Por Laura Cabrera
La película de David Mitchell que fue parte del último BAFICI esperó bastante tiempo hasta que, por fin, fue estrenada en las salas de cine. Este largometraje ofrece un terror distinto al de la actualidad pero similar al de los ´80, donde la sangre y la violencia no eran los platos fuertes de las historias.
Jay conoce a Hugh. Se siente atraída por él. Salen, se divierten, sienten afinidad. Tienen relaciones sexuales. Al rato Hugh se transforma en un ser aparentemente macabro y duerme a Jay con formol. Jay despierta atada a una silla de ruedas, llora, grita, pide que la suelte. Hugh le cuenta que a partir del sexo, él le pasó a ella algo raro que la seguirá y ella deberá cuidarse o esa cosa terminará con su vida y volverá a perseguirlo.
Esa es la historia de It Follows, largometraje de terror de David Mitchell que fue estrenado en el último BAFICI pero que esperó hasta el jueves pasado para el estreno dentro del circuito comercial, suspendido en varias oportunidades. Lo cierto es que más allá de esto, la película se hizo más famosa por los comentarios del boca en boca que por su publicidad, ya que quienes la vieron en el Festival o en internet, crearon algo así como un mito sobre ella: “Es la mejor película de terror en años”.
It Follows no ofrece nada nuevo y hasta podría decirse que ofrece mucho menos de lo que podríamos ver en cualquier película de terror a la que el público se acostumbró: el terror de la violencia, el de la sangre. Entonces, ¿cuál es su atractivo? La vieja frase “menos es más” aplica como respuesta.
El largometraje ofrece suspenso, tensión en casi todo momento, pánico en el espectador. Y lo hace con el viejo truco del terror ochentoso: el sonido que aumenta y disminuye, los rostros horrorizados de los personajes, el hecho de no terminar de mostrar del todo qué es aquello que hace mal a los y las protagonistas de la historia. Sugerir, jugar con la psicología del espectador y su relación con la psicología de los personajes en pantalla, quienes se comen la cabeza por buscar la manera de matar a “algo” que saben que nunca va a morir.
Personajes corriendo, perseguidos por un “algo”, espectadores entrando en ese círculo y mordiéndose las uñas aun cuando saben que todo lo que hace Jay es en vano. Ese es el juego, que a la vez hace que quede a un lado la simpleza de la película, la ausencia de sangre como forma de generar “terror”, la simpleza aparente del guion.
Ahora, ¿qué pasa con la temática disparadora de la película? Bueno, hay dos que van conectadas y prácticamente de la mano: el sexo y la muerte. Este es otro guiño hacia la década del ’80, donde hablar de sexo era tabú y mucho más si se trataba de sexo con alguien prácticamente desconocido. Entonces la lección se plantea de la siguiente forma: una joven tiene sexo con alguien que prácticamente no conoce y como resultado obtiene un pase directo a correr por su vida o morir en ese intento. Puede leerse entonces la entre línea según la cual el sexo libre puede ser malo, algo que no lleva a buen puerto y que, por el contrario trae problemas. Puede leerse también que lo más importante es cuidar la vida, salvarla como sea. Es casi una lección, ya que una cuestión lleva a la otra. He aquí dos valores bien marcados: las relaciones sexuales y sus condiciones, el arrepentimiento y el cuidado de la vida.
Y esto manca entonces un doble guiño hacia aquella época, ya que se trata de un film con los condimentos de Carrie o Halloween desde los recursos visuales y sonoros utilizados, además de proponer una temática a simple vista inocente pero que puede sonar hasta conservadora.
It Follows se perfila entonces como la mejor película de terror del año. Quedará entonces esto a criterio de espectadores y espectadoras, pero lo cierto es que Te sigue (su traducción en la versión doblada) es una película simple, interesante y capaz de atrapar a cualquiera sin necesidad de grandes trucos.