan derechos políticos y la prensa está atemorizada, ya no es una democracia, estamos ante una dictadura. Y los partidos conservadores apuestan a reflejarse, a que la gente lo vea como una posibilidad de ser el salvavidas vía un régimen autoritario como el de Bukele, un dictador que ahora apuesta a la reelección pese a que la Constitución misma se lo prohíbe, pero tengo que reconocer, hay que ser objetivos, tiene un respaldo popular importante, se ha sabido vender bien como marketing, violando los derechos humanos. Los patrones de las dictaduras en Latinoamerica se van copiando, se van emulando y se van copiando. La comunidad internacional ha sido demasiado light para mi gusto, porque tiene los mecanismos necesarios para imponer sanciones más severas, para no cooperar con gobiernos corruptos como el de Guatemala. Eso lamentablemente está pasando y lo hemos dicho en Washington, lo hemos dicho en Bruselas.
Si bien hay una cercanía y hay patrones que se replican en América Latina, como señalabas, tampoco la situación de Guatemala puede leerse como un calco de El Salvador. ¿Estas propuestas no son más bien un síntoma de la falta de propuestas de estas fuerzas políticas?
Es que no hay propuestas sólidas profundas, incluso en algunos partidos progresistas una de sus ofertas es construir cárceles, cuando yo pienso que tendríamos que apostar a la educación. Porque se criminaliza muchas veces a los jóvenes, y yo estoy de acuerdo con que todo el peso de la ley caiga sobre los jóvenes que delinquen, pero paralelamente hay que darles educación, capacitación, recreación. Pero ya esa idea de mano dura, ha fracasado. Y tu lo dices bien, las condiciones son distintas, estamos a la par de El Salvador, pero la situación varía mucho porque el liderazgo, el reconocimiento de la población, sea cual sea, no es el mismo al de Bukele.
Giammattei, que impulsa a Manuel Conde, me preocupa mucho esta candidatura. Ojalá también me equivoque porque han convencido, entre comillas, con mucho apoyo a alcaldes, También hay muchos cuestionamientos de la empresa que va a hacerse cargo del traslado de los votos. Entonces, yo sí tengo mis dudas, ojalá que no hagan un fraude escandaloso para impulsar en una segunda vuelta potencial a Manuel Conde porque también sería una persona antiderechos humanos, es un alfil de Alejandro Giammattei y del sector privado organizado.
Varias personas con las que conversamos nos comentaron que se tuvieron que ir de Guatemala por hostigamiento, amenazas y persecución. Tu caso es un ejemplo de eso. ¿Te parece que esta política de exilio forzoso se incrementa en Guatemala?
Sí, es una nueva diáspora que lamentablemente se está dando. Yo con mucho gusto estoy aquí contigo conversando, pero no fue mi decisión voluntaria después de terminar mi mandato estar fuera del país. Yo estoy en el País Vasco, España, tomé distancia física, salí en agosto del 2022, pero regresé el 27 de diciembre para ser proclamado el 28 y luego salir inmediatamente previendo cualquier tipo represalia legal. Incluso por mi integridad yo tengo medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde octubre de 2017, cuando ahí comenzó mi distanciamiento con el status quo por haber planteado un amparo ante la decisión del payaso que tuvimos de presidente Jimmy Morales, que declaró non grato y ordenó la exclusión de Iván Velásquez. Yo tuve la triste experiencia de acompañar a Juan Francisco Sandoval a la frontera con El Salvador, con el apoyo muy importante del embajador de Suecia, en su momento, para garantizar su vida y su seguridad. También he visto como otros operadores de justicia, como Érika Aifán, como Miguel Ángel Gálvez han tenido que salir del país y casos como Virginia La Parra, está detenida igual que otros operadores de justicia. Entonces, ante eso, uno tiene que ser realista y hoy por hoy no están las condiciones para que muchas personas estemos en Guatemala, lamentablemente.
¿Qué podemos esperar para el próximo 25?
Yo pienso que a partir de ahí se va a saber la conformación del Congreso de la República, que va a ser importante también, si es que no hay una aplanadora conservadora. Y lo de la presidencia, pues, tampoco es que vaya a cambiar mucho, no aspiro yo ser muy optimista con que ahí va estar la solución. Al contrario, se puede radicalizar esta veta autoritaria, y a partir del 25 lo que espero, siendo optimista, es que las personas, las fuerzas políticas, los sectores sociales, progresistas, tendríamos que dar una lectura crítica, reflexiva, a los resultados. Porque tenemos que tener una estrategia a corto, mediano y largo plazo como suceda para no caer en un pantano de autoritarismo de cierre de espacios, de más persecución a defensoras y defensores de Derechos Humanos, a más referentes de los pueblos indígenas, a más operadores de justicia criminalizados o perseguidos. Entonces, ante eso, vale la pena hacer un acto de madurez, dejar los egos a un lado y tener una visión de país, yo a eso apuesto.
¿El MLP presenta candidatos o candidatas para el Congreso?
Sí, se presenta candidatos al Congreso a República. En Guatemala hay dos formas de llegar al Congreso, por lista nacional o por departamentos o provincias, digamos, como en el caso de ustedes. Y también hay elecciones en los 340 municipios a corporaciones municipales, que son los gobiernos locales integrados por alcaldes, síndicos y concejales. También se elige al Parlamento Centroamericano, que es una mala copia del Parlamento Europeo que, básicamente, sirve como refugio para impunidad a los expresidentes, como se lo vió a Jimmy Morales, ahí va a estar corriendo Alejandro Giammattei para tener la inmunidad para tomar posesión inmediatamente después de abandonar el cargo como presidente y ser un diputado de Parlamento Centroamericana.