Se realizó en la Ciudad de Buenos Aires el 1º Foro Agrario Nacional, organizado por agrupaciones campesinas, indígenas y de la agricultura familiar que trabajaron en la construcción de un Programa Agrario Soberano y Popular.
Por Ignacio Marchini y Camila Parodi
El pasado martes 7 de mayo se inauguró en el microestadio del Club Atlético Ferrocarril Oeste de la Ciudad de Buenos Aires el 1º Foro Nacional Agrario. Una iniciativa superadora que se propone la unidad en acción entre las distintas organizaciones campesinas, indígenas, sindicales, universitarias y de la agricultura familiar de la Argentina. Con el objetivo de construir un Programa Agrario Soberano y Popular, más de 3000 delegados y delegadas que representaban a 80 organizaciones debatieron durante dos días en torno a la problemática del acceso a la tierra y elaboraron propuestas de políticas públicas para quienes asuman el Poder Ejecutivo en diciembre de 2019 por los próximos cuatro años. Participaron, a su vez, referentes de distintas experiencias de luchas por el derecho a la tierra provenientes de Brasil, Paraguay, Venezuela y Bolivia.
¿Por qué un Foro Agrario en un año electoral?
Si bien las políticas del modelo agrario y exportador de la Argentina tienen una continuidad desde finales del siglo XIX, esto se ha modificado en las últimas décadas. Por su parte, las políticas de los últimos cuatro años de gobierno de Mauricio Macri profundizaron un modelo económico y productivo que se ubica al servicio de los grandes terratenientes y monopolios cerealeros que concentran el 85% de las tierras productivas. No sólo eso, desde el Foro Nacional Agrario se destacó la complicidad de los terratenientes con el capital financiero, los monopolios exportadores y el agronegocio. A su vez, el vaciamiento de los organismos estatales como el INTA y Agroindustria imposibilita la continuidad de políticas de subsidios a los pequeños núcleos de producción campesina y familiar.
Este accionar da como resultado, por un lado, el deterioro de las producciones regionales, como así también la implementación de políticas de represión, abandono y desalojo de agricultores familiares que inhabilitan su producción y comercialización. Por eso, el debate sobre “otro modelo”, el de la agricultura familiar que tenga una mirada integral sobre el uso de la tierra, las semillas y las personas que las trabajan resulta imprescindible en los tiempos que corren.
En ese sentido, la organización y visibilización de la lucha campesina y de pueblos originarios ha logrado irrumpir tanto en el cotidiano urbano como así también en la agenda política con la implementación de los distintos verdurazos, frutazos, feriazos, cortes de rutas, ocupaciones de tierras y resistencias a los desalojos, tal como lo señalan las organizaciones convocantes al 1° Foro Nacional: “Enfrentamos este modelo para plantear rumbos diferentes y reivindicaciones puntuales”, señalaron en su convocatoria y manifestaron que “nuestras luchas han puesto de manifiesto que no hay un solo campo y que el esquema agroexportador salvaje no es lo mejor para los intereses del pueblo en su conjunto”.
“Un esfuerzo de unidad”
¿Quiénes se adueñan del litio de Catamarca, Salta y Jujuy? ¿Quién se apropia de los minerales a través de la minería a cielo abierto en todo nuestro país? ¿Quiénes se apropian de la renta agraria en la zona pampeana y extra-pampeana? ¿Quiénes tienen el control de la producción y comercialización de la soja en la Argentina, en el sur de Brasil, en las regiones orientales de Bolivia y Paraguay y en el litoral de Uruguay? ¿Quiénes tienen el control absoluto de nuestro mar? Todas esas preguntas se hicieron las y los que soñaron con el 1° Foro Nacional Agrario. Sabiendo que las respuestas encuentran un común denominador que tiene que ver con el actual modelo productivo, financiero, extractivista y que por eso no pueden responderse en soledad sino desde el entramado que se organiza contra todas esas caras.
Que en tiempos de fragmentaciones y egoísmos pre-electorales se realicen procesos de unidad debería ser, desde ya, un motivo de celebración. Sin embargo, la creación del 1° Foro Nacional Agrario fue más allá de la foto esperada y se consolidó con la elaboración de un programa de construcción colectiva. Se trata de una serie de puntos que integra las principales problemáticas de un sector que, lejos de ser integrado en las propuestas de las y los candidatos 2019, es sistemáticamente invisibilizado tanto por los gobiernos de turno como por parte del mismo campo popular.
Mientras el desconcierto electoral aumenta, las y los productores de los alimentos no le tienen miedo a las definiciones ni al largo plazo y exigen la Reforma Agraria, para construir “una política antagónica al modelo agroindustrial concentrado, extranjerizado y expulsivo”, como lo señalaron en un documento construido desde una visión plural, participativa y democrática.
“Estamos convencidos y convencidas de que sobre la base de otro modelo, nuestro modelo agroecológico, se asienta la esperanza de la humanidad y el Buen Vivir con la Madre Tierra, en beneficio de la población, partiendo de las organizaciones de base y desde el impulso de los Estados Nacionales que se enfrentan al neoliberalismo y neocolonialismo”.
Voces protagonistas
Durante la noche del lunes 6 y la misma mañana del día martes 7, cientos de micros y personas de a pie llegaban a las instalaciones del Club ubicado en el barrio porteño de Caballito. Con sus productos, carpas y banderas comenzaron a teñir de organización el espacio. Yerba misionera, leña chaqueña, conservas y mermeladas santiagueñas acompañaban a las distintas producciones de frutas y verduras agroecológicas que eran ordenadas como piezas de museo en la feria. Mística necesaria para la exposición de alimentos sanos y libres de agrotóxicos, esos que escasean y sorprenden en las ciudades.
Para comenzar, las y los distintos referentes de las organizaciones convocantes al Foro realizaron un saludo de bienvenida en un estadio repleto. Antes, Rosalía Pellegrini, integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), había comenzado a arengar a las y los presentes: “Queremos decirle a la clase política que tenemos propuestas, ¿o no compañeros?” preguntó. “¡Sí!”, respondió la multitud en un grito unificado.
“Quienes defendemos la soberanía alimentaria día a día somos las y los pequeños productores, queremos ser escuchados por el Estado que tanta falta nos hace”, afirmó sobre la importancia de la presencia de las y los protagonistas. “Somos miles, nos están matando, por eso tenemos el propósito de unificar, reivindicar todas las luchas que tenemos”, finalizó Pellegrini para dar lugar a la apertura.
A continuación, Ángel Strapazzón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), destacó “el esfuerzo de haber viajado desde todo el país” y afirmó que “nunca se había hecho esto, nosotros y nosotras tenemos propuestas y no importa la bandera, acá somos todos pequeños productores, campesinos y hasta trabajadores del Estado, haciendo historia en un año electoral”. A continuación recordó a las y los integrantes de las diversas organizaciones presentes que es tiempo de alzar la voz campesina, ya que “somos los que generamos trabajo en este país”. De ahí la importancia de un programa agrario que la contemple. “Un campesino sin tierra no es nada, vamos a luchar por un plan integral, por la comercialización, por nuestros derechos,” manifestó, y para finalizar desafió “que les quede claro a los políticos que los campesinos y campesinas estamos levantando la cabeza y somos miles en todo el país”.
Por su parte, la trabajadora del cinturón hortícola de La Plata de la UTT, Zulma Molloja, se refirió al actual contexto socioeconómico y exigió que “no decidan estos gobiernos neoliberales por nosotros, nosotros trabajamos en el sol, el frio, calor, lluvia, con nuestros hijos, para alimentar al pueblo argentino”. Y recordó a sus colegas que “hace años que sufrimos la falta de vivienda digna, pagando alquileres carísimos, como los insumos”.
Es por eso que es necesario un acuerdo colectivo en el corto plazo. A su vez, señaló que “queremos cambiar el modelo de producción que nos mata y trabajar agroecológicamente, queremos alimentar al pueblo y no envenenarlo, que sepan qué están comiendo” y reforzó que “tenemos que romper esto y cambiar el modelo de producción”. En ese sentido, para Molloja el 1° Foro Agrario Nacional es “la instancia para decidir entre todas y todos, para ponerse de acuerdo con todas las organizaciones. Necesitamos políticas públicas para nuestro sector”.
Diálogo de saberes
Como las experiencias y problemáticas presentes eran diversas, se priorizó esa caracterización para la metodología del encuentro, de forma tal que el trabajo en comisiones fue central. De esta manera, veintitrés comisiones se llevaron a cabo durante la tarde del martes y la mañana del miércoles. Esta propuesta de diálogo integró a las y los distintos delegados del campo popular que tienen prácticas en torno a la soberanía alimentaria.
Campesinas/os, indígenas, trabajadoras/es rurales, trabajadoras/es del Estado, productores, agricultores familiares, agroquinteros, comerciantes, consumidores y comensales, redes de comercialización, pequeños y medianos empresarios, cooperativas, técnicos, docentes rurales, académicos, científicos, universidades, afectados por las fumigaciones, medios populares, militancia social y política del sector trabajaron en grupos de 60 personas sobre distintas temáticas como mercado interno, tierra, agua, comercialización, modelo productivo, rol del Estado, el lugar de las mujeres y de la juventud, semillas, gestión, logística y también sobre las producciones específicas, ya sea horticultura, pesca, ganadería, lechería, forestal, cereales, entre otras.
La Comisión de Tierra fue central y estuvo integrada por 600 delegados y delegadas. Entre sus debates y propuestas se puntualizó en la importancia de un Programa de emergencia socio-productivo, en el mejoramiento de condiciones de los contratos de alquiler, el reconocimiento de la vivienda inmediata de la ley de agricultura familiar y el acceso a la tierra. Se destacó, también, la centralidad que tiene la producción agroecológica, tanto para la vida sana de sus consumidores como así también para el cotidiano de las y los pequeños productores.
“Nuestra lucha es internacional”
Durante el panel internacional sobre Políticas Públicas Agrarias, Soberanas y Populares, distintos/as referentes de experiencias latinoamericanas saludaron la iniciativa. Por su parte, María Emilia Pacheco, integrante de FASE de Brasil, destacó que “nuestra lucha es internacional, tanto en defensa de los sujetos de derecho como por la soberanía alimentaria y la agroecología”. En ese sentido, señaló la importancia de intercambio entre las organizaciones en defensa de la tierra, poniendo como ejemplo a la situación que actualmente atraviesa el país brasilero.
“Hay un proceso de profundización del neoconservadurismo, una ola conservadora de medias antipopulares” desde las cuales, para Pacheco, se quiere “eliminar la historia y combatir las formas de participación social”. Además resaltó que “queremos políticas de defensa de los campesinos”. Nélida Sifuentes es la Ministra de Desarrollo Productivo del Estado Plurinacional de Bolivia. Desde su experiencia de trabajo en la política pública, y atendiendo a la actual situación de crisis económica y productiva de la Argentina, profundizó en la importancia de generar alianzas entre productores y su ministerio, desde el cual se proponen “garantizar la producción primaria para la seguridad alimentaria de los pueblos”.
Para Pedro Ferreira de Oliveira Neto, del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) de Brasil, “la construcción de políticas públicas para el campo tienen que estar ligadas a un proyecto político para la sociedad en su conjunto”. En esa línea, explicó que existen dos proyectos, “dos modelos de producción que disputan tanto en Brasil, como aquí o en cualquier lugar del mundo: el del capital representado por las trasnacionales y el del campesinado que representan todos ustedes”, de forma tal que para el militante “necesitamos construir una agenda política que ponga en acción eso que queremos para la vida de nuestros compañeros y compañeras, que dispute contra el otro modelo”, destacando la importancia del Foro como potenciador de esa iniciativa de disputa.
También estuvo presente Belén Romero de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI) de Paraguay, quien señaló la importancia de plantear a las organizaciones como feministas, campesinas y populares. “Vemos necesaria la organización de las mujeres para poner nuestra mirada, desde lo que padecemos y sufrimos, porque somos doblemente excluidas y violentadas” afirmó, y en esa línea Romero expresó que “el patriarcado es un elemento fundamental en el capitalismo”. Como respuesta, encuentra en el rescate de las semillas nativas y criollas, como así también en la práctica de la agroecología, “propuestas políticas para que las mujeres puedan luchar por la tierra como una forma de emancipación en el territorio-cuerpo”, incentivando a las campesinas y pequeñas productoras presentes.
2020: para una Política Agropecuaria, Nacional, Soberana y Popular
En torno a las comisiones realizadas durante las jornadas del 7 y 8 de mayo se realizó un primer esbozo del Programa Agrario, Soberano y Popular, con propuestas de gobierno para el sector agropecuario tras el proceso electoral de este año. El mismo fue organizado tanto con propuestas de realización a corto como a largo plazo. A su vez, fueron integraron de forma trasversal los conceptos de soberanía alimentaria, tierra como territorio y hábitat y la construcción de un modelo productivo no extractivista. Se insistió, también, en la construcción de ideas desde una visión plural, participativa y democrática.
Entre las propuestas generales para una Política Agropecuaria, Nacional, Soberana y Popular, enumeraron:
1- Ley de reparación histórica de la agricultura familiar. Reglamentación y aplicación de la ley con participación de organizaciones de productores/as familiares, campesinos e indígenas con asignación presupuestaria suficiente. Adhesión de las provincias a la Ley de RhdeAF.
2- Democratización de las estructuras del sector público agropecuario con integración de las organizaciones y toma de decisiones vinculantes en sus intervenciones. Participación de las organizaciones del pueblo en el diseño, implementación y control de las políticas públicas agropecuarias.
3- Realización de foros en las 24 provincias para impulsar una ley nacional de presupuestos mínimos de aplicación de agrotóxicos.
4- Convocatoria a Foros Federales de discusión, análisis e implementación de una Reforma Agraria Integral.
5- Regulaciones que impidan prácticas monopólicas en todas las cadenas agroalimentarias (leyes como observatorio de precios, ley antimonopólica y ley de góndolas).
6- Mejoramiento de la infraestructura rural: caminos, servicios, comunicación.
7- Acceso a la tierra: Tierra para quien la trabaja, Tierra como hábitat.
8- Fomento a la agroecología como política de Estado.
9- Compra pública. Un Estado que privilegie los productos del sector y de PyMEs, proveyéndose de la producción de la agricultura familiar, y de las diferentes expresiones asociativas.
10- Fomento del Arraigo Rural.
11- Fomento de las cadenas cortas de comercialización para todas las cadenas productivas agropecuarias. como política de Estado.