Por Redacción Marcha
Con la ciudad de Buenos Aires sitiada, comenzó la Cumbre del G20, protagonizada por los líderes responsables del hambre y la miseria en el mundo. En las calles y desafiando la militarización del gobierno nacional, miles de personas se manifestaron contra las políticas que sacuden a los pueblos de la región.
La Cumbre del G20 tiene casi 20 años, aunque desde 2008 se toma con mayor relevancia por los gobiernos miembros, transformando esta reunión mundial con características técnico- económicas en un modelo estratégico, sumando la participación de los Jefes de Estado que la componen. En 2018 tocó Argentina, en el marco de una crisis económica mundial en que se ponen de manifiesto las diferencias entre las principales potencias económicas, dejando de lado el objetivo de avanzar en soluciones para los pueblos del mundo (si es que alguna vez existió tal objetivo).
La novela de Trump subiendo y bajando reuniones, argumentando contra la “economía depredadora china” algunas horas después de que Macri alcanzara acuerdos bilaterales con el gigante asiático, son algunos de los ejemplos que ilustran esta Cumbre, de forma tal que su fracaso está anticipado. Aunque bien sirvió como show mediático digno de una forma de hacer política que pretende a la ciudadanía como mera espectadora. Porque en lo concreto, nuevamente y como en la OMC, no habrá acuerdos entre imperios dominantes. Mientras, en la variante local, la crisis del sistema capitalista y del gobierno se manifiesta hace mucho con el descalabro económico que recae sobre la clase trabajadora y desocupada con ajustes presupuestarios, aumentos de precios, pérdida del poder adquisitivo, desempleo y precarización y, por supuesto, represión a las y los que luchan y levantan voces disidentes.
El plantón de Donald Trump a Mauricio Macri en la gala de presentación, el papelón del acuerdo con China repudiado irónicamente por el presidente de los Estados Unidos, la demora de Gabriela Michetti en recibir al presidente de Francia, Emmanuel Macron, son más que errores de protocolo, ponen de manifiesto el “juego sucio” de la Cancillería argentina y las diferencias al interior del bloque gobernante a una semana de que el Ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, haya tenido que renunciar por el fracaso en la seguridad de…un partido de fútbol. La crisis es económica, pero también política y evidente.
G20: ¡Go home!
Ante esta Cumbre la estrategia del gobierno de Cambiemos fue clara: generalización del miedo a través de los medios/ empresas hegemónicas de comunicación; detenciones, persecuciones, intervención de líneas y campañas contra las organizaciones sociales, medios populares y organismos de Derechos Humanos; estigmatización de la lucha anarquista; el cierre de la causa sobre la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado, junto al desfile de los millones de dólares invertidos en artillería militar. Estas decisiones políticas se complementaron de forma tal que la represión con gases y balas a la marcha -a la que intentan acostumbrar durante los últimos años- no fuera necesaria.
El único objetivo que el gobierno conservaba al presidir la Cumbre se centró en mostrar una ciudad sin violencias y sin hambre. Es así que días atrás la habían “limpiado” de las miles de personas en situación de calle y a continuación, en su -otra vez- escueto discurso, Macri agradeció a las y los ciudadanos por haber dejado la ciudad como lo había solicitado. Este, era su último recurso ante la falta de acuerdo político internacional, celebrar que casi por primera vez la Cumbre de los más poderosos sucediera sin “conflictos”. Era, también, la manera de reivindicar los millones invertidos ante la presencia de Lagarde. Con una ciudad sitiada, ocupada por un operativo de seguridad que tuvo el objetivo de mostrar a la sociedad el abuso de poder al que nos acostumbró el macrismo (y que seguramente sea el sello en la historia reciente); y que fue solo comparable con la dictadura militar, porque mientras que para la guerra de Malvinas de 1982 se enviaron a 22 mil soldados, para la realización de la Cumbre fueron 23 mil los oficiales que blindaron la ciudad. A eso se suma la operación mediática que intentó atemorizar a la población, donde hasta la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se atrevió a “mandarnos de vacaciones”, para vaciar el centro urbano.
Sin embargo, y a pesar de, quienes luchan estuvieron en las calles respondiendo a las amenazas con más organización y cuidado. En una tarde radiante, se realizó una gran movilización para repudiar la presencia del G20 y las políticas que representa. La marcha recorrió la ciudad de Buenos Aires, desde la Av.9 de Julio y San Juan hasta el Congreso, bajo la consigna: “Fuera G20/ FMI. Por las soberanías política, ambiental, cultural y económica de nuestros pueblos y nuestros cuerpos”, y estuvo integrada por miles de personas, integrantes de organizaciones sociales, movimientos populares y feministas, partidos políticos de izquierda, sindicatos y organismos de Derechos Humanos.
Mientras en el Centro Costa Salguero se realizaba la “foto de familia” del G20 con quienes son mal llamados “líderes del mundo”, en el centro de una militarizada ciudad de Buenos Aires, las columnas, los bombos y la mística colorida de la organización popular y la resistencia a toda forma de colonialismo, decía presente en las calles. Les militantes estuvieron presentes para, con creatividad y alegría, decirle al G20 que las políticas que favorecen a las corporaciones no son bienvenidas. Incluso, como en los Encuentros Nacionales de Mujeres, la desconcentración sirvió para caminar las calles de la ciudad al grito de “fuera yuta, fuera”. No faltaron en las columnas la presencia de delegaciones regionales e internacionales como finalización a la semana de Acción que culminó con la Fuera G20, representando luchas como la mapuche, contra el fascismo de Bolsonaro en Brasil o por una “Palestina libre”.
En la mañana de hoy, algunos medios que ofician como voceros de los poderosos, se atrevieron a afirmar que “la paz reinó” durante la marcha por la falta de las y los anarquistas. También, sostuvieron que eso fue, en parte, por el acuerdo con las organizaciones sociales y de izquierda sostenida con el gobierno. Sin embargo, por todo lo dicho la ecuación es evidente, no hubo conflictos, caos, ni infiltrados/as porque el gobierno decidió mostrar su cara “pacífica” ante el mundo que mira el show del G20. Los movimientos y partidos nunca deben olvidar que la represión es la decisión política de quienes gobiernan y tienen el control de las armas y no de quienes se manifiestan. La construcción del enemigo interno, como el pueblo mapuche y las y los anarquistas es parte de este intento de división de la lucha.
Nos quieren sumisas y de “feriado”
Paradójico, en el país de los más de 30 Encuentros (Pluri)Nacionales de Mujeres (Lesbianas, Travestis y Trans), del “Ni una menos”, del “Paro de Mujeres” y lxs millones reclamando “Aborto legal ya”; y mientras las feministas marchaban visibles con sus consignas en cada columna de la marcha contra el G20/ FMI, Juliana Awada, recibía a quienes llamó “los cónyuges” (sic), o sea, las acompañantes de los primeros mandatarios cristalizando de esta forma la mirada del gobierno de Cambiemos sobre las mujeres: la de ser adornos, con vestidos millonarios pero apelando a la “igualdad de oportunidades” y al “diálogo entre culturas” para cooptar las banderas del movimiento de cambio más poderoso del mundo y que durante la Semana de Acción Global logró ser uno de los más críticos.
El día anterior a la marcha había finalizado, con diferentes actividades alrededor del Congreso, la “Cumbre de los Pueblos”, dentro de la Semana de Acción Global “Fuera G20/ FMI”, ocasión en que más de cien organizaciones sociales y políticas y los movimientos populares y feministas debatieron sobre las alternativas al capitalismo en su versión neoliberal y compartieron estrategias para la lucha conjunta más allá de las fronteras formales que pretenden separar las opresiones que nos hermanan, sobre todo en Nuestra América. Con intensa participación, la Cumbre de Los Pueblos se celebró en las calles para debatir la agenda compartida: Soberanía Alimentaria y las problemáticas de la tierra, el Foro Feminista en donde se realizó entre otras cosas el Tribunal Ético Feminista a las políticas del G20 y una Gran Asamblea; en la Carpa de la Confluencia Contra el G20 donde se debatieron estrategias de resistencia y se compartió la situación territorial de las organizaciones nacionales e internacionales presentes.
Una gran jornada que terminó con “Fiesta”, porque los pueblos celebramos nuestros encuentros con alegría. Y como toda celebración, también fue política. Desde el escenario frente al Congreso de la Nación, el jueves pasado por la noche, se invitó a marchar al día siguiente y se repudió el feriado obligado. Por ejemplo, las Kumbia Queers dijeron: “El de mañana no es un feriado, a no confundir un feriado con un Estado de sitio”. Y luego cantaron un tema dedicado a la represión sobre lxs que luchan que lleva adelante la Gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Mientas, cientas de personas bailaban, quizá como respiro. Porque se sabe, esto recién comienza y solo podemos vencer.