Por Francisco Longa
Todos los espacios político electorales que buscan ganar las elecciones atraviesan debates internos sobre los ejes de campaña y las candidaturas. En casi todos se repite el mismo dilema: ¿ir a internas o armar listas de unidad?
Mientras hoy 1 de mayo en Argentina y en casi todos los países del mundo se celebra el día internacional de las trabajadoras y trabajadores, los actos conmemorativos no son lo único a los que se abocan las principales fuerzas políticas nacionales. Las miras están puestas también en los próximos 55 días. La fecha de llegada de este sprint final es el 24 de junio, día en que cierra la inscripción de listas electorales para las primarias de agosto. En esta nota se presenta el panorama de los espacios políticos más relevantes de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral que más legisladoras/as provee al Congreso Nacional.
Cambiemos: ¿el candidato es la gestión?
Cuando de elecciones de medio término se trata, existe un debate acerca de si lo que vota el electorado puede o no considerarse un plebiscito a la gestión. Lo que parece claro es que, más allá de cómo la sociedad evalúe su voto, el gobierno nacional intenta poner en juego en la elección un panorama cerrado y binario, que más bien refuerza la tan mentada ‘grieta’. La disyuntiva entre ‘volver a los viejo’ y ‘seguir apostando por el cambio’ es la que pretende instalar el macrismo. Lo hace a sabiendas de que la gestión presidencial actual solamente mostró resultados desfavorables, principalmente en el ámbito económico. Es por eso que Cambiemos no puede mostrar casi ningún pergamino de su gobierno, y apunta a que la vocación de cambio siga siendo más grande que la de continuidad, como primó en el balotaje de 2015.
Sin seguir del todo el libreto oficial, Jorge Macri -primo del presidente-, afirmó que en provincia de Buenos Aires: “el candidato es la gestión de María Eugenia Vidal”. La referencia al slogan kirchnerista de gran parte de 2015 es insoslayable; en ese momento el Frente Para la Victoria remarcó que ‘el candidato es el proyecto’. En 2015 una estrecha mayoría de la sociedad, o bien no identificó que Daniel Scioli representaba ‘al proyecto’, o bien prefirió cambiar de proyecto. Nada hace pensar entonces que con los magros resultados de la gestión del macrismo sean un aliciente para el electorado. En realidad, el primo del presidente busca capitalizar la aún buena imagen positiva de la gobernadora bonaerense. Naturalmente fuera de las posibilidades de integrar una lista, sí parece que la figura de Vidal será el armazón de proa de la estrategia electoral de Cambiemos. En rigor, antes que ‘el candidato es la gestión’, el slogan debería ser: ‘la candidata es la imagen (de Vidal)’.
Es fácil reconocer la benevolencia con la que los grandes medios de comunicación tratan a María Eugenia Vidal. Inclusive las usinas oficialistas, cuando han mechado su apología del gobierno con algunas críticas aisladas a Macri, han mantenido no obstante en celoso resguardo a la imagen de Vidal. Claramente, ésta es pensada como reserva a futuro en caso de recambio. Tan desgastada parece la imagen de Macri, que Durán Barba sugirió quitar a Jorge Macri de la lista, para no asociar el apellido del primer mandatario una posible derrota.
Todo indica que la estrategia electoral de Cambiemos es referenciar a figuras no tan conocidas, pero respaldadas por Vidal. Así se explicaría que en el principal distrito electoral, el partido de gobierno haya ungido a Esteban Bullrich como candidato a Senador nacional. Es claro que en el conurbano profundo el ministro de educación es un desconocido, pero amadrinado por Vidal tal vez pueda hacerse de una buena faena electoral.
Los rumores políticos marcan que el neurocirujano Facundo Manes pueda ser cabeza de la lista para diputados nacionales. La titular de la ACUMAR Galdys Gonzales y el ex dirigente social de izquierda Héctor ‘toty’ Flores, son otros nombres que suenan para los primeros puestos de las listas; en síntesis, en el territorio de mayor trascendencia Cambiemos ha definido armar una lista unitaria.
Pero el panorama es diferente en la Ciudad de Buenos Aires. Por un lado, al igual que en provincia también es una mujer la que lleva la voz cantante: Elisa Carrió. Pero aunque ‘lilita’ ya fue ungida como candidata oficial, el panorama en Capital sí avizora un escenario de internas. Es que Martín Lousteau retornó de los Estados Unidos dispuesto a posicionarse como figura competitiva, y la capital es el distrito donde estuvo muy cerca de ganarle el balotaje a Horacio Rodríguez Larreta dos años atrás. La relación de Cambiemos con Lousteau es compleja: si bien éste tiene un partido político propio que se llama ECO, está apadrinado por la UCR porteña, que a la vez forma parte de Cambiemos.
Pero Lousteau sabe que su capital político le permite aspirar a mucho más que simplemente acompañar en un rol secundario a Carrió, y que estas elecciones pueden ser un escalón más en la carrera a la jefatura de gobierno en 2019. Es por ello que la sentencia de Lousteau es: o me permiten competir en las internas de Cambiemos o me presento por fuera de la alianza de gobierno.
El PJ y el Frente para la Victoria
Paradójicamente, una sentencia similar fue lanzada también en el peronismo bonaerense. Florencio Randazzo se ocupó de dejar claro a través de sus voceros que o hay internas del peronismo en la provincia de Buenos Aires, o bien se candidateará por fuera del partido.
Esto se da en medio de dos grupos en los que se divide el peronismo del área metropolitana de Buenos Aires: uno que responde a la figura de Cristina Fernández de Kirchner, y otro que se conforma en torno al ex ministro de Interior y Transporte. En el primero reviste el llamado kirchnerismo puro (La Cámpora, Nuevo Encuentro, Kolina) y referentes importantes del PJ como Fernando Espinoza, Verónica Magario y Jorge Ferraresi. En el segundo hay movimientos sociales como el Movimiento Evita, y referentes como Miguel Ángel Pichetto y Diego Bossio.
Por fuera de estos dos grandes bloques existe todo un archipiélago de grupos de jóvenes intendentes y legisladores/as: grupo Esmeralda, grupo Fénix, grupo El Establo. Si bien varios de sus integrantes se acercaron al Frente Renovador, hoy parecen más expectantes acerca de cómo se resuelve el intríngulis del peronismo, para recalar en el espacio político que siempre, en su mayoría, siempre los cobijó.
Para todos estos actores hay varios nudos de debates que tensionan la elección. Unos cuentan con la candidata que mejor mide en las encuestas: CFK. Pero otros plantean que Cristina tiene un techo bajo en el resto del país y que, inclusive en territorio bonaerense, la apuesta por un candidato con menor piso actual -pero con mayor potencial techo a futuro-, puede ser más provechosa no ya pensando en la cantidad de legisladores/as a renovar en diciembre, sino en las elecciones de 2019.
Claro que las esquirlas de las divisiones post derrota electoral de 2015 continúan impactando, y no es extraño seguir oyendo acusaciones y difamaciones entre dirigentes de este gran conglomerado peronista. ‘Traidores’ es el epíteto más utilizado por los que forman parte del núcleo duro kirchnerista: acusan a los otros de romper los bloques del FpV en los espacios parlamentarios y de votar leyes del macrismo desfavorables para la sociedad, como la ley de blanqueo de capitales y el pago a los fondos buitre. Desde el grupo que se conforma en torno a Randazzo, se señala que el otro sector del peronismo no leyó aún el ‘mensaje’ que la sociedad dio con la derrota electoral de 2015, y reclaman una mayor autocrítica sobre los doce años pasados, como eje narrativo para conquistar a los votantes a futuro.
Claro que la mayor incógnita aquí es si CFK será finalmente candidata. Aún así lo fuera, Randazzo parece dispuesto a enfrentarla en internas a ella o a quien sea que el otro grupo disponga. Aunque desde el sector cercano a CFK consideran que sería preferible armar una lista de unidad y no ir a internas, no descartan esto último. Al respecto es interesante el planteo de un referente del Movimiento Evita, Jorge Taiana, quien señaló que la cuestión de la unidad no está dada solamente porque haya o no internas, sino también en función de concebir un programa político de conjunto y de ponerse de acuerdo en los términos en los que se va a dar la campaña.
Esta advertencia resulta lúcida si se compara lo que fueron en 2015 la interna de Cambiemos en capital, y la del FpV en provincia. Mientras que en la primera reinó la cordialidad entre Larreta y Michetti, en la segunda Fernández y Domínguez se cruzaron fuertes descalificativos. Con tanta difamación cruzada, tal vez sea difícil después convencer al electorado de que los votos deben ir todos hacia el ganador de la primaria.