Por Redacción Marcha / Fotos por Mariano Bruno
Luego de las denuncias judiciales, mediáticas y vía redes sociales contra el filósofo y profesor de las Universidades de Buenos Aires y San Martín, Dante Palma, por violencia sexual, psicológica y simbólica, denunciantes y estudiantes solidarias realizaron un escrache para repudiar su probable vuelta a clases.
“Palmas, palmas, palmas, fuera Dante Palma”, cantaban aplaudiendo en la puerta del decanato de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, unas 50 personas en solidaridad con las denuncias por violencias machistas realizadas por mujeres valientes contra el profesor y filósofo, mientras el vicedecano defendía la posición universitaria y según dijo, Palma se encontraba “ausente con aviso”.
Las y los estudiantes se presentaron ayer al primer día de clases pese a conocer la situación de Dante Palma y a sabiendas de que estaba anunciado el escrache para el horario del inicio de la cursada. Debía dictarse la clase de Filosofía del Derecho dentro de un aula ubicada en el segundo piso de Puán, sin embargo, hubo, desde las 15, quienes se disponían a impedirlo y que también fueron a hablar con las autoridades de la Facultad.
Quien las y los recibió fue el vicedecano Américo Cristófalo. Y durante casi dos horas, lxs estudiantes discutieron y le reclamaron que suspendieran a Palma y asignaran a un reemplazante para cumplir con el derecho a la educación para quienes no pueden ir en otro horario. ¿La respuesta institucional? Cristófalo, tomó a una chica del brazo y la zamarreó, hecho tras el que las y los estudiantes decidieron informar de la situación al resto del estudiantado que se encontraba en la Facultad.
“No quiero tener un profesor misógino”
“Hay muchos testimonios de chicas que lo acusaron siendo sus alumnas por sus maltratos en clase”, afirmó Julieta Petracca, una de las ex de Palma y que se animó a exponer las violencias que padeció para que la impunidad deje de ser cotidiana. “Me animé a venir para hablar con las agrupaciones estudiantiles que se estuvieron moviendo por esta lucha, pero fundamentalmente porque sabía que él no iba a presentarse”, agregó.
Para Petracca, “el decanato está dejando ´en banda´ a las y los estudiantes (…), es sabido que hay alumnas que fueron acosadas y están ejerciendo una protección política”, dijo Julieta, “no lo estoy persiguiendo, solamente estoy denunciando una situación de abuso que espero se resuelva lo más pronto posible y a beneficio de las estudiantes”. Dijo que hay estudiantes que relataron que el profesor llegó a decirles “´si no queres tener sexo conmigo no te apruebo´”, y en relación al escrache expresó que lamenta la situación por quienes pierden la cursada pero que tiene esperanzas de que “se pueda hacer algo”.
En abril de este año la Universidad de Buenos Aires (UBA) avanzó en el proceso de sumario sobre Dante Palma a partir de denuncias de estudiantes del Ciclo Básico Común (CBC) y lo mismo hizo la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) a través de su Programa contra la Violencia de Género.
“Es la segunda vez que venimos a pedir la suspensión preventiva de Dante Palma”, afirmó Luna Palmada, Consejera Directiva de la Facultad de Filosofía y Letras e integrante del Plenario de Trabajadoras, “lo pensamos como una cuestión de seguridad para las estudiantes y mientras se investiga y se realizan las denuncias, consideramos que es un condicionante para futuras compañeras que nos consta no quieren denunciarlo porque está en una situación de poder y porque se lo está protegiendo”.
Por su parte, el vicedecano de la Facultad, Américo Cristófalo, increpado por estudiantes dijo no saber “porque no se lo suspende”, aunque cuando le dijeron si estaba al tanto de la situación dijo “bueno, son denuncias nada más”. Cristófalo afirmó que, “en la medida en que no haya pruebas no constituye un caso de separación ni exclusión del cargo, al contrario, es una denuncia que al no tener pruebas, si se produjera una exclusión del cargo, se estarían lesionando derechos laborales que también son derechos atendibles”.
Cristófalo informó a Marcha que Dante Palma presentó su descargo en el sumario que inició la Facultad ante las denuncias y que ya tiene un primer informe, “si hubieran determinado que había motivos suficientes para separarlo del cargo, lo hubiéramos hecho”, declaró. “Mientras no haya pruebas de que esas denuncias tienen un sentido concreto, el profesor Palma no tiene que ser separado de su cargo, esta es la posición de la mayoría del Consejo Directivo de la Facultad”. Y criticando la praxis feminista de visibilizar las violencias, culminó diciendo que las denuncias son “especulaciones políticas contra la gestión”.
Palmada relató que se realizó una reunión con autoridades para tratar el pedido de alejamiento de Dante Palma, ocasión de la que no participaron la mayoría de las agrupaciones estudiantiles y en que “fue defendido con argumentos bochornosos”. “Exigimos que se lo suspenda de forma preventiva, que se investigue y se aplique efectivamente el protocolo constituyéndose los organismos y dispositivos que están contemplados”, y agregó, “tenemos el apoyo de docentes y no docentes, nadie quiere que venga una persona violenta a dar clases (…). Dante Palma puede decidir si viene o no a pesar de denuncias tan graves, y por otro lado, lxs estudiantes no lo vamos a permitir. Si no se resuelve por los medios legales, lo haremos con la acción directa y la organización”.
“Si un profesor está acusado, lo mínimo que esperas es que te protejan”, afirmó en pasillos una estudiante del práctico de los miércoles de 15 a 17, “estoy de acuerdo con lo que dicen lxs chicxs, es incómodo si viene ´el chabon´ porque tenes que cursar sin tratar de decir nada”, afirmó, y agregó, “una esperaría que la cátedra se haga cargo y ponga otro profesor”.
Por su parte, otra de las cursantes fue más categórica y afirmó, “no quiero tener un profesor misógino, vine a ver qué pasaba, tienen que dar explicaciones porque esto hace rato que se está denunciando”.
Un protocolo que no se aplica
En diciembre de 2015, las máximas autoridades de las Facultades de la Universidad de Buenos Aires firmaron el “Protocolo de intervención institucional ante denuncias por violencia de género, acoso sexual y discriminación de género”, anunciado en ocasión del primer “ni una menos”, exigido por la fuerza del movimiento estudiantil y aplicable a todas las Unidades Académicas, al Ciclo Básico Común, a los establecimientos de enseñanza secundaria, a las unidades hospitalarias, a todas las Secretarías de Rectorado y Consejo Superior y a todas sus dependencias. Un procedimiento que involucra el comportamiento y acciones realizadas por funcionarios/as, docentes y no docentes, estudiantes, personal académico, o terceros que presten servicios en las instalaciones edilicias de la Universidad.
El protocolo establece la recepción de las denuncias y brindar asesoramiento gratuito, el seguimiento de la historia de violencias a través de la designación de parte de las Facultades de una persona idónea que se erigirá como “referente o responsable” para el vínculo con las sujetas vulneradas, la realización de un informe de “evaluación de riesgo” en el marco de las leyes de protección de derechos y en el que se sugerirá recomendaciones de actuación; informe que se elevará a las autoridades de las Unidades Académicas, que decidirán “las medidas urgentes que el caso requiera”, siendo de aplicación “las normas disciplinarias vigentes de la Universidad”.
De avanzada y a favor de las sujetas violentadas, el protocolo también dice que “en ningún caso las acciones a tramitarse en el procedimiento administrativo universitario podrán hacerse depender del inicio o del resultado de las acciones civiles y/o penales”. Y entre sus principios rectores objetiva la importancia de que las denunciantes no sean revictimizadas a través de su exposición pública. Sin embargo, este texto no está vigente. Ni para todas las mujeres, ni para las ex parejas y estudiantes de la UBA que realizaron denuncias contra los ejercicios de Dante Palma, un varón reconocido, empoderado y devenido en violento.
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