Por Laura Salomé Canteros @laurasalome
Elige contribuir a la revolución desde lo cultural y reflexiona sobre política rompiendo las fronteras desde las redes sociales y los medios alternativos. Feminista libertaria, periodista y ¿youtuber?, Irantzu Varela afirma que los machistas se están organizando a la par que las mujeres logramos el reconocimiento de derechos, y que por eso nuestra lucha es sistémica.
Los links de su trabajo se pasan de un chat a otro y se comparten en los grupos de feministas en WhatsApp hasta que llegan a algún muro donde son comentados por enlaces que llevan a otros micros; y el bucle de la reflexión, la risa, la búsqueda intelectual o la rabia que provocan para tomar la voz y salir a las calles a luchar vuelve a empezar de nuevo.
Irantzu Varela milita en un partido político mixto de izquierdas llamado Alternatiba, que forma parte de la coalición “EH Bildu” (Euskal Herria Bildu) con presencia en el País Vasco, Navarra y Burgos, y que adscribe a las corrientes independentistas. Fue candidata en alguna elección pero “por encima de todo”, dice militar “en el feminismo, en cualquier espacio”, ya que para ella eso es “hacer política”. Quizá por eso durante todas las semanas desde 2014, batalla contra el machismo en “El Tornillo”, un microespacio feminista de aproximadamente tres minutos que se emite en La Tuerka TV, Público y vía YouTube.
“Salgo yo hablando de feminismo y haciendo la mamarracha en un intento de ser pedagógica, divertida y usando el humor como escudo para decir algunas cosas que no es fácil decir en serio”, lo define Irantzu en la última columna de opinión que escribió y que tituló -quizá recordando uno de esos capítulos en los que canta- ”Ahora que soy fea, gorda, malfollada, feminazi y amargada”, y en la que denuncia la violencia a través de los mensajes y comentarios que recibe cada día de parte de “machunos” enojados por el cuestionamiento de sus privilegios.
Un diálogo con definiciones personales y políticas que se comparten y reparten en palabras que atraviesan barreras hacia un 8 de marzo que se siente para las feminidades oprimidas del mundo como histórico y que se construye revolucionario e internacionalista.
-Si fuera posible y sin ser pedagógica (jajaja), ¿qué tipo de feminismo dirías que practicas?
Yo practico el feminismo radical, que es el único que conozco: la idea radical de que las mujeres somos personas. En un contexto de guerra, porque nos matan, nos violan, nos pagan menos por el mismo trabajo y nos marginan en todos los espacios de decisión en todos los contextos, no se puede mantener la neutralidad, porque eso es ponerse del lado del opresor. La violencia contra las mujeres es sistémica, y la lucha para acabar con ella tiene que ser sistémica también.
-¿Cómo surgió la idea de hablar de feminismo vía YouTube?
Coincidí con Pablo Iglesias (politólogo y político español) en una charla, en diciembre de 2013, cuando todavía no habían creado Podemos, y supongo que le convencí y además, le hice gracia (el vídeo está en YouTube) y me propuso hacer un microespacio feminista en La Tuerka. Y yo, que soy muy fan de la propaganda y no pierdo ninguna oportunidad para hacerla, pues no me lo pensé (literalmente) y dije que sí. Y hasta hoy…
-¿Cómo soles participar de los 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, y cómo lo vas a hacer hoy, que en más de 50 países, será un Paro internacional de Mujeres?
Yo voy a la mani del 8 de marzo, todos los años, en Bilbao, que es mi ciudad. Como mis amigas me regalaron un megáfono cuando cumplí los 40 años, desde entonces voy con mi propio megáfono, arengando y liándola. Pero este año, me han propuesto participar en un tertulia en la televisión, y -como soy fan de la propaganda- pues he dicho que sí, porque creo que a la gente que no va a estar a esa hora en la manifestación, le puede venir bien escuchar qué es lo que celebramos, lo que reivindicamos, y por lo que luchamos. Así que no voy a parar, pero voy a hablar de las razones del paro en la televisión pública.
-¿Crees en la construcción de feminismos sin fronteras?
El feminismo es, por definición, y como la ideología antiopresión que es, antirracista, anticolonial y antiimperialista, por lo tanto es una lucha sin fronteras. La solidaridad internacional entre mujeres ha sido siempre una de las claves de la lucha feminista.
-En Argentina, a partir de la asunción de una feminista en el Consejo Nacional de las Mujeres, se ha generado el escenario en el que los reclamos de las que salen a las calles son hacia una ex compañera, hoy funcionaria de un gobierno neoliberal. ¿Cómo crees que debe sobrevivir el feminismo autónomo y popular, ese que piensa en el cambio radical ante las pujas de poder coyunturales?
El feminismo es un movimiento social y es antisistema, pues lucha contra el heteropatriarcado capitalista, de manera que tiene que estar, como movimiento, en el contrapoder.
Pero se da la paradoja de que necesitamos políticas feministas, que solo pueden hacer mujeres feministas, de manera que tendrá que haber compañeras que estén en el poder institucional. Pero también tendrán que entender que, a las que permanezcamos en el movimiento, nos van a tener enfrente, que es nuestro sitio.
-En muchos de los capítulos de “El Tornillo” ilustras asambleas de izquierda machista en la que los varones toman la palabra y las mujeres secundamos y limpiamos… Como feministas nuestras prácticas políticas nos acompañan donde vamos, ¿podrías enumerar algunos de los preceptos y/o características que tienen y que defendemos en las asambleas feministas?
Creo que los espacios feministas autónomos son los espacios donde podemos hacer política las mujeres sin enfrentarnos a las opresiones y a los comportamientos patriarcales que se dan en los espacios mixtos.
(Las feministas) hemos generado nuevos modelos de liderazgo no patriarcales, hemos puesto el cuidado y el autocuidado en la agenda política y en nuestro funcionamiento habitual, y hemos creado una forma de solidaridad, que no necesita ni la meritocracia ni las medallas. De hecho, los espacios feministas autónomos son los espacios más “felices” que hay ahora mismo en política. Con diferencia.
-Mi capítulo preferido de “El Tornillo” es el de la “guerra” heteropatriarcal, ¿por qué crees que es una “guerra”, los ejercicios de poder de los machos que se traducen en femicidios, violaciones y múltiples violencias?
Me inspiré en un artículo de una amiga, Jule Goikoetxea (filósofa y política vasca), que coincidió con una campaña de Bilgune Feminista, en el que se plantea que vivimos en sociedades supuestamente democráticas que consideran “paz” al hecho de que los hombres no se maten entre ellos, pero que asimilan como estado de paz el hecho de que nos maten, nos violen y nos agredan sistemáticamente, diariamente, ante la indiferencia general. Y esa no es nuestra paz “Hau ez da dure batea,” en Euskera.
Yo vivo cada día la violencia machista en diversas formas como mujer que soy, pero de una manera especialmente brutal como feminista visible que soy. Yo vivo en una guerra, y te aseguro que no la he empezado yo.
-En relación a esto, los machos, ¿se están “organizando” ante el poder feminista?
Yo tengo claro que se están organizando, y tengo claro por qué.
Los derechos y avances que ha conseguido el feminismo para las mujeres, en el último siglo, no tienen precedentes. La situación de las mujeres ha mejorado de forma evidente en todo el mundo, y hemos conseguido cosas que nunca hubiéramos imaginado. Pero generar cambios en la posición que las mujeres ocupamos en la sociedad, implica una amenaza para la posición de los hombres, y por eso los hombres, sobre todo los que son conscientes de sus privilegios y disfrutan de ellos, se sienten amenazados. No están dispuestos a dejar que ocupemos una posición en igualdad, porque entienden que van a tener que renunciar a sus posiciones privilegiadas.
Son como el Ku Kux Klan, al final de la esclavitud en los estados del Sur de Estados Unidos, no podían soportar, que, quienes fueron sus esclavos y esclavas, fueran sus iguales. Por eso se están organizando.
-¿Qué es lo mejor que recibis de la difusión de los micros feministas?
Los apoyos de la gente. Cada vez que alguien se me ha acercado a saludar, o a pedirme una foto, o a hablarme de “El Tornillo”, sin excepción, me he emocionado. Porque a veces son chicas tan jóvenes, e incluso chicos, que me fascina generar un discurso que les interpele.
Ayer mismo, una compañera de Buenos Aires que se ha venido a vivir aquí, se acercó tímida a pedirme una foto, después de una obra de teatro lesbofeminista, y estuvimos un buen rato charlando, y resulta que ahora vive en el barrio en el que yo crecí.
A mí me hace mucha ilusión servir para que la gente descubra que el feminismo es un mensaje libertario, transformador, divertido, revolucionario… ¿Sabes lo que más ilusión me hace, con diferencia? Que la mayoría de la gente me dice lo mismo: “gracias”. Y yo pienso, ¡buf!, menos mal que aprovecho esta oportunidad.
Irantzu Varela parece ser, como activista, de esas que contagian las ganas de organizarse; y como periodista, de las que llevan a la práctica las reflexiones colectivas sobre la desigualdad y el poder, como la que compartió en la charla que dio inicio a “El Tornillo”, y con la que termina la nota hasta la próxima vez que nos dejen salir…: “la revolución no será televisada pero seguramente estará en las redes sociales, y será feminista o será una mierda patriarcal”.