Por Leandro Albani. Estados Unidos dio un paso más en su plan para derrocar al gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad, y dejó en claro que sus intenciones no son el diálogo ni la sonada “transición” para un cambio de administración en la nación árabe.
Siria se encuentra azotada desde hace dos años por un intenso conflicto interno, profundizado por el accionar de grupos armados integrados por mercenarios de una treintena de países.
La confirmación del apoyo de la Casa Blanca a las agrupaciones terroristas se escuchó este lunes en boca del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que reiteró el anuncio sobre el envío de armas a territorio sirio. “No hay garantías de que las armas no lleguen a las manos equivocadas, pero hay una disposición clara dentro de la oposición siria para confirmar que las armas llegan a los opositores moderados”, justificó Kerry, quien el jueves pasado ya había señaló la disposición de su país de armar a los terroristas.
La declaración del funcionario estadounidense fue realizada en una en una conferencia de prensa con el canciller de Arabia Saudita, Saud Al Faisal. En ese encuentro, Kerry redobló la apuesta de Estados Unidos por derrocar a Al Assad y reiteró que el gobierno de Barack Obama buscará fortalecer a la oposición siria y a su vez facilitar una solución pacífica en el conflicto.
Desde hace meses,la Casa Blancaha enviado a Siria lo que denominó “ayuda no letal”, por un total de 60 millones de dólares. A esto se suma los millones de euros que Gran Bretaña ha venido inyectando a las agrupaciones mercenarias y la financiación de las monarquías del Golfo Pérsico y Turquía. Pese a esta situación, que viola el derecho internacional, la dirección dela Organización de las Naciones Unidas (ONU) no ha emitido dictámenes o sanciones a los países que financian abiertamente a grupos como el Frente Al Nusra, miembro de la red Al Qaeda.
Medios occidentales han denunciado en varias ocasiones esta política de injerencia. Uno de los últimos casos revelados fue el conocimiento de que en Jordania funciona una unidad especial del Ejército estadounidense en la frontera con Siria. Estas tropas están encargadas de entrenar y dar asesoramiento a los mercenarios.
El respaldo de Estados Unidos a la oposición armada siria no es nuevo y se puede comparar al que otorgó a los grupos mercenarios que derrocaron, y posteriormente asesinaron, a Muammar Al Gaddafi en Libia.
El accionar de los mercenarios en Siria ha dejado como saldo miles de muertos y costosos daños en las infraestructuras del país. Encuadrados en el Islam más ortodoxo, como el que se profesa en las monarquías del Golfo, estas agrupaciones apelan a asesinatos en masa, atentados suicidas y a la toma de pueblos, en los cuales aplican rígidas leyes islámicas y controlan a los ciudadanos con mano de hierro.
El sábado pasado, los cancilleres de Irán, Walid Al Moallem, y de Siria, Akbar Salehi, acusaron ala CasaBlancade aplicar una doble moral con respecto a lo que sucede en la nación árabe. Ambos ministros también coincidieron en que la permanencia o salida de Al Assad del gobierno la decidirán los electores en los comicios presidenciales del año entrante. Al Moallem puntualizó que Turquía y Qatar apoyan y financian a “grupos terroristas armados”. Salehi agregó que “ciertos países practican una doble moral que sirve para prolongar y profundizar la crisis siria” y de esta forma propiciar un mayor derramamiento de sangre.
El mismo día de las declaraciones de los cancilleres iraní y sirio, Alexander Fomin, director del Servicio Federal de Cooperación Técnica y Militar de Rusia, expresó que su país enfrenta una “verdadera guerra” que intenta entorpecer las entregas legales de armas de Moscú a Siria. El funcionario explicó “se está atrayendo buques (rusos) a puertos donde bajo cualquier pretexto se los arresta. Cuando los barcos están en navegación les cancelan los seguros”.