A fines de 2014 Establecimiento Gráfico Vulcano SA entró en convocatoria de acreedores y su dueño quiso vaciarla para dejar a todos en la calle. Los trabajadores acampan en la puerta para defender su puesto de trabajo “hasta las últimas consecuencias”.
Sobre la vereda de Virrey Liniers 1437, en el barrio porteño de Boedo, hay carpas y trabajadores. También hay una mesa en la sobresalen el mate y un paquete de galletitas. Los vecinos y vecinas de la cuadra pasan, conversan, donan algunos víveres y siguen su camino. Los trabajadores hacen hincapié en la solidaridad del barrio. Y es que el día que empezaron a vaciar la gráfica, fueron los propios vecinos los que alertaron a los despedidos y lograron que no la desplumaran totalmente.
Fue el 23 de diciembre en horas de la noche. “El dueño de Gráfica Vulcano, Fernando Blanco, junto con el encargado Marcelo Gómez, vinieron a sacar todas las máquinas y la mercadería de la empresa. Había un camión en la puerta que se llevó varias cosas y dos flotes a la vuelta del lugar. Gracias a los vecinos, el vaciamiento no fue total”, explica José Ricardo Sarmiento, quien trabaja desde hace más de 30 años en la empresa.
Desde entonces, los trabajadores sostienen un acampe en la puerta de la gráfica. Junto a la ayuda de cooperativas, el gremio y los vecinos, comenzaron a turnarse para sostener la presencia en el lugar e iniciar los trámites para conformar una cooperativa propia que les permita seguir trabajando.
En la imprenta trabajaban alrededor de 60 empleados y durante 2014 comenzaron los despidos: “la empresa ya venía en una situación económica difícil, pero de la noche a la mañana empezaron a despedir a compañeros que tenían hasta 30 años de antigüedad sin pagarles un peso. Hoy, la mayoría está en juicio contra la empresa. Después entró en convocatoria de acreedores y finalmente quisieron vaciarla. Nosotros no podemos soportar más, necesitamos mantener nuestra fuente de trabajo”, relató Sarmiento.
“Hay gente que tiene un mundo y otros tenemos una baldosita”
Los trabajadores tienen expectativas en las resoluciones que tome la justicia y en las posibilidades de organizarse por sí mismos. Del dueño mayoritario de Vulcano, Fernando Blanco, no esperan nada, ya que es el mismo que ingresó casi a medianoche para vaciar la gráfica. “No dio la cara, cambió la cerradura… y el socio minoritario tampoco apareció. Hay gente que no la para la policía, ni la justicia, y que engaña a los proveedores, estafa con impunidad. A veces no se entiende cómo hay gente que tiene un mundo y otros una baldosita”, manifestó.
Actualmente, el Juzgado Comercial 19, a cargo del juez Gerardo Santicchia –quien intervino también en la causa de la quiebra de la imprenta Donnelly– ordenó una custodia policial permanente para que no vuelvan a intentar vaciar la empresa. “El parcial vaciamiento que ya hizo Blanco fue una burla a la justicia. Se llevaron alguna maquinaria, pero nosotros tenemos todo inventariado y estamos a disposición del juez. Para impedir un posible nuevo vaciamiento es que acampamos y vamos a mantener la guardia en la gráfica”, dice otro de los trabajadores.
Las 20 familias que continúan defendiendo su puesto de trabajo se muestran convencidas. No pasaron unas felices fiestas y no tendrán vacaciones. Tampoco aguinaldo. De hecho, el último mes trabajado tampoco lo cobraron. Por eso agradecen toda la ayuda: la de quienes pasan, la de vecinos y vecinas, la del sindicato, la de las cooperativas. Una palabra de aliento o un alimento para sumar a los días y noches que pasan allí es bienvenido.
“Tenemos la esperanza de poder construir una cooperativa, conservar nuestro mismo trabajo. Vamos a defender nuestra fuente laboral hasta las últimas consecuencias. No sabemos hacer otra cosa, estamos preparados para trabajar y llevar nuestro pan a la casa. Somos gente trabajadora. Por tantos años de laburo, por el sacrificio, por nuestros hijos, lo único que pedimos es que nos dejen trabajar”.
En octubre del año pasado se dio concurso preventivo a Establecimiento Gráfico Vulcano SA. El Juzgado 19 y el juez Gerardo Santicchia designaron un interventor coadministrador en la imprenta y mantienen una consigna policial hasta, al menos, principios de febrero. Los trabajadores realizaron una conferencia de prensa la semana pasada, en la que recibieron el apoyo de diversos sectores de la población que hoy acompañan el reclamo de los despedidos de la gráfica. Mientras tanto, las familias se las rebuscan para sobrevivir, con la esperanza de que habrá justicia y podrán volver a trabajar.