¿Qué lleva a que la identidad sexual de una persona sea noticia? ¿Por qué nos alegramos las pocas veces que un futbolista decide hablar sobre su homosexualidad? Las respuestas, claro, están a la vista.
Por Juan Stanisci
No hará falta la cámara encendida frente a un fondo negro ni un mensaje pensado de manera milimétrica. Tampoco que el club dueño del pase publique emojis con aplausos ni que otros equipos tengan que salir a bancar. No hará falta que un campeón del mundo como Jorge Valdano salga a mostrar su apoyo diciendo: “Qué esto sea un acto de valentía en esos días me parece denigrante para el fútbol. Nos tendría que avergonzar a todos los que estamos adentro del fútbol”.
¿Qué lleva a que la identidad sexual de una persona sea noticia? ¿Por qué nos alegramos las pocas veces que un futbolista decide hablar sobre su homosexualidad? Las respuestas, claro, están a la vista.
Pocos futbolistas en actividad se han animado a contar. Las historias no terminaron bien. Justin Fashanu se suicidó tras ser perseguido por el ambiente del fútbol. Wilson Oliver llegó a la conclusión de que “fútbol y homosexualidad no se puede”. Robbie Rodgers anunció dos cosas en conferencia de prensa: que era homosexual y que se retiraba, tenía 26 años. En nuestro país el arquero Nicolás Fernández de la Liga Cultural de La Pampa es el único que ha hablado abiertamente del tema. El australiano Josh Cavallo, el año pasado, también habló sobre su identidad sexual pero, a diferencia de los casos previos, sin alejarse del fútbol. Es quizás el indicio de que algo está cambiando. Algo que tal vez marque el camino para que estas declaraciones dejen de ser noticia.
Jakub Jancto publicó un video en sus redes sociales el lunes pasado. “Soy homosexual y no quiero esconderme más”, dice. Jancto busca vivir su vida, sus amores y sus decisiones en libertad. Que nadie tenga que andar preguntando sobre la elección sexual de otra persona. Que querer a otra persona no deba ser un acto de valentía, salvo por el amor en sí mismo.