El acuerdo entre la izquierda y el partido del presidente Emmanuel Macron será la estrategia para obstaculizar la victoria de la extrema derecha en el balotaje del próximo domingo en Francia. En primera vuelta el partido liderado por la extremista Marine Le Pen se impuso por un 33 por ciento de los votos y se encendieron todas las alarmas.
Por Redacción Marcha
Después de los preocupantes resultados en los comicios para el Parlamento europeo que se realizaron el 9 de junio, el presidente Emmanuel Macron resolvió adelantar las elecciones legislativas en Francia. En menos de 30 días, las y los franceses volvieron a las urnas y los resultados una vez más no fueron alentadores. La ultraderecha volvió a mostrar una tendencia en alza para competir entre los principales partidos que disputan las instituciones. El pasado domingo, Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, obtuvo el 33% de los votos y quedó en primer lugar frente a la coalición de izquierda denominada Nuevo Frente Popular con un 28% y, en tercer lugar, la alianza macronista que alcanzó el 21% de los votos.
El historiador francés Jérémy Rubenstein analizó los resultados y advirtió que al ver el mapa de la votación “geográficamente todo el país votó a la extrema derecha y en clases sociales muy distintas. De manera que, es preocupante”. Estos resultados también modificaron en buena medida las posiciones de los partidos en el juego electoral, “antes de las elecciones había tres bloques principales: la extrema derecha; los macronistas y; una coalición de izquierda que buscaba ser unida pero no lo era tanto. Ahora lo que cambió con las elecciones es que los macronistas quedaron como tercera fuerza y bastante más atrás de los demás”. Aunque este escenario modificó el rol de la izquierda para la analista política, Florence Poznanski, este “no es un buen resultado para las izquierdas, o sea las izquierdas hicieron un buen resultado pero la extrema derecha hizo un buen resultado también”, y añadió que en esta oportunidad la ultraderecha obtuvo un mayor caudal de votos que en las elecciones presidenciales de 2022. “Es un escenario donde las derechas nunca han sido tan importantes en el resultado parlamentario”, sostuvo Poznanski.
Con estos resultados se encendieron alarmas en diversos sectores, incluso en el fútbol, jugadores como Marcus Thuram, Jules Koundé y Kylian Mbappé llamaron a votar para “frenar a la ultraderecha”. Ni bien se conocieron los resultados buena parte de la población salió a las calles para aunar fuerzas detrás del Nuevo Frente Popular en la segunda etapa electoral que tendrá lugar el próximo domingo 7 de julio. El sistema francés prevé para las elecciones legislativas una segunda vuelta en los distritos donde ningún candidato o candidata alcance el 50% de los votos en primera vuelta. Aunque el escenario es preocupante, desde la izquierda ven posibilidades de revertir los resultados del domingo pasado. Una de las claves es la unión de las tendencias de izquierda dentro del Frente, la otra es el pacto entre las fuerzas que no comulgan con la ultraderecha para retirar las candidaturas que hayan quedado terceras y fortalecer así a aquellas que necesiten votos para ganar en segunda vuelta.
¿Cómo se convirtió la ultraderecha en una opción posible?
Después de la pandemia el fenómeno caracteriza en cierta forma un escenario internacional en diferentes países. El sistema de partidos tradicional llegó tarde a la pregunta y amaneció con resultados difíciles o directamente desfavorables en distintas partes del mundo. Para el historiador Jérémy Rubenstein “los resultados electorales en Francia de este domingo son una especie de catástrofe pero, a diferencia de Argentina donde mucha gente ha sido sorprendida, en este caso diría que no hubo tanta sorpresa, pero golpea igual”. El proceso de Francia podría pensarse desde hace 40 años aproximadamente, y un mojón de ese proceso es la batalla que fue dando la familia Le Pen, comenzando por Jean Marie Le Pen, padre de la actual líder, cuando en 2002 llegó a la segunda vuelta presidencial. Por otra parte, hay que considerar la relación que los diferentes gobiernos tuvieron con la ultraderecha en este tiempo. El historiador sostiene que todos los partidos cuando llegan al gobierno “juegan con la extrema derecha como una especie de diablo con el cual reforzar sus gobiernos”. Se presentaban como la única opción partidaria o presidencial para salvar a Francia frente a la amenaza conservadora. Pero durante esos años, el fascismo continuó sosteniendo su espacio en el sistema de partidos y también, incorporando adeptos. Desde la Guerra de Argelia y el fin del Imperio francés se podría rastrear este recorrido, al mismo tiempo que el racismo y la xenofobia creciente en la sociedad francesa encontró representación en la figura de Marine Le Pen y sus filas. Jérémy Rubenstein también señala con mucho énfasis que hay un tercer factor a considerar y es la reconfiguración del mapa de medios masivos de comunicación. El multimillonario Vincent Bolloré constituyó una concentración cada vez más amplia marcada por una fuerte tendencia ideológica. “Es católico tradicionalista, muy reaccionario y que, comprando canales, periódicos y grupos editoriales armó una especie de bloque mediático muy reaccionario, un poco a lo Murdoch con Fox News, acá en Francia se llama CNews; es el equivalente. Hay muchísima desinformación, opiniones totalmente sueltas sin fundamentos todo el día”.
Desde el espacio de Francia Insumisa, Alicia Castigliego, argenita reisdente en Francia, docente, feminista, consejera municipal en Saint Germain, comenta que este escenario es “resultado de un claro logro del gobierno nacional Emmanuel Macron que ha llevado adelante una política de exclusión y de desigualdad. Desmanteló los servicios públicos como la educación, la salud y sin reaccionar ante el aumento de de la inflación que provocó una suma importante de los de los precios artículos básicos como la energía, el gas y todo esto que no fue acompañado con el aumento de salarios”. Alicia recordó también la movilización contra la reforma previsional del año pasado que llevó a casi 3 millones de personas a manifestarse en las calles en contra de la iniciativa. En este sentido, y en la línea de la reflexión que propone Jérémy Rubenstein, “de decepción en decepción y de promesas incumplidas, se pasa del 30 por ciento al 40 por ciento y acá estamos”.
Hace falta un proyecto político que no proponga esconder un elefante en una habitación
De modo que habrá que ver cómo se configuran las estrategias para llegar al domingo. La unidad de las izquierdas y el compromiso de retirar las candidaturas de los terceros puestos es la primera estrategia a mano para jugar como un torniquete contra la ultraderecha, pero claramente además es necesario un proyecto político.
“Es un escenario donde las derechas nunca han sido tan importantes en el resultado parlamentario”, reflexiona Florence Poznanski. “Lo que no sabemos, es si este va a ser un gobierno de extrema derecha, racista, machista y racista”, afirmó la analista, “o tendremos en algunos casos medidas todavía progresistas como a veces lo hacía de manera muy puntual el gobierno Macron. Es importante decir que en el gobierno de Macron sobre propuestas de las izquierdas se logró la constitucionalización del aborto. Eso nunca se hubiera hecho en un gobierno de derecha conservadora y todavía menos en un gobierno de extrema derecha. Es algo simbólico pero que mantiene el impacto claro sobre la realidad de las mujeres”. Es prioritario dotar de “más presupuesto para acompañar a las mujeres en situación de violencia, a los jóvenes, para defender la autonomía y la posibilidad de disponer de su cuerpo, para defender las líneas de participación”, destacó Poznanski.
La derechización de la arena política francesa es insoslayable. Las izquierdas intentarán constituir la mejor unidad posible en las filas del Nuevo Frente Popular en un sistema en el que, aunque la asamblea legislativa defina a su Primer Ministro, la Constitución centraliza mucho el poder en la figura presidencial. Jean-Luc Mélenchon es el presidenciable por Francia Insumisa, pero en un escenario mediático tan tomado también por la derecha y ultraderecha Mélenchon es mostrado como una figura radicalizada de la izquierda. Esto “en términos de programa político es totalmente aberrante, porque el programa es básicamente socialdemócrata”, afirma Jérémy Rubenstein que, por otra parte, hizo referencia a la posición en defensa de la causa palestina y recordó que “hubo una campaña muy fuerte para hacer creer que Francia Insumisa era un partido antisemita, es más, hubo políticos y periodistas que dijeron Francia Insumisa es el primer partido antisemita del país. Es una falacia absoluta, más teniendo en cuenta la tradición totalmente antisemita de la ultra derecha francesa”. En paralelo, surgió otro referente en el espectro de la izquierda, François Ruffin, que se hizo cargo de la socialdemocracia y tal como comentó el historiador y dijo ‘el programa (de la izquierda) es socialdemócrata, yo soy socialdemócrata’.
Para analistas y encuestas el escenario todavía es incierto en cuanto al resultado. El acuerdo entre el Nuevo Frente Popular y el macronismo puede complicar a Agrupación Nacional. Las inquietudes giran en torno a qué tipo de mayoría podría alcanzar la extrema derecha en el parlamento. De lograr 289 escaños se conformaría como mayoría absoluta, en caso de no alcanzar ese número podría considerarse una mayoría relativa con la capacidad de tejer alguna alianza con la derecha más tradicional. Frente a estas posibilidades la fuerza liderada por Marine Le Pen encuentra más posibilidades de formar gobierno. Para las fuerzas del centro y la izquierda, el desafío será sostener la unidad estratégica de cara a las elecciones y en caso lograr bloquear en los resultados a la ultraderecha, replantear acuerdos y tensiones internas para gobernar.