Por Redacción Marcha
Ayer por la tarde, la junta interna de ATE Promoción Social compartió con los medios populares el informe que ya fue presentado ante el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Puntos destacados y apreciaciones de quienes trabajan cada día con la población más vulnerable.
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance”
Rodolfo Walsh
La presentación se llevó adelante ayer por la tarde en el edificio de ATE Capital. Al contar con un insumo tan valioso, como el informe detallado que realizaron para denunciar la emergencia de las políticas públicas y de la situación laboral, las trabajadoras y los trabajadores querían poner su voz en el papel y empezar a reproducir la información.
Por eso eligieron compartirla con los medios populares y contrahegemónicos, para que entre todas y todos se fueran generando redes de compañerismo y de difusión de datos tan sensibles y tan postergados. El trabajo que realizan se desarrolla en las direcciones de Mujer, Adicciones, Niñez y Adolescencia, y en el Programa Buenos Aires Presente, por lo que está directamente vinculado con la población más vulnerable.
“Conocemos, mejor que nadie, el desmembramiento y la falta de presupuesto de los programas destinados a trabajar con la población en situación de calle, con niñas/os y adolescentes víctimas de explotación sexual, en el abordaje del uso problemático de sustancias psicoactivas, y en la restitución y el fortalecimiento de los vínculos familiares y comunitarios en las villas de emergencia. Conocemos, también, la escasez y la burocratización de los servicios de atención y ayuda social, así como la superpoblación en hogares convivenciales”, puede leerse en el informe.
Y agregan: “En este contexto, los postulados de “atención integral” que se expresan en los diversos marcos normativos por los que deberían orientarse los programas del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat (Ley de protección integral de derechos de niños, niñas y adolescentes; Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres) parecen una ironía”.
Esa ironía de la que hablan, se mencionó varias veces al referirse a la publicidad de Cambiemos, que esconde datos (por ejemplo, el hacinamiento de chicas y chicos en los hogares convivenciales, la escasez de vehículos para el programa Buenos Aires Presente -BAP-) o maquilla situaciones: “aunque los globos de colores y las falsas promesas de “alegría” y de “pobreza cero” intenten disfrazar la cruda realidad que se vive en la CABA”, denuncian en ese sentido.
La situación edilicia aporta otro granito de arena a la situación: desde estructuras deterioradas, presencia de ratas y cucarachas, problemas eléctricos, peligro de derrumbe; además de espacios únicos en los que las entrevistas más personales deben realizarse en lugares llenos de gente. “Realizamos nuestras tareas en lugares derruidos, que contrastan brutalmente con la megaobra arquitectónica de la nueva Jefatura de Gobierno. Un palacio de cristal destinado a tareas administrativas, que se contrapone atrozmente con las dependencias donde se atienden problemáticas sensibles”, detallan en otro tramo del Informe.
Por eso consideran que “la pesada herencia del macrismo” –que se continúa en la Ciudad de Buenos Aires con el hoy Jefe de Gobierno, Horacio Larreta– es “el vaciamiento de políticas públicas y el desborde de los dispositivos, la falta de recursos esenciales (humanos y materiales) para desarrollar tareas sensibles, condiciones edilicias y de medioambiente de trabajo paupérrimas. Se le suma a esto una tendencia hacia la privatización y la tercerización, así como una ausencia de abordajes integrales y articulados”.
Las condiciones laborales
La forma en la que realizan su trabajo es también un punto del documento presentado. Y no se trata solamente de visibilizar o de denunciar las condiciones laborales en las que desarrollan su tarea, sino de enmarcar la situación en la forma en que el Gobierno de la Ciudad, desde hace 8 años, tiende a descuidar, a vaciar progresivamente lo público.
En ese sentido, detallan: “En tanto nuestras condiciones de trabajo sean precarias, las políticas públicas, ineludiblemente, tendrán el mismo carácter. Esta precariedad repercute directamente en la población destinataria de dichas políticas, que no son otros que los sectores más vulnerados de la Ciudad”.
Hoy el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat cuenta con más de 1200 trabajadoras y trabajadores sin estabilidad laboral: es decir, que se encuentran tercerizados (por contratos de ONG fantasma o UBA), o por contrato de tareas (o, más fácil, monotributista, donde quien trabaja tiene que ser quien paga sus propias cargas sociales). Los bajos sueldos derivan, además, en ciclos de despidos encubiertos o por goteo. El recambio de referentes, sobre todo para niñas y niños en situación de vulnerabilidad, no hace otra cosa que ponerlos a la defensiva nuevamente, o revictimizarlas/os.
En la presentación de ayer, trabajadoras y trabajadores exponen sus voces, cuentan, opinan, intentan buscar maneras de contar lo que parece no importar, y les genera impotencia cotidiana por el deterioro de las condiciones en la que vive la población con la que comparten a diario sus tareas. Realizan su trabajo con orgullo y convencimiento, pero la precarización laboral en la que se encuentran también resulta en que el peso de la ausencia del Estado recaiga cada día en quienes ponen el cuerpo.
Mientras buscan estrategias, suman datos (ante la falta de datos oficiales, tratan de sistematizar desde cada lugar de trabajo), comparten la información, siguen movilizándose: el próximo viernes 24 marcharán al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, y de allí al de Hacienda, para seguir haciendo oír su voz.
El Informe cierra con unas palabras, que elegimos para, además, cerrar esta nota. No sólo porque sean las finales, sino porque nos encuentran en el mismo camino: “Las trabajadoras y los trabajadores del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat hacemos pública nuestra posición porque no vamos a ser cómplices de un Gobierno que desliga al Estado de sus responsabilidades como garante de derechos para la población más vulnerable y, también, se desentiende de sus obligaciones como empleador”.