La cooperativa de fotógrafos Sub presenta desde el pasado 20 de julio hasta el próximo 23 de agosto una muestra de fotos sobre la cantante popular Gilda, ícono de nuestra música tropical y de la cumbia argentina.
Hace ya más de diez días que la Galería ArtexArte, ubicada en Lavalleja 1062, es sede de una nueva muestra fotográfica sobre la cantante de cumbia argentina Miriam Alejandra Bianchi, conocida popularmente como Gilda.
En esta ocasión, la exposición es realizada por los integrantes de la cooperativa de fotógrafos, artistas y militantes Sub, con curadería de Victoria Verlichak. Inaugurada el pasado sábado 20 de julio por la tarde, podrá visitarse hasta el día 23 de agosto.
Una de las autoras de la muestra, Gisela Volá -integrante de Sub- señaló que esta obra actualmente en exposición está dedicada fundamentalmente a los seguidores de la cantante y que se pretende de este modo recordarla y celebrar “esa fiesta en lo sagrado”. “Gilda cura, ayuda, resuelve problemas de plata o de amor a quienes creen en ella; es una santa popular. Quizás no sea realmente Gilda sino la fe que ponen sus seguidores, hoy convertidos en devotos”, propone. Y agrega: “Con un amor incondicional, sus fans construyeron una religión pagana donde conviven en armonía el ritmo de la música tropical y la sensualidad de la cumbia, las flores de plástico y los colores mágicos”.
Hoy por hoy, Gilda integra el santoral popular argentino como pocos artistas. Nacida en Buenos Aires, la cantante murió el 7 de septiembre de 1996 a los 35 años junto con su hija, su madre y tres músicos en un accidente de tránsito mientras se dirigía a un show. Luego de este hecho, el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos, se convirtió en un santuario cuyo mayor espacio sagrado es el propio colectivo que la trasladaba.
En ese lugar parecen prolongarse los “milagros” que ya se le atribuían a la cantnate en vida y esto es lo que Sub busca retratar, la fe y la fidelidad popular ante el ídolo, con la intención de conjugar una ofrenda al paganismo “rutero”. Por eso en este ensayo fotográfico relatan un mundo fantástico en el que conviven las noches de cumbia, las promesas cumplidas por Gilda y los fieles/fans de su “religión” y su música tropical.
La exposición explora el tema bajo tres formatos visuales: diez imágenes de gran tamaño, un video que entrevista a seguidores y algunas de las personas retratadas, y una instalación. Con propuestas como esta, Sub continúa desarrollando una mirada popular y alternativa en la producción artística y cultural de nuestro medio.