Por Marco Teruggi. En el mediodía de ayer un abanico de organizaciones se concentró en el obelisco para unir las diferentes voces en el Día Mundial del Medio Ambiente. La soberanía popular como horizonte.
A las 13h, bajo un sol de invierno, comenzaron a acercarse las primeras banderas sobre la medialuna sur del obelisco, para participar del día mundial de lucha por el medio ambiente. Con miras a la Cumbre de los Pueblos que se realizará en Río de Janeiro entre el 15 y el 23 de enero, la actividad se desarrolló en simultáneo con acciones en la ciudad de Rosario y en numerosos países del continente y del mundo.
Convocada por numerosas organizaciones, dónde se encontraban entre otras, la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA, la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), la Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), la concentración reunió a centenares de personas.
Los oradores se refirieron a la situación de crisis en la que está inmerso el capitalismo a nivel mundial y su avanzada sobre los recursos naturales que se hallan en los países del sur. Así lo resaltaba Cristian De León, presidente de la Federación Universitaria de La Plata, “Una verdadera ofensiva extractivista se está desarrollando en los países de nuestro continente, orientada a consolidar un nuevo ciclo de explotación intensiva de nuestros bienes comunes. Así crecen los emprendimientos megamineros, sojeros, petroleros y gasíferos con sus consecuencias de despojo, saqueo y devastación ambiental sobre las poblaciones locales”.
A su vez, la situación en Argentina fue puesta de relieve al mencionar los hechos sucedidos en Lonkopué, provincia de Neuquén, dónde este domingo 3 de junio, más del 80% de la población votó a favor de una ordenanza que prohibe la megaminería.
Acontecimiento que fue resaltado cómo fruto de una larga lucha de las asambleas y las organizaciones de esa localidad.
Las palabras de esas experiencias tomaron cuerpo a través de Darío Moreno, miembro de la Asamblea de Tinogasta, quién trazó la historia de organización y resistencia del pueblo de esa localidad de Catamarca, una historia entre las tantas que se multiplican a lo largo de la cordillera para hacer frente a los emprendimientos megamineros.
El reloj marcó las 15h30 y se dio inicio al documento de cierre de la actividad, recordando la importancia de la Cumbre de los Pueblos, pero sobre todo los desafíos que aguardan por delante, desafíos que tienen que hacer frente a un sistema que en su crisis avanza sobre el medio ambiente y los pueblos.
“Nuestro desafío será unir las múltiples luchas en curso, en defensa de la vida, la soberanía popular, los derechos humanos y de la naturaleza, para alzar nuestra voz en las calles, en la Cumbre de los Pueblos y más allá.”
Con estas últimas palabras pronunciadas en la tarde fría de Buenos Aires, las banderas se fueron cerrando poco a poco y alejando por las calles, mientras el Obelisco volvía a sus ruidos cotidianos y el camino por recorrer se aparecía largo y urgente.